Y yo con estas barbas

Relatos sobre mis experiencias y expectativas como padre novato


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Gritest Jits #8

Los Grandes Momentos de la incipiente vida de mi Lechona.

¡Ay, mi querida niña! Hace tanto (¿¿¿un aaaaaaaaño yaaaaa….???? ¡¡OU MAI GAAADDD…!!), mi pequeña Lechona, que no asomo un post de tus Grites Mouments, que ya casi ni recuerdo cómo iba esto… Y eso que hubo un tiempo en este blog, (lejano, ya lo sé, ya lo sé… No hace falta que me lo restriegues, ¿vale…?), en que creí que esta sección, pilar fundamental de este blog, sería la gran protagonista…

Son muchos meses sin asomar por aquí, cariño, pero papi ha estado liado; ha estado a otras cosas… No es excusa, pero mientras tanto, cuando se acordaba, le ha dado tiempo, en estos meses, a seguir anotando y recopilando alguna que ooooootra de esas joyitas curiosas que quedarán grabadas para siempre en los anales de tu biografía personal.

Qué dices… ¿Nos asomamos de nuevo juntos y de la mano, por lo que han sido algunos de esos grandes momentos tuyos de los últimos tiempos, ehhh...? ¡¡Hay cosas guapas guapas que contar, mi amor…!!

# Remonándonos al… ¿verano pasado? (¡Cielos…! Estoy dándole un nuevo significado al término «dejar las cosas para mañana…» -glups-), en agosto, nos fuimos por primera vez de camping… ¡¡Y dormiste por primera vez en una tienda de campaña!! ¡¡En Gredos!! Fue de lo más molón, y no faltó de nada: cortapichas en la tienda, tormentones nocturnos de verano (¡el mismísimo Thor ofició aquella noche, por Tutatis, y creo que se picó con el gran Zeus para ver quién era el más machito del corral y quién dejaba caer más rayitos por metro cuadrado!), un frío que pela… ¡¡Grandioso!! 🙂

# Esta es buena: el 21 de septiembre comenzaste a sacarle partido a esa percepción visual tuya tan aguda: ¡te encontraste tu primera moneda por la calle! ¡Una hermosa y brillante moneda de 2 céntimos! ¡Maravilloso! Esperamos Mami y yo, que sea la primera de muchas. Y cuando aprendas que lo que mola de verdad es encontrarse billetes y no monedas… ¡¡Lo vas a flipar, créeme!! Eso sí, aquí tenemos controversia a la vista: Mami afirma que no fue esa la primera vez; pero yo no oficié de fedatario de aquel momento, así que por aquí, lo dejaremos registrado como está ahora… Así que esta es la buena, ¿estamos…? ¡Ea!

# Mismas fechas: septiembre. Operación Pañal. Orquestada desde la Escuela… pero he de decir que, respetando tiempos. La vieron preparada, y a lo largo de aquel mes, se fue solucionando de una forma sencilla y bastante rápida. Es uno de tantos post que se me quedaron colgando para explicarlo de manera más desarrollada… ¡Todo un clásico dentro de los blogs de maternidad/paternidad! Pero no me extenderé. Todo fue bien y quedamos muy contentos. Abandonar el pañal con apenas dos añitos justos, fue todo un logro, mi cielo… ¡Y créenos, que no es algo que Mami y yo echemos de menos!

# Saltamos a un fatídico 4 de diciembre y… ¡¡Tus primeros visitantes capilares!! ¡¡¡AGGHHSS…!!! ¡¡¡BRRRRRR…!!! Es pensar en aquellos pequeños mamoncetes chupasangres indeseables y sus pu..s impertinentes Huevecillos-Pegajosos-Del-Demonio y volver a picarme la cabeza… ¡¡AGGGRRRZZRRFFRR…!! -rasca, rasca-.

Piojos, uno de los grandes enemigos de los niños

# ¿Abril, ya…? Igual esto es un poco… escatológico, vale, pero es que eres mu apañá, mi niña, y es que nada más arrancar el mes, te veo por primera vez que ya te limpias la rajita tú sola… Porque como bien dices, ya eres una niña pequeña-mayor… ¡¡Aysssss…!!

# Y a vueltas con el pañal… El 18 del mismo mes, decides regalarme por mi cumple, otro momentazo: como ya eres directamente una niña mayooooorrr… ¡¡Decides que ya NO QUIERES el pañal de por la noche!! ¡¡Toma ya!! Esa sí que fue toda una declaración de intenciones. ¡¡¡YEAAHHHH…!!! 

# El 24 de junio, celebramos… ¡¡Tu primera graduación!! ¡Ya has terminado la guarde, y te vas al cole de mayores! Antes, en mi época, no había esta invasión de modas yankis que ahora todo lo invaden. Son una chorrada gigantesta, pero oye… Que verlos todo así con el disfraz de la toga, y el birrete de cartulina, y la bandita azul y tal… ¡¡Te da una cosica verlos…!! ¡¡Taaaaaaan monos, oyoyoyoy por favoooooorrrr por el amor de Diooorrrrrr…!! Te entra un tal así por dentro, que se me caían los lagrimoides a puñarajos… Yo, que no tuve ceremonia de esas ni cuando me gradué en la universidad, y tú, una microbio de dos años y nueve meses, ya con celebraciones y diplomas y jaranas de esas… Ay, esta vida loca, ¿qué te parece…?

# Y apenas un par de días después, seguimos con las celebraciones y diplomas: ¡tu primera medalla! En este caso, matronatación. Por haber acabado bien el curso y cerrar ciclo, igualmente. Pero oye, ¡una chapa es una chapa! Ya eres diplomada en… ¿¿Delfines?? ¡Jur jur jur…!

# Y terminamos este extenso repaso a algunos de tus Gritest, cielo, con algo de… ¡Ayer mismo! 19 de julio. Y es que, por desgracia, -que todo hay que decirlo…-, ayer te llevé y te cogí de la manita en tu… primera radiografía. Fiebres recurrentes que no se van ni tras tratamiento antibiótico, de origen desconocido, nos llevaron a ti y a mí, a asomarnos a un sitio con máquinas, en que una chica (bastante dulce, por cierto) te colocó una faldita de plomo y te sacó una foto. Una de las que, en el fondo, a ningún padre le apetece que le saquen a su hija o a su hijo. Pero bueno, por cuestiones del azar y que no vienen a cuento, te diré que tuve la ¿suerte? de poder apoderarme de ese pequeño tesoro interior tuyo, en una época en la que todo eso ya no está tan fácilmente al alcance de nuestras manos, ya que todo fluye por el cybespacio, y no por una placa de plástico oscura dentro de una bolsa: ¡¡¡Tengo tu radiografía…!!!

La primera radiografía de mi Lechona.

De todas maneras… tú, al igual que yo, sabemos que, aunque es una foto de tus hermosos huesos y tus órganos… lo más maravilloso que hay dentro de ti es otra cosa: es esa magia, es ese amor, es ese misterio e imaginación, es ese potencial y ese corazón que te hace ser tan especial y tan increíble. Eso, no hay foto que lo capte… Y, pensándolo bien… Ni falta que hace, ¿verdad? 😉

 

¿¿¿Cómo… Yaaaa…??? ¿¿¿Un año entero para solamente haber recopilado estas… estas… estas…??? … …

… Sí. Vale. Estás indignada. Lo sé. Prometo que este año estaré más al loro y lo haré mejor. Palabrita.

…Pero SABES QUE TE QUIERO UN MOGOLLÓN DE MOGOLLONES DE TRILLONES, ¿¿VERDAD…?? ¿Eso cuenta…?


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El libro que quiero que leas

Hoy vengo con una propuesta curiosa, mi pequeña Lechona…

A estas alturas del futuro, cuando leas esto, ya sabrás seguramente que la lectura es algo a lo que damos mucha importancia en casa. Una importancia VITAL. Y no solamente nosotros se la damos, no te vayas a creer, que hay mucha otra gente que piensa como mamá y como yo.

A estas alturas, y ya ves cómo tenemos la casa de libros y de cómics. Letras, letras y más letras. Y muchas de esas letras ya te corresponden por derecho, por herencia, porque nos da la gana, y lo nuestro es tuyo… Están ahí, y estarán ahí, para ti, siempre que los quieras y necesites.

