Y yo con estas barbas

Relatos sobre mis experiencias y expectativas como padre novato


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¡Felices 7!

¡Feliz cumpleaños, querido mío!

Siete años como siete soles. Y todavía te llamo para pedirte algo ultramonguer y sin sentido, como es el tumbarte en el sofá conmigo para hacernos una foto con las piernas en alto… Y vienes. Vienes sin preguntar. Te sumas al juego sin rechistar. Lo aceptas sin cuestionarte nada y con una sonrisa, fiándolo todo a la curiosidad y al dejarse llevar por la nueva extravagancia de papá . Y te vas tan contento. -«¿Qué tendrá mi padre en la cabeza…? Bueno… ¡Qué más da!»- Pensarás.

Qué rápido pasa todo. Y es que ha sido un año con sus cosas, ¿verdad? Dejar infantil y pasar a primaria… Empezar a tener una habitación para ti solito… Y en otras cosas en cambio parece que todo siga congelado en el tiempo, bribón. Pero hoy no toca quejarse. Son cosas de padre. Cosas que, de hecho, sé perfectamente que incluso empezaré a echar de menos dentro de unos cuantos años, cuando eche la vista atrás y vea que no queda nada del niño que eres todavía hoy. Y se me partirá el corazoncito. Un poco, al menos, seguro. Pero no es momento de adelantar acontecimientos.

Siete años como siete castillos. Y todavía esperas ese beso de despedida en la puerta del colegio, que me das justo antes de entrar por esa puerta tan grande. Ese beso, que en realidad son dos. Nunca entendí de dónde sacaste esa liturgia de darnos un beso en la frente y otro en la mejilla. Como si fueras el mismísimo Papa de Roma, bendiciendo a tus feligreses y perdonándonos todos nuestros pecados. Pero te gusta, y así es como lo quieres. Y a mí me parece estupendo. Porque quizás sea un poco así, a lo mejor. Pese a todas nuestras cagadas y nuestros gruñidos, cada día haces borrón y cuenta nueva, y es amor lo que te brota y te nace del pecho.

Siete años como siete primaveras. Y todavía quieres que leamos juntos cuentos, y cómics, y cualquier cosa que pillemos y llevemos a la cama, o al sofá, o en la sala de la biblioteca del barrio. Y vienes a enseñarme tus nuevos juguetes. Y me los cuentas. Y vienes a acurrucarte conmigo al sofá. Y te ríes cuando te hago cosquillas. Y es que todavía papá te parece un tipo gracioso. Alguien que mola. Alguien que todavía puede llevarte, muy de vez en cuando, subido sobre los hombros para ver el mundo desde un poquito más arriba.

Siete años ya. Y todavía se te ilumina el rostro cuando te pido un abrazo y vienes corriendo a treparme por encima como un monito. Y sigues tan parlanchín, tan movido tan impertinente, tan inoportuno, tan cabezota, tan pasota, tan pesado… ¿Pero sabes una cosa, querido mío? Que así es como eres, y no querría que fueras de ninguna otra manera. Aunque a veces se me pasa por la cabeza.

Siete. Es solamente una cifra. Un número. Pero a veces se me olvida que las transiciones son traicioneras. Ilusorias. Una ficción. Un engaño. Un día tienes seis y al siguiente, como por arte de magia, tienes siete. Pues no. Parece un salto de un año, pero en realidad eres exactamente igual que ayer. Es la dolorosa y desconcertante trampa del calendario.

Siete años desde aquel mediodía en que te vi salir del vientre de tu madre, en aquella habitación del hospital donde naciste, y donde te mecí en mis brazos, extenuado y dormidito como estabas, por primera vez. Desde que sentí el tacto y el calorcillo de tu pielecita recién estrenada, y por qué no decirlo también, de rezar igualmente y a mi manera por primera vez porque tu madre regresase pronto del quirófano. Tanto tiempo he retrasado por unas razones u otras el contaros cómo fue el día en que naciste, que debería ir solucionando esa cuestión de una vez por todas.