Mamá y yo tenemos una historia literaria detrás, la nuestra propia. Y tú tendrás que forjarte la tuya propia, mi vida, a golpe de pluma y tecla. A golpe de guarda y página.

Eso no quiere decir, que no pueda haber nexos de unión; que no haya un acercamiento entre lo que fueron nuestros gustos y lecturas respecto a lo que serán los tuyos. Y hoy vengo precisamente a eso. Hoy quiero hablarte de la que fue la primera lectura de la que tengo recuerdo, y con la que aprendí a formarme como lector; es el libro con el que aprendí a leer…

Hoy quiero recomendarte un libro, un PRIMER LIBRO. Aprovechando que llega el Día del Libro, hoy te presento uno de los libros que marcó la infancia de papá… Se trata de Jim Botón y Lucas el maquinista.

Jim Botón y Lucas el maquinista es un libro realmente especial. Verás: se trata nada más y nada menos, que de la primera obra de éxito del genial MICHAEL ENDE (cariño, apúntate este nombre a fuego en la memoria, porque será un escritor que te proporcione muuuuuchas y muy felices horas de lectura increíble; de historias interminables…), la cual ganó en su momento el premio al mejor libro infantil publicado en Alemania, su país. Y es que es un libro muyyyyy bueno.

No me extenderé en su historia. Basta decir que le perdimos la pista, el libro se extravió y no fue hasta muchos años después, que una buena amiga me lo volvió a regalar, y adorna de nuevo la estantería en sitio privilegiado de casa, junto a su hermano gemelo y continuación (también recomendable, por supuesto, como si se tratara de dos libros en uno, o más bien, uno, en dos partes): Jim Botón y los Trece Salvajes.

Los libros de Jim Botón, de Michael Ende
Hay mucha magia en este libro, cariño. Muchos hallazgos. Pasajes emocionantes, descubrimientos arrolladores. Y sentimientos. Y situaciones y personajes entrañables e inolvidables. Es un libro que te tratará con respeto, como lectora, sin edulcorarte la razón con tonterías, pero manteniendo la atmósfera aventurera y desenfadada que nutre cada una de sus páginas. Hay amor a la literatura, aquí.

Yo disfruté tanto con este libro cuando empecé a leer… ¡Que no recuerdo las veces que pude leerlo! Y quizás es esa, entre otras muchas, la labor de un padre: el que conoce y posee el valor de las cosas buenas, de los tesoros que se guardan a la vista en la estantería de casa, y que los desliza entre las manos de sus pequeños cuando cree llegado el momento oportuno; cuando vea que sus pequeños tienen ese brillo en los ojos, del ansia descubridora que da las ganas de conocer por fin, qué refulge misterioso en las entrañas de ese cofre…

Cuando estés empezando a formarte como lectora, ahí espero estar yo, por tanto, para deslizarte entre los dedos, esta joya, este divino tesoro literario, llamado Jim Botón y Lucas el maquinista.

Y cuando hayas dilapidado este primer tesoro, cariño, agárrate fuerte, bien bien fuerte, porque llegarán más Endes, llegará Dahl, llegará Verne, llegará Stevenson, llegará Tolkien, llegará Salgari, llegará Kipling, llegará Goscinny¡Llegarán tantos y tantos otros…! Los que yo conozco, y muchos más que desconozco por completo, y que podrían hacer, entre otras cosas, de tu infancia, quizás, la mejor época de tu vida…

Y no puedo ni imaginar un regalo mejor para ti, y casi lloro mientras lo estoy escribiendo. No se trata de cosas materiales, ni de… No lo sé. Se trata de ofrecerte libertad, a través de la lectura. Se trata de horas y horas de felicidad pura, de alegrías, de aventuras, de ampliar tu mundo, de hacerte volar una y mil noches, de vivir una y mil vidas, de potenciar tu imaginación, de comenzar una carrera en que solamente el día en que te apagues llegarás a conocer dónde y cómo termina.

Leer, y disfrutar leyendo, LO ES TODO. Leer te empujará a viajar, a estudiar, a conocer, a imaginar, a preguntar, a vivir, a amar, y también a odiar; a soñar despierta, a vivir dormida… Leer, y disfrutar de una buena lectura, es más que un regalo. Es un don y un privilegio. Uno de esos raros y maravillosos milagros que hemos inventado los seres humanos.

Ya aprenderás a disfrutarlo. Espero. Porque aquí tendrás siempre, cuando lo necesites, a tu padre dispuesto a deslizarte nuevos tesoros entre los dedos…


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Barbudos… NO, GRACIAS.

Hoy abordo un tema absurdo a la par que espinoso, para quitar un poco de hierro al post más seriote del otro día…

Como se acerca Jalogüin, época especial en lo que a sustos se refiere, hoy volvemos al tema piloso facial, tan característico de este blog, pero bajo otra perspectiva… Otra problemática que encierra esta idiosincrasia tan típicamente masculina, perpetua marca viril de nuestro género (y también el de las mujeres de circo…) Este post está dedicado a los sufridos e incomprendidos barbudos y barbados del mundo mundial.

El finde pasado se acercaron de visita mis tíos, por casa de mis padres. Y allí que aparece mi tío, con una hermosa y reluciente barba cana. Y de nuevo salió a relucir un tema que ha estado presente, desde el principio, en el subconsciente de mi queridísima Lechona. En concreto, y desde que nació, aquel era un marrón que le caía y convertía, casi en exclusiva, en pobre y abatida víctima a mi también entonces barbudo hermano mayor… El tío de la Lechona… El Tito H.

Hoy, en ¡¡¡…Y yo con estas barbas!!!: LA BARBA, COMO SÍNTOMA DE RECHAZO VISCERAL PARA LOS BEBÉS. (O: «tu barbuza de troll es un repelente para bebés, ¡so jipi perroflauta!»)

Venga, vaaaa… Al turrón: ¿en serio que ninguno de vuestros bebés ha sentido nunca rechazo por una barba…? ¿¿Nuuuuunca…?? Hablo visualmente, claro… (del otro rechazo, del de las barbas que pinchan al roce, ya comenté casi al inicio de los tiempos en este otro post…) Sí que es igualmente cierto que algunas barbas, o ciertos bigotes, tiene un aura, un atractivo que hipnotiza y divierte a la vez… Que invita al manoseo y al toqueteo de ese bebé que ronda por ahí. Vale. Ahora, obviemos ese pequeño detalle.

Nuestra Lechona, en varias ocasiones, siendo bebé, se ponía a llorar cuando un tío con barba se le ponía por delante. Se quedaba seria, miraba y remiraba con desconcierto sin que aquello le cuadrase del todo y… ¡zasca! Se ponía a llorar. ¿¿Pero qué demonios tienen las barbas, que asustan… que inquietan… que molestan… que acobardan… que angustian… que descolocan… que atemorizan… que amenazan?? ¡¡Pero si son de lo más monérrimas…!! Analicemos pues.

Desde luego, no es el pelo EN SÍ MISMO, eso está clarinete. No se asustan por nuestros peinados (normalmente, a no ser que seas la mascota secreta de Marilyn Manson), y están todo el santo día viendo pelánganos por todas partes: en CABEZAS, en BIGOTES, en CEJAS, en BRAZOS, en PIERNAS, en SOBACAZOS, en BERRUGAS DE ABUELA, en sus PELUCHES… (que por algo se llaman así, y son sus objetos fetiche…) ¡¡El pelo les rodea!! O sea, que tiene que ser otra cosa… Tiene que haber algo más. Algo que solamente una mente infantil, provista de un subconsciente primario, atávico, instintivo… puede percibir. ¡¡Y es que se me escapa, tú…!!

Barbas para asustar a niños.

Mi hermano, el Tito H,  es un tío de lo más majo. Un encanto, la mar de salao… Y se enrolla bien con los críos, normalmente. Pues mirad… La mayoría de las veces, bastaba un primer vistazo de nuestra Lechona, cuando él venía a verla, siendo bebé… ¡¡Y era echarse a llorar al momento, oye!! -«La maaaaaaadre que te fabricó, nena… Quién sería. ¿¿Pero esto qué eeeeeesss…?? ¡¡¡Pero si es el Tiiiiitoooo H… Que viene a verteeeee…!!!»- Pues nada, tú… ¡¡Un dramón!! Mi niña se meaba en las obras de Sexpir, en comparación de dramones, vamos… ¡La pobre! Igual se le pasaba al momento, o igual se tiraba media hora, esto era así. ¡Y mi hermano, el otro pobre, igual…! Ahí, aguantando el chaparrón. Que a veces tenía que desaparecer hasta que a la otra se le pasaba el mosqueo… Y el hombre ahí, con su resignación y su paciencia infinita. Una visita… Y otra visita… Y otra visita… Y otra visita. ¡Ten sobrinas para esto!

Y es que la barba tiene algo que da mal rollito… No sé… Pero es evidente. Yo me imagino un alma desalmada… Alguien sin corazón, que quiera dedicarse a hacer el mal por las calles y a asustar a nuestras pobres criaturillas… Y es que es tan fácil como dejarse barba y dedicarse a echar miradas. Nada más. Con eso simplemente, ya eres como Shrek, pero en chungo de verás. Y es que para los barbudos …debe ser la hostia de frustrante. Imagínate que eres como un oso amoroso… ¡Pues da iguaaaaal, nene! A ojos de un bebé, tu barba puede convertirte en un berraco neanderthal con cara de malas pulgas, y dejarte con la moral por las alcantarillas. De repente, y solamente por llevar barba, te presentas ante un bebé, y sin comerlo ni beberlo, te pones a jugar en la misma liga que gente tan chunga como NerónRasputín, Bin Laden, Tywin Lannister -con su barbita rala de una semana- o… ¡o el Tío Scar! ¡Esa gente seguro que se dio a la maldad porque les rechazaron sus sobrinillas y su débil corazón se emponzoñó de inquina y odio feroz!

Vale que también hay otros famosos barbudos que son iconos del buenrrollismo más pastelón: Papá Noel, Los Reyes Magos, Rubeus Hagrid, el Capitán Pescanova (-«¡¡Santa, viejo zorro… Desembucha!! ¡¡Cuál es tu secreto para caerle bien a los chavales!! ¿¿Es porque les tienes sobornados con tus paganas cuchufletas navideñas y tu bozarrón campechano a lo -«¡Hooww Howww Hoooooowww…!»-, ehhh, ladrón…?? ¡¡Pásame tu truco, que se lo chive a mi hermano y a todas las pobres víctimas barbadas de este mundo mundial…!!-) Pero bahhh… ¡Al carajo! Todos sabemos que esta gente son la excepción que confirma la regla.

Y la regla se sigue confirmando, al menos, en el seno de mi familia. El finde pasado, decía, mi tío se acercó a la niña, y la pobre, muy digna, eso sí, hizo un eleganteeee… (llámalo Michael Jackson, llámalo la cobra…), porque aquello de las barbas… Como que le sigue sin convencer del todo, oye. Por lo que se ve. (Igual de mayor se le pasa y se echa de noviete un leñador. O un hipster…) 

Aunque al abuelo no le has dicho nunca nada, jodía, ahora que lo pienso… (Y es que los abuelos… son los abuelos, tú…)

¿Y vuestras lechonas o lechones? ¿Son también susceptibles al asunto capilar…? ¿Alguna otra cosa que les origine un especial rechazo…?


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Los DOS añitos de mi Lechona…

Esta semana pasada, nuestra querida Lechona ha entrado directamente en el Club de los 2 años.

Tengo la idea de hacer una crónica de lo que ha dado de sí esta semana cumpleañera, con un post especial, dividido en cuatro (sí, sí… habéis leído bien… ¡Cuatro!) episodios, o partes… Pero esta de hoy… Esta va aparte. Esta entrada es una introducción, más bien.

Hoy vengo a reflejar el estado de cosas actual; una entrada para dejar constancia de cómo está y cómo es, nuestra hermosa niña, con sus dos recién estrenados añitos. ¡Allá vamosssss…!

Viñeta 1, lechona con 2 años.
Viñeta 2, lechona con 2 años.
Viñeta 3, lechona con 2 años.
Viñeta 4, lechona con 2 años.

*–Copiruaight de las fotos lechoneras, de sus autores (usadas sin ánimo alevósico de lucro, palabrita…)–

Pues nada, cielo… Lo dicho, que estás más linda que… …¡que yo qué sé! Pero que también vas sacando tu aquel, eso es cierto… Pero ¿sabes…? ¡Nos molas mogollón! Todavía no me creo que ya tengas dos añitos…

¡Aynssss…!


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El adiós al chupete… (Round #2)

Retomo hoy el hilo de un post reciente, el del chupete, al que prometí dar continuación, así que aquí estamos de vuelta con el tema del sueño. No sé si segundas partes nunca fueron buenas, como en el cine (aunque ahí está El padrino II para demostrar lo contrario…), pero está claro que a veces son necesarias, aunque solamente sea para poder contar aquello de… -«Luke… ¡Yo soy tu padre…!»-, y dejarnos a todos lóquimers, quedándote más a gusto que un arbusto.

Empecé a escribirlo a la semana de publicar el anterior, pero como aquí somos como somos, en lugar de sacarlo a su debido tiempo… pues lo suelto mes y medio después. Ya me vais conociendo; me mola hacerme de rogar.

Tenía el hilo muy cogido, de lo poco que escribí anteriormente, pero el tiempo ha ido pasando, y ha ido ocurriendo un poco de todo, así que correré un tupido velo e intentaré resumir más o menos lo que hemos ido notando en casa respecto a cómo hemos ido llevando todos el tema del adiós al chupete.

Lo primero, es una reflexión personal: sigo teniendo mis reservas a la decisión que tomamos, de si realmente hicimos bien o no. Ahora bien, una vez tomada, apoyo total a tirar para adelante. Siempre se puede recular… De hecho, es lo lógico si realmente percibes que no se ha tomado una decisión correcta. Pero al igual que las monedas siempre tienen dos caras, con las decisiones pasa lo mismo, que una vez tomada una, careces de la información de qué hubiera pasado si no hubieras tomado esa decisión (a corto, medio o largo plazo), y hubieras optado por lo contrario. Es un arma de doble filo, por tanto. A toro pasado, siempre se ven las cosas de otra manera… (y no descubro Roma con esta frase).

Bueno… Apuntado esto, he de decir que el cambio principal que venimos notando, en general, es un cambio de rutinas de sueño, principalmente. La rutina de irse a la cama, ha cambiado por completo. Y en cierto sentido, he de decir que me gusta más. Aunque es bastante más coñazo. Más que de rutina de irse a la cama, debería decir, rutina de acostarse, o dormirse. Y no puedo evitar la sensación de pensar que parte de ese cambio, chupete culpable o no, viene dado también por el hecho, como decía en el último post, de que la peque está creciendo a toda máquina.

He aquí algunos resultados de todo este proceso:

# Ahora, lo normal es que participemos los dos, tanto Churri como yo, en el proceso de acostar a la Lechona, todos, o casi todos los días. Primero empieza uno de los dos, está un rato con ella aguantando los últimos zascandileos de actividad frenética repentina previa al coma profundo… Y acto seguido, el otro le da el relevo, y termina de darle la puntilla, aguantando hasta que la peque cae rendida por KO absoluto. (Tampoco es algo exagerado; hablamos de entre 5 o 10 minutos, si se da bien, o más tirando a 20 si se da reguleramente… Por ahí anda la cosa).

Aquí, entran ya todas las técnicas a nuestra disposición, para lograr el objetivo: cuentos, canciones, juegos, apagar luces, montar fiestas con muñecos, tirar de dinosaurios y demás artilugios musicales, arrumacos y caricias y besos varios… Y esta es una de las grandes diferencias: el chupete, como bien sabéis, es como un Kill Paff, que lo enchufas, y te olvidas. Pero ahora no; ahora, hay que currárselo un poco más. Si está cansada, cae pronto… Pero si no, la cosa puede llevar más tiempo y paciencia. Pero oye… Que caer, cae. Y decía que me gustaba más, porque me gusta esta rutina; me acerca un poco más a ella. Es más coñazo… pero tiene su puntillo. Y he de decir que se me da mejor a mí que a Churri. (He desarrollado toda una batería de técnicas jedi para dejarla frita… En el caso de Churri, es mi pobre la que se queda friter antes que la niña, si se descuida…) Mi morena… que es así.