Siete años juntos, ya. Y estoy que parece que casi no me lo creo. Hoy es tu cumpleaños, y lo que tenía claro es que no quería esta vez cagarla como la he cagado todos estos años anteriores, dejándote de lado por aquí. Siempre has sido el gran ausente, porque mi energía o mis ganas, o mi entusiasmo, o lo que fuera, ya no daban para más. Y sé bien que este sitio ya no es lo mismo, pero en lo esencial este sigue siendo mi pequeño rincón para vosotros, mis pequeños. Mi pequeña casa virtual, que también es la vuestra. Y todavía no se me ha olvidado.

Es más, me gusta pensar como el Asno de la peli de Shrek, cuando decía aquello de que tengo una dragona y no tengo miedo de utilizarla… Pues yo, igual: Tengo un blog, ¡y por Crom, que no tengo miedo a utilizarlo!«-.

Por eso mismo, en la realidad, y desde el cyberespacio, quiero decirte que te quiero infinito, y que felicidades por tu 7º cumpleaños. Sigue igual de feliz por muchos, muchos, muchos años más.

PD: verás que los siete, molan. Molan mucho. Tanto o más como han molado los seis. Ya lo verás. Te lo dice papá, que ya pasó por ahí. 😉

Feliz 7 cumpleaños. Piernas al aire, en alto.


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¡Feliz cumpletrés!

TRES. Ya… TRES.

Tres. Uno de los números y símbolos más importantes y venerados en la historia de la civilización humana por sus múltiples significados, atributos y aplicaciones. Es el segundo número primo y el primer número primo impar. Además, el 3 es el primer número primo de Fermat. Vamos… una cosa muy loca. Como tu cabecita.

Tres. Como la línea que trazaste sin querer en nuestra vida. El pasado, antes de que llegaras. Nuestro presente. El ahora. Contigo. Y el futuro. Todo lo que nos espera.

Tres. Como esa famosa regla aritmética a la que todo el mundo acude cuando tienes que solucionar un problema y buscas la manera más sencilla de apañarlo. Bendita regla de tres.

Tres. Como las veces que pienso cada día, cada vez que entro a tu cuarto, eso de -«Tengo que ponerte las estanterías en la pared, pero ya mismo…»-

Tres. Como las palabras que césar pronunció: VINI. VIDI. VINCI. Y es lo que hiciste de tu llegada a nuestra vida: un triunfo.

Tres. Como la tríada de cosas importantes de la vida: salud, dinero y amor. A mí, dame salud, que lo del dinero, con ir tirando ya me vale… Y amor… Amor, es lo que tengo en casa, correteando, chillando, jugando, abrazando, exasperando y creciendo. Sobre todo… creciendo.

Tres. Como los estados en que puedes transformarme a tu antojo, cuando menos me lo espero: me derrites, me evaporas y me petrificas. O me conviertes en un animal, gritón y enfadica; en un vegetal, fundido y rendido en la cama cada noche, o en un mineral, duro como la roca, cuando toca ponerme firme frente a tus pucheros sibilinos. Tú solita te bastas para todo eso.

Tres. Como los sitios por donde prometo ir a buscarte, cada vez que me necesites y me pidas auxilio en esta y en cualquier otra vida: por tierra, mar y cielo. Allí estaré.

Tres. Como los puntos que da ese famoso tiro exterior que, entrando en la canasta contraria sobre la bocina tras la cuenta atrás, todos hemos lanzado en nuestras cabezas alguna vez, para darnos alegría y gloria eternas. Aunque luego la eternidad durara lo que se tarda en abrir los ojos.

Tres. Como los cerditos del cuento, los famosos mosqueteros de Alejandro Dumas o los corsarios de Emilio Salgari. Productos de fantasía, tan necesaria e inspiradora como el aire con que llenamos nuestros pulmones a cada bocanada.

Tres. Como los colores primarios de la luz, rojo, verde y azul, que son la base para construir esa mirada de millones de colores que tanto nos hace falta para transformar cada mañana este mundo duro y gris que nos rodea. Los ojos con que me haces mirarte. Con que me haces mirarlo todo.