# He redescubierto y rescatado del ostracismo a un poderoso aliado, regalo de una amiga: ¡el osito Tummy Sleep!

Este curioso invento nos lo regalaron con la mejor de las intenciones, hace más de un año, y terminó siendo desde el primer día, un bulto recogepolvo más, en una esquina de la cuna. Porque nunca hubo necesidad real de usarlo para lo que está realmente concebido. Pero es ahora cuando estamos aprovechando TODO SU POTENCIAL, y sacándole verdadero partido. (Aunque directamente hemos sacado el aparatejo de las tripas del oso, y lo tenemos suelto, colgando de los barrotes de la cuna). ¡¡Rockanrrollin’!!

Entre las melodías que trae, (capaces de sobar por aburrimiento a un bakala hiperactivo hasta las cejas de anfetas), los ruidos blancos, sonidos ambientales varios y la opción de grabarte (cantando tus propias versiones redux de Los Pitufos del Padre Abraham a una revolución y media, o simplemente hablándole cositas…), el invento se nos ha mostrado como la mar de útil, en este punto. Principalmente, porque se activa él solito cuando suena algún ruidito cerca (cuando la peque se menea y espabila un poco); y muchas veces basta simplemente un mínimo de musiquilla para que la nena se vuelva a quedar frita ella sola, sin tener que levantarnos.

Saca el cantante que llevas dentro con el oso Tummy Sleep.

Eso sí… O lo amas, o lo odias. Si eres de oreja sensible como yo, es posible que aparte de dormir a la peque, el run run te despierte a ti, y te entren ganas de tirarlo por la ventana, o destrozarlo a martillazos. Pero no dejemos que llegue la sangre al río… Que se apaga y punto. (Y he de decir que yo, hasta le he pillado la gracia a la musiquilla… ¡Jate tú!)

# Al hilo de esto último, los momentos de despertarse por la noche de la Lechona, no han cambiado. Se sigue despertando varias veces; entre una y… varias. Dependiendo de la noche y las circunstancias. (Seguimos descubriendo factores de riesgo: muy abrigada, poco abrigada, que haya cenado más o menos, que estuviera más o menos cansada, que si con el saco normal, que si con el saco con piernas…)

Lo que ha cambiado, es la respuesta: de nuevo, antes, volvías, le ponías el chupete (que se le habría caído), y fuera; en un segundo, estabas de vuelta en la cama. Ahora la cosa es más compleja: como no hay interruptor Kill Paff, la cosa puede tardar un poco más. Y de nuevo, creo que tengo más mano que Churri… Eso, o que la peque le tiene cogida la medida a ella, y cuando va ella, se espabila más y corremos el peligro de empezar a montar una fiesta, que acabe, tras un rato de llantos, con los tres colechando en amor, compañía y fatigas, en la cama… (Lo que se traduce en, al final, las dos roncando, la nena en todo el medio, y yo, arrinconado, con los ojos como platos y destrozado de los nervios).

Como curiosidad: ahora se menea y despierta como una hora, hora y media después de dormirse. Siempre o casi siempre. Ni idea de por qué. Pero, un traguito de agua, un susurro, una caricia… y a seguir sobando.

*Briconsejo NÚMERO UNO: no te pires de la habitación de la niña sin dejar a mano su vasito de agua BIEEEEEEEEN LLENO. Debe haber dromedarios sedientos en Mauritania que beban menos que esta niña a lo largo de la noche.

# Otra cosa: es muy gracioso ver como la Lechoncilla ha evolucionado. Sigue sin tenerle mucho aprecio (por decir algo) a que la arropes o la pongas el saco, porque es un espíritu libre que gusta de moverse y recorrer cada centímetro cuadrado de la cuna, en todas las posturas posibles, pero ha empezado a desarrollar claramente el gusto por jugar con lo que pueda dentro de la cuna. Estos últimos días andamos con las fiestas de muñecos, por ejemplo. (Es decir, quiere en la cuna todo peluche o similar que pilles, y se monta una escena como la de E.T. camuflado en el armario de Elliot; y los arropa, y los menea, y les cuenta cosas… ¡Un espectáculo!)

# Que, en general, es más duro. El chupete, no podemos negarlo… es muy cómodo. Y el no tenerlo a mano, hace que todo sea más pesado. A veces reconozco que hemos estado a punto de sucumbir (al menos yo).  Al empezar con esto, nuestra Lechona estuvo pidiendo el TUH-TUH durante muchos días… O haciendo el gesto. Más de lo que esperábamos. Pero se terminó olvidando… Aparentemente. Y curiosamente, tras semanas sin hacer mucho caso, estas dos últimas noches de repente se descuelga con que quiere el chupete. WTF…?? Así que… NO SE LE OLVIDA TAN RÁPIDAMENTE.

# Que… se puede hacer. Que, por lo mismo, los chupetes son algo muy útil, pero no imprescindibles. ¿Que lo ha echado de menos? Sí. ¿Qué nos facilita la vida a todos? Sí. ¿Qué es útil? Sí. ¿Que de esta le va a quedar un trauma? Pues no. No lo creo. Todo es cuestión de buscar recursos y metros de paciencia.

Está claro que… quitarle el chupete a nuestros críos, algún día habrá que quitárselos. Ahora bien… Lo lógico es dejar hacer a cada familia, a cada caso; que nadie mejor que vosotros sabe cómo es vuestro bebé, cuál es la necesidad que hay en casa, y cuándo llega el mejor momento para hacerlo.

Aunque en el fondo… NO TENGAMOS NI IDEA.


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Día Internacional de LA NIÑA

¡Vaya!

Echando un vistazo furtivo y fugaz al periódico esta mañana, bicheando un post de la actriz Salma Hayek, que captura mi atención por el titular -y ya de paso, recomiendo leer-, me topo por azar con algo que se me ha pasado absolutamente por alto. (Claro… Ahora que soy papá de una rolliza Lechona, me fijo en estas chorradas… ¡¡Quién me lo iba a decir a mí!!)

Este sábado pasado, el 11 de OCTUBRE, resultó ser el DÍA INTERNACIONAL DE LA NIÑA.

¡¡UPSSS!! ¡Y yo sin saberlo y sin leer nada al respecto! Como siempre, yo con estas barbas y fieles en este blog al retraso.

Resulta que… ¡las niñas tienen SU DÍA! ¡CARAMBA! ¿Qué te parece…? Pues sí… aunque, si lo pienso bien… ¡Qué narices! ¿QUIÉN o QUÉ COSA no tiene ya su propio DÍA INTERNACIONAL?

A mi me descoloca un poco todo esto… No sé muy bien cuándo eclosionó toda esta moda de poner «Días de…» a todo lo que se menea. Porque al final, si bien obtienes cierto reconocimiento, inevitablemente provocas otro efecto colateral: el que conlleva la banalización de esa supuesta celebración.

Gracias a esto de los blogs, a veces me percato, de vez en cuando, de días o eventos de estos. Como la reciente Semana Mundial de la Lactancia Materna, este pasado agosto, u hoy mismo, 15 de octubre, que precisamente es el Día Mundial del Lavado de Manos, sin irnos más lejos en el calendario. Yo, de hecho, el último «Día de…» del que tengo constancia que me llamó realmente la atención, por la coña, es el que otorgaron hace unos años al «Día del Orgullo Friki»

Desde luego, no sé si estas cosas realmente se repiten en verdad por todo el orbe, o es que en este país, nos damos más todavía a este fenómeno, con tal de organizar una fiesta o un sarao… (Porque no hay nada que le ponga más a un español, que montarse cualquier excusa para organizar un fiestorro, está claro).

Cuando yo era pequeño (y no tan pequeño, la verdad…), solamente había un puñado de «Días de…» que uno reconociera en el calendario. Y lo bueno era eso, precisamente… que la gente sí hacía eco de esas fechas: San Valentín (el Día de los Enamorados), el Día Mundial contra el Cáncer, el Día del Padre, el Día de la Madre, o cosas de estas. Salían en los telediarios, y la cosa estaba bien; tenía su sentido. Te quedabas con ello.

 

Día Internacional de la Niña

 

¿Pero ahora…? ¿Quién realmente está al tanto de todos los «Días de…» que hay a lo largo del año? Porque, aunque no lo he verificado, podría apostar a que a día de hoy, todo el calendario anual está okupado por celebraciones de este tipo. Es más… me atrevería a asegurar que, con tanta coña marinera… habrá semanas en que se solapen 10, 15, 20 o 30 eventos de este tipo. Lo cual está muy bien, si quieres tener tu minutito de gloria mundial, y que pequeños grupúsculos de masas te hagan un pelín de caso (que, desde luego, ya será mucho más caso del que hagan el resto del año; lo cual me imagino que ese es el objetivo a perseguir con dichas celebraciones, el de concienciar).

Precisamente, mira por dónde… Que me acaba de dar el punto de buscar. Y con toda lógica, encuentro rápido; el que quiera, puede buscar el Día que le apetezca. (Más que nada, por si alguno echáis en falta alguna coña por la que os molaría que hubiera un «Día de…», y montaros una propuesta en Change.org.):

http://diasmundialesde.wordpress.com/

http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:D%C3%ADa_Internacional

Pero… ¿realmente esto llega a la gente? ¿Esto conciencia? ¿Esto… sirve?

Bueno… En mi cándida ignorancia de bienhechor… voy a pensar que sí. Si tener un DÍA INTERNACIONAL DE LA NIÑA lleva a servir para que al menos una niña en el mundo se reafirme en su sexo, en su personalidad, en sus capacidades como persona, en sus valores, en su potencial de desarrollo y en sus libertades individuales… pues no seré yo el que ponga peros ni impedimentos.

Más bien al contrario, ¡válgame…! Hija mía, permiteme que, aquí tu santo padre, un tipo que por no tener (o por tener más bien, un nombre ciertamente raruno…), no ha tenido ni santo en toda su vida, a partir del año que viene (y este año también, con unos días de retraso), se tome la libertad de, cada 11 de octubre, hacer un brindis (con un buen vino, una buena cerveza o un buen lo que sea -tengo todo el día para decidir con qué brindar-), por ti, mi tesoro, y por extensión, por mis sobrinas, por las niñas de mis primos y primas, por las de mis amigos y amigas, por tu niña, tú que me estás leyendo aquí y ahora; también por las niñas de la gente que NO me lee, y por supuesto, por todas las maravillosas niñas de este mundo. Porque la ocasión lo vale. Porque las niñas lo valéis. (Los niños también, obviamente… ¡pero seguro que ellos tienen también su día!).

El futuro, por supuesto… con «Día de…» o sin «Día de…», por descontado… es vuestro.

¿No creéis, gente…?

-«¡¡CHÍN CHÍN… CARIÑO!!»-


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…¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MI PEQUEÑA…!!!

Bueeeeeeeeeeno… Llegamos, -con permiso de tu querida madre…-, al GRAN día de este mes. ¡¡¡HOY CUMPLES TU PRIMER AÑITO DE VIDA!!! Tal día como hoy, hace un año, saliste a este mundo obligada, porque decidiste que en la tripa de mamá estabas estupendamente, y no tenías ninguna prisa por arrimarte a este rincón de fríos, vientos, luces y ruidos penetrantes.

Así que, saltamos de un cumpleaños a otro, y me temo que entre tu madre y tú, me vais a gastar la vida cada segunda semana de septiembre, de aquí hasta los restos, con estas celebraciones tan arrejuntaicas que me traéis.

¿Cómo describir lo que ha dado de sí este año? ¿Cómo contarte lo que nos has cambiado… lo que ha supuesto para nosotros el invitarte a venir a este mundo? La verdad es que lo pienso, y no sabría muy bien cómo empezar. Definitivamente, tengo un problema… y es que, al igual que me pasó el otro día escribiéndole a tu madre por su cumpleaños, son tantas las formas que se me ocurren de enfocar este escrito de hoy, que al final me he decidido a contarte alguna cosa más de lo que NO SE HABÍA escrito ni contado por aquí hasta ahora… Cosas que te han pasado, o que nos han pasado a tus padres, a lo largo de estos 365 últimos días. Así podrás hacerte una nueva idea, una un pelín más concreta, de cómo viviste el primer año de tu vida. Este es mi regalo (y me mis queridos lectores me perdonen por hoy, este pequeño «ladrillo»):

•¿Sabías que naciste un domingo, a las 11:20 de la noche, mientras tenías a toda la familia y compañeros de papá y mamá, pendientes de los sms que les iba escribiendo mientras podía? (Sí, tu padre ni tenía, ni tiene GUASAP -que para cuando tú seas adolescente y lleve diez años obsoleto, reemplazado y olvidado, y no te suene de nada, es un rollito de mandar mensajes por el teléfono móvil, pero en gratis, tipo conversación, y que sirve para mandar vídeos y memes de gatos-).

•¿Sabías que no quisimos saber si eras niño o niña hasta que nacieras, para llevarnos la sorpresa en ese momento? ¿Y que yo tenía asumido que ibas a ser niño? Cuando naciste, fue uno de los momentos más intensos de mi vida… o el que más. ¡¡ERAS UNA NIÑA!!

•¿Sabías que de llegar a nacer niño, nos hubieras metido en un lío, porque no nos aclarábamos con el nombre? Llegó ese día y todavía no estábamos de acuerdo en cómo llamarte; (pero te diré que Aarón estaba en todas las quinielas).

•¿Sabías que llegué a mirarme en la página web del Instituto Nacional de Estadística, TODOS los nombres de la página del registro del censo nacional, en el caso de los nombres de mujer? Hay cerca de 24.000. Y me hice una primera selección de 150, y así hasta llegar a un top 10. Y todo, para que tu nombre no saliera de ahí. Ya nos gustaba de antes. Y por cierto, para chicos creo que al llegar a 17.000, lo dejé… Que sepas que todavía conservo las listas. Y por supuesto, a tu madre no le gustaban los nombres que elegía.

•¿Sabías que en el trabajo de papá, hicieron una porra entre los compañeros, para ver cuándo nacías, y si serías niño o niña, y casualmente no ganó nadie? ¡Y eso que se hizo una segunda ronda! ¡¡Naciste el único hueco que quedaba libre!! Pero claro, cuando llegas con 12 días de retraso, esas cosas pueden pasar. Por cierto, que sepas que al final, al no haber ganador, lo recaudado fue todo para ti.

•¿Sabías que mediste 53 cms y pesaste 3.716 kg al nacer, y que en un año prácticamente has triplicado tu peso? ¿¿¿Te haces una idea de CÓMO has cambiado en un solo año???

•¿Sabías que el primer paseo de tu vida, lo hicimos tú y yo solos? Fue el camino del hospital a casa, cuando saliste, al tercer día. Fue en ese momento -grabado con mi teléfono viejuno-, cuando ya empecé a describirte cómo era el mundo en el exterior… cómo es este mundo que estabas estrenando y en el que te ha tocado vivir: el cielo, las nubes, los pájaros, los árboles, la gente, las calles, el barrio…

•¿Sabías que al principio, a tu padre se le saltaban las lágrimas simplemente con mirarte? Me emocionabas mucho, cariño. (Y todavía me pasa, un año después, aunque ya me controlo más).

•¿Sabías que durante las primeras semanas de tu vida, no te gustaba NADA que te bañáramos? Bueno… creo que en general, no te gustaba que te meneáramos mucho, simplemente.

•¿Sabías que, en relación con el baño, cuando al terminar te secaba el pelito -o el cuerpo- con el secador, SIEMPRE te hacías pis inmediatamente? Se nota que el chorrillo del aire hacía que se te aflojara el muelle… (¿Nos pasará este invierno de nuevo, cariño…?)

•¿Sabías que el moisés donde dormiste tus primeros meses, era de mimbre, y tiene un porrón de años? Allí también se criaron los primos de mamá, así que es una reliquia familiar, que además nos vino de perlas. Por cierto, que cuando nazca tu prima en un par de meses, será la siguiente en usarlo… Y además. antes de dormir en tu moisés, ya lo estrenó el gato en un descuido nuestro. ¡Cómo no…!

•¿Sabías que en tu primer mes, nos echaste encima una supercaca proyectada a chorro, que salpicó por el armario y las paredes de tu cuarto, que nos dejó impactados a tu madre y a mí? Pues casi un año después, todavía pueden verse aquellas manchas.

•¿Sabías que tus primeras zapatillas eran del nº 17? Y que las guardaré para siempre, porque son como un llaverito; de hecho, siempre he pensado hacerle un llavero con ellas. ¿Y sabes además que has estado poniéndote un montón de ropa, durante todo el año, de tu prima E.? (Y por supuesto, estabas tan guapísima como ella). Es lo que tiene tener una prima un año justo mayor que tú, mi vida. (Me parece a mí que vas a heredar ropaaaa… durante muuuuchos años).