Tres. Como los deseos del genio de la lámpara. Ojalá encuentres tú una, mi niña, y tengas la cabecita amueblada para pedirlos con buen criterio.

Tres. Como aquellos ideales revolucionarios: libertad, igualdad y fraternidad, con que se trató de dibujar un nuevo mundo, mejor y más justo para todos. Creo que nos quedamos en algún punto del boceto, y me temo que tocará seguir empuñando el pincel y el lapicero. No queda otra.

Tres. Como las medallas de la victoria. Eres mi oro, mi plata y mi bronce. La mayor de mis proezas. El mayor de mis logros.

Tres. Como los Reyes que vinieron de oriente y te llenan los zapatos de regalos cada mañana del 6 de enero.

Tres. Como los abrazos y los besos que te daré esta tarde cuando llegue a casa. Como también, las veces que he tenido que pellizcarme esta mañana, al ver tu carita dormida, tierna, risueña, estirada toda tú en nuestra cama como si de un chicle se tratara, para comprobar que sí, que es cierto, que mi pequeña se hace mayor…

Que hoy, porque todavía me parece como un sueño, mi niña…

…ya cumples TRES.

FELIZ CUMPLEAÑOS, MI PEQUEÑA LECHONA.


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Crónica de una semana cumpleañera

Como siempre, aquí ando, cambiando planes sobre la marcha. Queriendo haber hecho cuatro post más o menos seguidos y rapidillos, aquí me veo, en cambio, dándole la vuelta a la Tortilla Planificada™, y resolviendo la papeleta como puedo, haciendo un post dividido en cuatro. ¡No tengo remedio…! Pero es que si no…, se me va la cosa de las manos. Lo de siempre.

No me lío más. He aquí la crónica escrita de una semana de septiembre…

# Raund Guan

~~~~~ CUMPLECHURRI… DESCAFEINADO ~~~~~

Es viernes… Y hoy es uno de esos días señalados; hay un dibujito de una tarta en el calendario que tenemos a la entrada de casa, que nos lo recuerda. A mí más que a ti, me temo. Hoy cumples esa edad que la gente que no se resigna a que la etiqueten como maduritos, han dado por llamar …los nuevos treinta. Y de nuevo, por enésima vez, con el día ya finiquitado… …siento que no he estado a la altura.

En el fondo, por varias razones. La primera y la obvia, porque para un plan que hay, seguro, lo estropeo, y por mi culpa llegamos tarde a tu pequeña fiesta familiar. De todo lo que habíamos planeado para esa tarde, me da la sensación de no haber logrado nada. Vale que me saqué de la chistera a última hora el ir a buscarte a la salida del trabajo para irnos los dos juntos a comer, como suele decirse, en amor y compañía… Pero hasta eso terminó saliendo algo regulero…

No he estado a la altura con el regalo. Mira que hay tiempo, a lo largo del año… Para pensar. Para planificar. Para investigar. Para currárselo un mínimo, porque la ocasión lo merece… Pues nada más lejos, al final. Tarde, mal y cutre. Muchas ideas en la cabeza, eso sí… Que ahí pueden estar, claro. Y lo intenté arreglar un poco, de veras… Creí que el regalo definitivo te molaría. Pero visto el resultado y el caso que le has hecho a día de hoy, ya veo que en el fondo te ha hecho la misma ilusión que pillarte una pulmonía por bailar fandangos desnuda bajo la lluvia y delante de una familia de chimpancés borrachos. (Quizás debería yo mismo hacer la selección final y elegir todos los detalles del regalo para acelerar el tema, porque no me has vuelto a hablar de ello…)

Tampoco he estado fino en lo que a celebraciones se refiere. Un momento así, merece un toque especial. Te hubieras merecido un fiestorro por todo lo alto. Todavía tienes pendiente el quedar con las amigas (o con quién sea…) para salir de farra por ahí… Y me imagino que lo harás. ¿Pero cuándo…? El que lo hagas dentro de tres meses ya no será motivo para celebrar cumpleaños alguno… Será un día de farra cualquiera… y ya está. He de decirte que tenía en mente el haberte montado una fiesta sorpresa, como la que me organizaste cuando cumplí los 30 (y que siempre he querido devolverte…), pero la primada que organizó tu prima apenas una semana antes, me chafó todos los planes.

No sé… Con el verano tan estupendo que te he dado, ¿verdad…?, te merecías mucho más. Al menos, te merecías algo Pero todo esto de tu cumpleaños noto que se me ha ido un poco de las manos. En el mal sentido, claro… Tarde y mal. No solamente no he estado a la altura, sino que todavía me siguen buscando los GEOS por las cloacas y bajo tierra. Y es una pena, porque las oportunidades en la vida van pasando, y aunque parezca una tontería, todos los detalles cuentan. Y algunos, además, permanecen… Y escuecen.

yo, con un corazón enorme.

# Raund Chú