•¿Sabías que mientras fuiste lactante, apenas probaste un biberón? No te gustaba ese formato. Pero sin embargo ahora, en estos últimos meses, parece que te los tomas doblaos, hija mía. ¿Sencillez de manejo… o qué…?

•¿Sabías que tu mamá y yo quisimos estampar las huellitas de tus pies con pintura de dedos, cada cumplemés, durante todo tu primer año? Al final, ni siquiera algo tan sencillo hemos sido capaces de hacerlo bien; apenas lo hemos podido hacer cuatro o cinco meses a lo largo del año. (Los meses impares íbamos bien, la verdad…)

•¿Sabías que durante tu primer invierno, yo soñaba con que llegara la primavera para poder llevarte a los parques y poder tumbarnos al sol y jugar en la hierba? Pues al final, la primavera y el buen tiempo terminaron llegando.

•¿Sabías que tu primer diente te salió con cinco meses y medio? Es bastante pronto, por lo que dicen. Ahora ya tienes el octavo prácticamente asomando.

•¿Sabías que también con cinco meses y medio fue cuando empezaste a ir a la escuela infantil? Era mediados de febrero, y eras la más pequeñita de tu clase. Y sin embargo, te adaptaste tan rápido, que parecía que llevabas allí desde siempre. Y las chicas, encantadas contigo. Además, a las pocas semanas, ya tenías pretendientes, por supuesto. Las mamás se te han rifado todo el año para sus hijos, preciosa.

•¿Sabías que en Carnavales, papá y mamá se disfrazaron de soldados de la Alianza Rebelde (decir Luke y Leia igual ya es mucho…) con ponchos de camuflaje de los del asalto a la luna de Endor, y que tú eras una preciosa ewok de traje peludo, que se curró mamá? Star Wars es muy socorrido.

•¿Sabías que cuando tenías poco más de medio año, te caíste del cambiador cuando tu padre te estaba poniendo un pijama? Estabas pringosa de crema, y te tenía mal cogida, y parecías una anguila impregnada de aceite, y no parabas de moverte, y yo tenía la mano buena ocupada, y… En fin. Te caíste, menos mal que con gracia, como una ninja funambulista, con la fortuna de rebotar sobre la papelera, haciendo un doble mortal y medio invertido carpado, y con la suerte de que no te pasó absolutamente nada. Eso sí… no veas tú mi disgusto, nena.  Por favor, no lo vuelvas a repetir, que con una vez ya aprendí la lección. ¡P’aberte matao, mi niña! Tengo varias canas más en la barba, recuerdo de ese momentazo. (Y si llego yo a saber antes que te ibas a  caer, al menos te habría preparado una marmita de poción mágica para ponértela debajo, como le pasó también de pequeño a cierto galo irreductible bajo de vientre y fan de los menhires, que todo el mundo conocemos…)

•¿Sabías que, hablando de barbas, no te gustaban ni un pelo? Te has tirado tres cuartas partes de tu primer año, poniéndote a llorar nada más ver a tu tío H. Y a mi tío M. también… ahora que lo pienso. Y a más de uno por ahí, que tuviera barba y se te cruzara por delante… ¿Qué tendrán las barbas? Aunque no solamente es cuestión de barbas: también te ponías a llorar con tu tío J, y eso que él no lleva barba. (Que sepas que te lo echarán en cara cuando crezcas, y se lo irán contando a tus futuros novios, y te lo recordarán toda tu vida, fijo…)

•¿Sabías que tu papá quería componerte nanas y tocártelas con la guitarra o el ukelele? ¿Y que se volvió a apuntar a clases de guitarra durante este año, para recordar y practicar? Pues bien… la dura realidad paternal le devolvió a su sitio, y ninguno de estos planes cuajó. Pero no desisto. Algún día lo lograré. Y si no, te escribiré cuentos. O te los dibujaré.

•¿Sabías que dentro de cinco minutos, hará un año que naciste?

•¿Sabías que tuviste que llegar tú para que tu papá se abriera por fin al mundo tecnológico e inaugurara un blog? Es tu blog, en realidad…

•¿Sabías que eres una niña tremendamente fuerte, dura y espabilada? Prácticamente, no lloras nunca. O mejor dicho, no lloras cuando deberías llorar. Parece como si los golpes no te hicieran daño, y jamás has caído de cabeza; siempre te las apañas para poner las manos o caer con el culete. Los pinchazos de las vacunas tampoco parecen apenas ir contigo… A veces, me asustas, hija. Estoy alerta, sí… pero ya me confío demasiado.

•¿Sabías que siempre tendré la espinita clavada secreta de no haber podido pintarte un retrato durante el primer añito de tu vida? O varios. O una serie de apuntes rápidos del natural, o algo…

•¿Sabías que otra espinita que tengo clavada es no haberme currado ni tenido lista la decoración de tu habitación desde el primer día? Y así seguimos, un año después…

•¿Sabías que justo ahora, hace un año que naciste? ¿Que hace un año me ofreciste el mejor momento de mi vida? Y sonará triste, pero es curioso que muchos detalles de nuestra primera noche juntos, se me han ido borrando. ¿El cansancio de aquella jornada? ¿Que en realidad estuvimos intentando dormir, y realmente no pasó gran cosa…? No lo sé. ¿A nadie le ha pasado?

•¿Sabías que tuviste que nacer tú para que mi Atleti volviera a ganar una liga, dieciocho años después del doblete del 96?

•¿Sabías que, cada vez que duermes, lo primero que haces nada más despertarte, es echarnos los bracitos, sonreir, y señalar LO QUE SEA que estés viendo, con el dedito? ¿Y sabes que me parece genial?

•¿Sabías que el primer viaje largo de tu vida ha sido este pasado mes de agosto, a la playa, a Alcocéber, en Castellón? ¿Y que viajar contigo ha sido una bendición?

•¿Sabías que, en cierta forma, estoy deseando que duermas ya en una cama normal, sin barrotes de jaula que nos separen -una de las cosas que envidio a los colechadores– , para poder darte un beso de buenos días en condiciones, cada mañana cuando salgo de casa para irme a trabajar? (Es más… ¿¿¿Sabes lo difícil que es darte un beso, simplemente, a oscuras, cuando estás tumbada dentro de la cuna??? ¡¡Lo flipas, maja!!)

•¿Sabías que tu padre, un año después de haber nacido tú, sigue siendo el blando de la casa y un pardillo sentimental? ¿Que, de hecho, anoche, es decir, la noche antes del día de tu primer cumpleaños, a tu padre, mientras repasaba mentalmente este post tumbado en la cama, pensando en todas estas cosas, le vinieron de nuevo las lagrimillas…, así, al tun tun, y se levantó, y fue a tu habitación para tratar de darte un beso? Pues que sepas que no lo logré; que casi la lío y por poco te despierto. ¡Menos mal que con sueño, caes rápido, mi vida! ¡Y encima voy, y me desvelo! (-Si es que ya me valeeee…-)

•¿Sabías que ha sido un año de lo más intenso, y lleno de emociones? Pues que sepas que, a partir de mañana, te esperan todavía muchas más.

¿SABÍAS QUE, POR ENCIMA DE TODO, TE QUIERO MUCHÍSIMO, Y ME HAS HECHO MUY FELIZ? 

ME ENCANTAS, MI NIÑA. ¿LO SABÍAS? Y TE DESEO LO MEJOR, POR TU PRIMER CUMPLEAÑOS.

QUE LO SEPAS, MI LECHONA. MI BEBÉ.

(Y, de nuevo, prometo dibujines para cuando pueda…)

 

 

 


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Gritest Jits #4

Los Grandes Momentos de la incipiente vida de mi Lechona.

Hace mes y medio largo que no voy dejando por aquí tus pequeños grandes logros cotidianos, mi amor… -«¡¡Se me pasa… se me pasa!!»- Así que para remediarlo con presteza y ya de paso con la excusa de inaugurar oficialmente las vacaciones veraniegas (¡¡¡nuestras primeras vacaciones, cariñoooo…!!!), me toca ponerme a la tarea de ponerle fecha y registro a algunos de tus momentazos.