~~~~~ CUMPLELECHONA… CONJUNTIVÍTICO ~~~~~

Es martes, y hay otra tarta dibujada en el calendario. ¡Mi querida niña locatis cumple 2 añazos!

Aquí seré breve, por lo triste del asunto. La tarde anterior, mami y yo nos hemos asomado por la nueva tienda PARTY del centro comercial, a la caza y captura de detallitos para llevarle a los compis de tu clase. ¡Pomperos! ¿A qué niño no le mola hacer pomas de jabón? ¡Es una ideaza genial…! Así que arrasamos con los de la tienda. Y lo mejor es que este año SÍ que ya pareces consciente de QUÉ ES un cumpleaños, y de que ES TÚ cumpleaños.

Pero ¡Ouh Mai God…! No son ni las 9 de la mañana, cuando recibo la llamada de tu madre; que estás con una conjuntivitis de caballo. La víspera apuntó maneras, pero hoy has amanecido con el ojo como el de un boxeador paleto de tercera regional, y con unas legañas mocosas como piedras de cantera. Por supuesto, no puedes ir a la guarde. No puedes ir a tu clase. No puedes jugar con tus amigos, ni decirles que hoy cumples dos añitos. No puedes darles sus pomperos. No puedes presumir de lo mayor que eres hoy. No pueden montarte una fiesta. Hoy no te van a cantar el Cumpleaños Feliz… Hoy no vas a ser la protagonista, en TU DÍA. Porque tienes que quedarte en casa. Y seguramente al día siguiente, también. Y tus padres se quedan con cara de tontos, y con la sensación de… -«¡¡Mierda…!! ¿Por qué…? No es justo…»-

¿Pero sabes una cosa…? Papi se vino zumbando del trabajo para quedarse contigo. Mami se vino zumbando del trabajo para quedarse contigo. Y los tres pudimos pasar el día entero juntos en casa. En familia. El día de tu segundo cumpleaños. Y tú estabas tan contenta.

Y eso, al menos, lo terminó compensando.

virus y demás mala gente...

# Raund Zrí

~~~~~ EL LUGAR DE LAS FRESAS…~~~~~

Es jueves. La semana avanza, y tengo un evento especial y  largamente esperado, en esta tarde-noche. Porque mi amiga Maite va a estrenar su peli documental en la CINETECA del Matadero, en Madrid.

Mi amiga Maite, a la que conozco desde el primer año de universidad. ¿Hace ya, cuánto… 16 años…? Ya he perdido la cuenta. Y este es un proyecto en el que ha estado sumergida durante los últimos diez… Y todavía sigue, al pie del cañón, moviendo su peli como puede. Hoy la estrena en España, su país, y es un día muy especial. Hoy promete ser otro día de emociones, de posibles reencuentros, en una semana que no está dando tregua…

Hoy es el estreno, en lo que serán cuatro jornadas de proyección. Hoy estrena su ópera prima «El lugar de las fresas», que así es como se llama su documental.  Y tras ir conociendo a lo largo de todos estos años, más o menos, cada paso del proyecto, hoy salgo del cine emocionado, porque me ha parecido una peli MUY GRANDE. Muy humana.

El lugar de las fresas cartel

No es este quizás un tema a tratar en un blog sobre crianza, sobre bebés… O quizás sí, ¡qué narices! Porque me encantaría poder educar a mi hija en estos valores. En los valores que subyacen en la peli. En el amor a la tierra. En la fe en el prójimo. En la confianza. En la oportunidad. Y en los valores que transmite su directora y creadora, mi amiga Maite: la perseverancia; la creencia en las propias posibilidades; la fe en sacar lo máximo, y en que la recompensa le llega al que sabe buscarla, dedicando tu amor y tu empeño a lo que haces. Hoy admiro profundamente a mi amiga, porque he visto que se ha convertido en todo un ejemplo a seguir. 

Mirad que yo hago poca publi por aquí, peroooo… Para todo los que no la habéis visto, os la recomiendo. Es una peli… diferente. Y para el que quiera, tendréis una nueva oportunidad, de nuevo, este 18 de octubre. Os dejo aquí toda la info:

http://www.ellugardelasfresas.com/

https://www.facebook.com/El-lugar-de-las-fresas-FILM-535808499821137/timeline/

http://www.cinetecamadrid.com/pelicula/el-lugar-de-las-fresas/1620/

¡No os la perdáis! 🙂

# Raund For (o… «El monstruo del final de pantalla…»)

~~~~~ POR FIN… ¡¡LA FIESTA!!~~~~~

Y llegamos al sábado. Nuestro final en esta semana loca de fechas marcadas en el calendario. Hoy que vamos a montar una fiesta de cumpleaños. Una fiesta DE LAS DE VERDAD. No una de pega, triste y sosa y casi como para salir del paso, como la que tuviste el año pasado por tu primer cumpleaños, cielo. Hoy papi, pero sobretodo mami, van a quitarse esa espinita que se les quedó clavada del año pasado…

Pese a todo, el previo discurre según lo esperado: organizándolo a última hora, corriendo como las liebres, viajes express con el carrito de la compra petado de zampa y bebercio (del que sobrará las tres cuartas partes, como siempre…), y montando la decoración y el chiringuito como se puede.

Pero hoy vendrá toda la familia. Hoy vendrán amigos. Hoy habrá niños. Hoy habrá globos y chuches. Por haber, tenemos hasta un paracaídas para jugar, por si se tercia. Hoy habrá una tarta flipante, idea de tu madre y perpetrada por aquí, el Menda, en un pim pam pum, con todo el mundo delante y mirando. Hoy habrá lo que se supone que debe haber en una fiesta molona de cumpleaños. 

tarta tren

Y al final, todo termina guay. La fiesta acaba, la gente se lo ha pasado bien, tus padres podemos respirar, y lo más importante, tú te lo has pasado en grande.

Ya solamente queda meternos en la cama y esperar a que amanezca el domingo. Tarde, a ser posible, por favor. No sé si podré sobrevivir a otra semana igual, de emociones, tensiones, frustraciones, y todo lo que acabe en …ones, como esta semana de septiembre, de nueve días.


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Los DOS añitos de mi Lechona…

Esta semana pasada, nuestra querida Lechona ha entrado directamente en el Club de los 2 años.

Tengo la idea de hacer una crónica de lo que ha dado de sí esta semana cumpleañera, con un post especial, dividido en cuatro (sí, sí… habéis leído bien… ¡Cuatro!) episodios, o partes… Pero esta de hoy… Esta va aparte. Esta entrada es una introducción, más bien.

Hoy vengo a reflejar el estado de cosas actual; una entrada para dejar constancia de cómo está y cómo es, nuestra hermosa niña, con sus dos recién estrenados añitos. ¡Allá vamosssss…!

Viñeta 1, lechona con 2 años.
Viñeta 2, lechona con 2 años.
Viñeta 3, lechona con 2 años.
Viñeta 4, lechona con 2 años.