¡¡Vamos p’allá…!!:

# Tal día que un sábado 23 de junio del año 2014 de la era cristiana, y 12.346 años después del hundimiento oceánico de la ignota y bella civilización de Atlantis, más o menos a eso de las y pico de la tarde, (en cualquier caso, después de la siesta…), pudiste disfrutar del primer baño piscinero de tu hasta ahora, corta e intensa vida. Eres muy afortunada, Lechona mía… ¡La fecha exacta del día en que tu santo padre se remojó el trasero por primera vez en un charco clorado, quedó perdida para siempre en los anales vacíos del espaciotiempo! Y sin embargo, tú sí que podrás tener el inmenso privilegio que supone conocer ese dato tan vital en tu vida… ¡¡porque aquí quedará registrado, por los siglos de los siglos!!

# Días después… un 27 de junio… te GRADUASTE EN TU PRIMER CURSO DE LA ESCUELA INFANTIL. ¡¡Con honores, y con un papel lleno de caritas sonrientes y besitos que lo prueba!! -«…Snifff… …Snifff…»- Y aquí el Menda, tu sufrido progenitor, perdiéndose el sarao porque es un tío responsable y alguien en su día inventó algo llamado «trabajo – remunerado – para – poder – sobrevivir – , – con – asistencia – obligatoria».

# ¡¡En estos días finales de junio, aprendiste a bajarte tú solita del sofá, y de la cama de tus papis!! ¡¡¡Bien hecho, campeona!!! ¡¡¡Eres una crack!!! ¡Las enseñanzas de mamá para que no te rompas la crisma han funcionado de perlas! Y además, ya te mantienes bien de pie tú solita, ¡sin agarrarte a nada! Bailoteas un poco… las piernas te flanean cosa mala… ¡pero ya lo vas haciendo dabuti!

# ¿Qué estabas haciendo la noche del 8 de julio, mientras acontecía un hito dorado, culmen y sin parangón, que pasará por derecho propio a formar parte de los más épicos logros en la historia del deporte mundial de todos los tiempos? Pues si no recuerdo mal, creo que estabas entrando en proceso febril importante, mientras el gañán de tu padre se quedaba miope y sin habla ante el espectáculo de cómo la selección alemana le endiñaba un 1 a 7 a la selección de Brasil, en los mundiales de fútbol… ¡¡de Brasil!! ¡¡Unglaublich, meine Liebe!!

Menos mal, que luego pudo arreglarse, más o menos… ¡No me lo tengas en cuenta, cariño… que a esas horas de la noche, todavía estabas bien!

# Y al día siguiente… ¿qué me encuentro al llegar a casa? o_O El que puedo considerar como tu primer estropicio gordo… (si exceptuamos aquel episodio de cacas proyectadas a manguerazos, que nos dejó perdíos el armario y la pared, cuando tenías un mes, claro está…) ¡¡¡Me has roto la sobrecubierta de mi libro de El Hobbit -edición del Círculo de Lectores, de 1982-!!! ¡¡¡Me la has rajado de arriba a abajo!!! ¡¡¡Te parecerá bonito…!!! ¡¡¡Se lo mangué a tu tío el mayor hace muchos años!!! ¡¡¡Ayssssssss…!!!

¿¿¿¿¿¿¿¿¿Pooooorrrrrrr quééééééééééééééééééééééé….?????????? -Snifff…-

La sobrecubierta de mi Hobbit, hecha trizas.

# Y como anécdota final… me reservo la güena, güena… ¡¡¡En la tercera semana de julio, HAS DADO TUS PRIMEROS PASITOS SOLA!!! ¡¡¡Y tu madre te ha pillau in fraganti… así que hay documento audivisual que lo demuestra!!! No ha sido una maratón, claro está… apenas dos  o tres minipasos, soltándote de las patas de la trona para ir a parar a las patas de la silla… ¡¡¡pero ya es algo!!!

Hija… Cariño… Mi vida… ¿Cómo te lo digo, yo… esto… sin que suene demasiado raruno…? Papi está muy orgulloso, y tal… pero… ¿qué necesidad hay de que vayas tan rápida, tú… con tus cositas, mi amor? ¡¡Si ya tendrás tiempo, mujer…!! ¡¡Si gatear es estupendo!!

 Aysssssssss…

PD: por cierto… como diría mi querida compi Fina… ¡Estás la mar de monééééérrima y adoreibol en peletes por la vida, solamente con el pañal a cuestas, amore! -«Ahhhhhhhhh… el veranito…»-

PD2: y para el resto del universo… nota de autobombo de un papá bloguero -aquí, el Menda-, tremendamente agradecido a sus lectores, que quiere anunciar que… ¡¡¡¡además estamos de enhorabuena por aquí! ¡La semana pasada he llegado a la flipante, increíble, impensable, mareante y fantabulosa barrera de los… 50 SEGUIDORES DEL BLOG!!!!

¡¡¡OEEEEEHHHHH OEEEHHHHHHH OEEEEEEEEEEHHHHH…!!!

Y todo ello, en una docena y pico de post, y sin refuerzo de red social alguna… ¡¡El blog, a pelo!! ¡¡¡Todavía no me lo creoooooooooooo… eeeooooo… eeoooooo…!!! ¡¡QUÉ FUERTE, TÚ…!! ¡No está mal para un novatillo cateto del 2.0!

¡¡¡Sois una gente maravillosa!!!

😀 😀 😀 😀

Y ahora… ¡a por las vacacioneeeeeeeessss…!

 


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Pequeños dramas cotidianos

En este blog nos va la marcha, y nos ponen los contrastes… Nos gusta pasar del blanco al negro… del Yin al Yang… del folk irlandés al heavy metal… del vino a la cerveza sin alcohol con limón… de Game of ThronesCharly y la Fábrica de pasteles. De una pequeña victoria cotidiana… a un excepcional momento de angustia.

Apenas unos días atrás os contaba el que bajo mi humilde opinión, hay que tratar de saborear las pequeñas victorias caserillas del día a día… el saber que vences a una adversidad. Y sí, vale… está muy bien. Pero hoy pienso que igual es un mensaje un poco frívolo. O al menos, si no cuentas toda la verdad; si no cuentas también el otro lado del pastel, vaya…

¿Y cuál es ese lado? Pues el «durante»… Ese rato o ese momento en el que estás con el agua al cuello… en el fango… en el charco… Con todo el marronaco encima. Ese momento… bueno, no hace falta que os diga que puede ser bastante infernal.

Dejando las fiebres de nuestra retoña un poco atrás, ahora lo que predominan, estos días, son los mocarros deluxe, y las FLEMAS. Las flemas nocturnas. Esas que hacen que tu bebé respire como un zombi de 85 años traqueotomizado. Vaya una mierda, las flemas. Para un bebé… que no sabe expulsarlas; que no sabe escupir; que no sabe ni puede hacer prácticamente NADA, salvo llorar. Y toser hasta atragantarse.

Hace un par de noches, he visto llorar de pura angustia a nuestro bebé, como no la veía desde que salió del vientre de su madre. Y seguramente esta vez haya sido bastante peor. Es más… igual me estoy volviendo un poco Dory, como la de Buscando a Nemo, y la memoria me va fallando… pero no recuerdo, en los diez meses que tiene la niña, un momento «llanto» como el de esta vez.

Yo, enntrando en fase Dory, como en Buscando a Nemo.

Esta vez, se levantó Churri. Llantos. Llantos que no paran… -«¡Qué raro!»- Llantos que se transforman en toses… en ¿son arcadas, eso…? Llantos que se mezclan con una llamada de ayuda de Churri, ya dentro del lavabo. Y lo que veo es a Churri con la nena sostenida en bazos sobre el lavabo, vómitos por todo el pijama, y la Lechona colorada como un tomate de ramillete.

Y aquí, el minuto largo de angustia, con la secuencia repetida hasta tres o cuatro veces: la niña llorando desconsolada perdida, hasta que rompe a toser; tosiendo, hasta que la flema le atasca, y vomita… Babas colganderas, espesas, que hay que extraer de su boca con la mano como podemos, mientras parece que la niña se ahoga. Y para. Y la niña berrea de nuevo, con su llanto silencioso; cuando se priva -que deja de respirar por si misma, vaya, como aguantando las respiración hasta que arranca de nuevo el berrido…-

Y así, de nuevo el ciclo… Llorando, con la cara hinchada como si fuera una boxeadora ucraniana. Por dos veces… por tres veces… Por cuatro veces. No sé…

Yo… haciendo lo que podía, que ya no sé ni lo que era; poco más que aguantar el tirón. Y Churri… mi valiente, mi Wonder Woman, la FUERTE de la casa, la Cherif del lugar… aparentemente estoica y serena, ayudando a la pobrecitamía a respirar… a que aquello se moviera, con sus masajillos torácicos.