*–Copiruaight de las fotos lechoneras, de sus autores (usadas sin ánimo alevósico de lucro, palabrita…)–

Pues nada, cielo… Lo dicho, que estás más linda que… …¡que yo qué sé! Pero que también vas sacando tu aquel, eso es cierto… Pero ¿sabes…? ¡Nos molas mogollón! Todavía no me creo que ya tengas dos añitos…

¡Aynssss…!


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Una semana realmente amarga…

¡Qué caprichosa es esta vida! La vida en general…

Regreso a esta humilde ventana virtual, tras un mes entre tinieblas, y desde luego no lo hago en la forma en que yo había planeado hacerlo. Quién me lo diría… Y cómo cambia el cuento. Por eso este post está estructurado en… dos partes.

Veréis. Hace poco más de un mes, andaba yo de buenas, planeando, teniendo en mente mis cosillas sobre qué hacer y cómo hacer, respecto a la celebración del primer aniversario, de esta, mi pequeña página personal… Vuestra página, la de todos aquellos que milagrosamente asomáis vuestros ojillos inquietos por aquí alguna vez… La página de mi querida niña, en definitiva: mi querida Lechona.

¡Un año, ya! Todavía me parece una pasada, para alguien tan (y un año después sigo igual…) tecnolerdo, y a la vez tan inquieto como inconsistente como yo, haber sido capaz de aguantar con este experimento tan personal, durante tanto tiempo. Y la verdad es que ha sido una pasada; algo increíble. ¡En serio! Me sigue pareciendo un pequeño milagro… Y el caso es ese… Que tenía planesIdeas. Puede que algún sorteo, hacer alguna entrada con algunas ilustraciones molonas, y muchas otras cosas que siguen en el tintero… Muchas cosas. Venía de un mes más o menos bueno, de publicar de nuevo con una cierta regularidad de al menos un post a la semana… Estaba un poco on faier, por así decirlo.  Sabéis de lo que hablo.

Y, de repente… Llega la semana en cuestión, y soy yo el que no llego. Líos… No me viene bien… No encuentro huecos… Lo de siempre. Llego a fin de marzo, y el día del aniversario del blog, sigo mudo. -«Bueno… No pasa nada… Que no panda el cúnico. Al fin y al cabo, hacer las cosas con retraso es la Marca Registrada ® de este sitio… No vayamos a ponernos exquisitos y empezar ahora a hacer las cosas bien, ¡por favor…!»-.

Pero luego la Santísima Semana llega llamando a grito pelao a la puerta. Y ya en ello, ando corroborando que las vacaciones no le sientan nada bien a este blog… Y los días pasan. Y de repente, me doy cuenta de que, en el cuerpo a cuerpo nocturno del remanso en que se convierte nuestra Morada, poco a poco la cama va ganádole la batalla a los puntos al teclado, por las noches. Sin darme cuenta, parece que me he hecho un poco más viejo, y como que necesito dormir más. Y de repente, quedarme hasta las mil delante de la pantalla ya no me parece tan planazo, que mañana es día de escuela. -«Bueno… A lo mejor mañana, si no me dejo atrapar por el sofá y lo cuadro bien…»- Pero los mañanas siguen pasando, y el calendario me avisa que hay un agujero enorme, lleno de un inmenso vacío. Un vacío que al verlo me eriza el pelo y me pone sobre alerta, porque comienza a asustar. Y aquí sigo, y no alcanzo todavía a adivinar de dónde vienen las hostias y por qué de repente al bonito globo le da por pincharse así por las buenas, y cuando al señorito le viene bien desinflarse.

Así que aquí estoy… Si no quiero que la cosa se me vaya de madre, tengo que agarrarme los machos, plantar el culo en la silla y volver al pequeño asidero de buen rollito, que normalmente significa esta pequeña pantalla llena de letras, monigotes y sentimientos. Al fin y al cabo, aunque hoy no lo haga por mí, lo hago por mi peque, y ella sí que lo vale. Y eso me ayuda.