Y la cosa cesó… se relajó. Nos la llevamos a la cama, y tendida sobre Churri, a base de repetirle ella los masajes torácicos, moviendo las flemas, con paciencia y calma, se quedó dormida al poco rato. Y yo no podía apartar la mirada de las dos, con mi cara de tonto… hasta que de nuevo Morfeo entró en escena y cada uno rescató como pudo su parcela de la cama, un buen rato después.

Ahora es cuando os diría… -«¡¡Qué guapo!! ¡¡Cómo mola y qué bien sienta solucionar una pequeña crisis cotidiana!!»- Sí, muy bien. Pero ese minuto de angustia que te pilla desprevenido… ese mal rato… ese susto inesperado que se te queda en el cuerpo, no se lo deseo yo a nadie.

Ahora sí, claro… Luego vas a la pediatra, y te dice que es algo de lo más normal; que no pasa nada. Que es algo un poquito escatológico, vale… desagradable. Pero que es de lo más común y que no tiene ningún misterio. Que la niña está bien, y que del pecho está estupenda.

Yo la creo, y ahora, a toro pasado, ya sé que me lo tomaré de otra forma. Peroooo… ¡qué mal voy yo a llevar esto de los disgustos desprevenidos! ¡Aysss…!

(Miedito tengo de preguntaros por algún momento de estos que os haya ocurrido…)

 


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Pequeñas victorias cotidianas

A veces… hay cosas que salen bien.

La semana pasada, hubo una noche que no estaba saliendo como las demás. La Lechona, desde que se acostó, venía despertándose a cada rato. A veces pasa… es más: casi siempre, a lo largo de la noche, suele despertarse sola, una o dos veces porque se le cae el chupete, y como se mueve más que los precios de la gasolina, debe ser que en un momento dado lo echa de menos y se despierta. La solución es tan sencilla como eficaz: llegas, le calzas el chupete otra vez, y arreando, que es gerundio.

Hasta ahí, nada raro… Pero esta vez, lo extraño era la repetición: -«esta niña, esta noche no sé qué le pasa, que no concilia bien el sueño…»- Durante esa noche, venía desvelándose a cada rato… media hora… tres cuartos, no sé. Recuerdo que al acostarme, Churri y yo íbamos turnándonos para ir a ponerle el chupete cada vez que se despertaba. Pues venga…

4:15 de la madrugada. Esta vez el Gualkin Ded que se levanta, soy yo: -«¡Gmpñfrr… %@#fhs… Cagüen… Sueñoooo… Mierdachupetefhschgññ…!»- A pesar de las horas y de no haber podido pegar ojo en toda la noche, algún tipo de milagroso chispazo mental se produce en mi sobada azotea. Pese al cacho algodón de azúcar hibernado que tengo por cerebelo, algo hace que me percate de que algo no va bien… -«Esto no es ni medio normal…»-

En lugar de simplemente buscar el chupete entre las tinieblas, enchufárselo y listo, y frente al impulso de encender una barrilla de incienso, sacar un filete de pollo del congelador, cantar unos gorigoris y sacrificarlo a Morfeo para que nos otorgue unas buenas horas de sueño reparador y continuo… opto por la opción B, y hago la cosa más evidente, simple, lógica y estúpida del mundo mundial: toco a la nena para ver cómo se encuentra… Y… ¡¡Ohhh Mai Gooodd…!! ¡¡¡Sorpresa!!! ¡¡¡La Lechona está como una ídem recién salida del horno segoviano de Casa Cándido!!!

Vaaaaaale…  Así que era por eso. Hmmmmmppff… Hago de Mortadelo y en un periquete me pongo el disfraz de padre responsable. Termómetro al canto, y… ¡¡39,3º!! ¡¡Ohú, mi arrrrma…!! ¿¿Pero et-to qué eeehhh…?? Nunca le he visto tanta fiebre a esta niña… -«¡Me han dado el cambiazo! ¡Alguien se ha llevado a nuestro bebé y nos han colao una estufa en su lugar!- (Noooo… no puede ser; eso es absurdo… ¿Por qué necesitaría una estufa llevar pañales…?) ¡Ahhh, cierto…! Pues entonces solo queda que nuestra niña está empezando a desarrollar sus poderes mutantes de «antorcha humana»! (Vale… Eso sí que me suena ya más razonable…)»-
Así que… ¡Arrancando con el protocolo, nene… vamos!

Primero, le quito el pijama y la dejo en pelotinchis… y abro bien la ventana para que entre el fresquíbiri. Busco su Paracetamol, y le endiño el jeringazo… ¡Milagrosamente no me ofrece mucha resistencia, y ni siquiera se ha desvelado todavía! ¡¡Genial!! 😀 Y por último, me cojo sus gasitas multiusos y las remojo en un cuenco con agua, mitad del grifo, mitad de la nevera, para que esté un poco más fresquita. Se las voy poniendo con cuidado por encima, para refrescarla, y al segundo se calientan como la moto de un jipi… Y a cambiarlas, y a cambiarlas.

La niña con fiebre, como si fuera una lechona al horno.

La cosa va bien, porque la gordita enseguida se calma. Una hora después, ya le ha bajado la fiebre casi dos grados y no ha vuelto a despertarse. A las 5:45 -mi hora de «diana» matutina-, ya tiene una temperatura normal y parece que la «crisis» ha remitido. ¡A por el desayuno del guerrero! ¡Doble cucharazo de Nesquik… que me lo he ganao!

Y a pesar del sueño… de no haber dormido un carajo… me siento bien; estoy contento. Ya, de momento..:

…La fiebre ha remitido. Habrá que ver si en las próximas horas vuelve a subir, o si desaparece, o qué rayos pasa… (Precisamente esa misma tarde pasamos por la pediatra y no tenía síntomas…)

…He dejado a Churri que siguiera durmiendo y por lo menos uno de los dos ha podido dormir unas horas del tirón. Le anoto toda la jugada para cuando se levante, contándole la peli, y por si tiene que dar aviso a la escuela infantil para que estén ojo avizor.

…La niña también ha podido por fin dormir un rato más largo, y ha podido descansar algo, más o menos.

…Y respecto a mí… …bueno. Hay una sensación que me recorre el cuerpo. ¡Soy un PADRE! Soy una persona… que cuida de otra. Tengo una personita entre mis brazos, que depende de mí. Para TODO. Tengo que cuidarla… Velarla… Mirar por ella…  ES LO QUE ME TOCA. Y he de decir que estoy encantado con este nuevo rol.

No hace tanto tiempo, que yo era alguien a quién otras personas (mis padres) me tenían que cuidar… (y a su modo, todavía lo hacen). Así que simplemente, continúo y perpetúo la cadena.

Primero… nos cuidan; cuidan de nosotros. Y gracias a eso… a esa constancia… esa dedicación… esa educación… ese amor… hemos podido crecer, desarrollarnos, tomar conciencia de nuestro papel en este mundo… y hemos podido tomar el relevo. Y ahora soy yo el que CUIDA. Cuido de mi casa… de mis plantas… del gato -en lo que me toque-… de mi Churri… y ahora, de una preciosa Lechona.

Me parece una cadena casi mágica… una organización social tan compleja… pero a la vez basada en fundamentos tan sencillos como este. Y así, la rueda sigue girando y girando, generación tras generación. (No es algo sobre lo que a uno le da por reflexionar con 18 años y unas cerves en la mano, de botellón con los colegas, la verdad, creo yo…)

No pegué ojo en toda esa noche… y sin embargo sonreía… porque como decía Aníbal Esmiz en el Equipo A-«¡Me encanta que los «flanes» salgan bien!»-

Fue una pequeña victoria cotidiana. Creo que es algo… un pequeño detalle, de lo que uno debe sentirse… al menos un pelín orgulloso: comprobar que las cosas van saliendo bien. Que eres capaz de enderezar algo. Simplemente eso: descubres una pequeña «crisis» rutinaria… das con la solución, y todo se resuelve satisfactoriamente.

¡Mola!

🙂

¿Y vosotros…? ¿Tenéis en mente cuál podríais considerar que ha sido vuestra última pequeña victoria cotidiana que pueda considerarse como tal?