Yo debería haber contado aquí con ínfulas, petardos, algarabías, fuegos de artificio y confetis varios lanzados por todo lo alto, un maravilloso resumen de lo que este blog ha dado de sí a lo lago del año: más de 11.000 visitas… Cruzando la barrera justo de los 100 seguidores (y todos ellos ganados a pulso vía blog casi en exclusiva, ya que al no tener todavía, no comparto nunca nada en redes sociales -verdadera vía principal de captación de clientes de un blog-, lo cual creo que le da cierto mérito al asunto para lo irregular que soy publicando)… Gentes que nos visitan desde muchas partes del globo… Quería agradecer a todos y cada uno de los que alguna vez pasaron por aquí y vieron algo de interés en ello… Juraros además amor y gratitud eternas al buen puñado de buenísimas gentes que además, vuelven, y repiten, post tras post… ¡¡Y ya encima, a los que me comentan, verdadera alma de este sitio… ni os imagináis!! Sois como una lotería premiada en forma de frases. Bueno… Todas estas cosas.

Y quizás lo haga y os las cuente en bonito otro día… O puede que a lo mejor, no. Al fin y al cabo, hay cosas que, a toro pasado, ni siquiera tiene gracia aun cuando las cuentas tarde.

Y así me veo ahora… Escribiendo esta noche, obligado en parte, porque ni siquiera es de esto de lo que tenía pensado ponerme a escribir. Es una vuelta obligada, en cierto modo, como digo… Y amarga. Muy… muy amarga. Lo que debería haber sido un post de celebración, se torna por circunstancias, un post de reflexión, como tantos otros antes. Un post de recuerdo.

El miércoles, me entero de que una tía mía, está muy grave; en casa, pero muy grave.

Ayer, ya se nos fue. Y no me he podido despedir de ella. Hacía demasiado tiempo que no la veía, es cierto. Pero era mi tía. Y no he podido ni acudir a su entierro. No he podido ver a mi tío. No he podido ver a mis primas.

Esta mañana, por una de estas cosas del purísimo azar… Descubro con horror, ya que yo no me había enterado, gracias a una compañera del trabajo, que un amigo lejano en el tiempo, un chaval al que conocí, con el que compartí experiencias, un viaje increíble, un tío majísimo, de los de verdad… que nos lo han matado a tiros en Brasil una pareja de jovenzuelos descerebrados, de la más absurda de las formas. Nos lo han matado, a su familia; a sus amigos, a mí… A ti. A todo el mundo. Porque este chico era un auténtico Patrimonio de la Humanidad. Las condolencias y muestras de cariño que me comentan han ido llegando desde los rincones más insospechados de todo el mundo así me lo demuestran. Hugo Calavia. Le exprimiste el jugo a la vida como pocos. Descansa en paz, amigo.

Con este panorama, hoy me ha dado por pensar: ¡qué caprichosa es esta vida! Un día piensas que estás en la cima, que tienes cosas que celebrar (un aniversario de blog), y al día siguiente estás en el pozo. Así, sin comerlo ni beberlo. Te viene el bajón. No te apetece escribir. Y de repente, te encuentras un mes después amarrado a las teclas y escribiendo un post como este, desde las entrañas.

¿Cómo vivir con la certeza de que no tienes el control de tu vida? De que hagas lo que hagas, por mucho que planifiques, por mucho que te lo propongas, el destino puede arrojar sobre ti en cualquier momento, una maceta perdida sobre tu cabeza… Y no solamente es tu vida… Es la de tus hijos. La de la gente a la que quieres y de la que te rodeas. ¿Cómo protegerlos? ¿Qué hacer contra eso?

-«Haces lo que puedes…»-, te dices. Te autojustificas. Y supongo que así debe ser… cuando a uno le da por pensar en estas cosas. Te desvives por ofrecer lo mejor, y un día, sin venir a cuento, el destino se presenta en tu casa, sin llamar antes, sin invitación, calzando chanclas raídas, para contarte que estabas en medio de una partida, y que… ¡¡¡ohhhh… vaya!!!, resulta que estabas jugando con las cartas perdedoras. Y tu vida cambia para siempre de un plumazo. Puede ser un cáncer… Puede ser un navajazo… Puede ser un imprudente despistado cabalgando por ese paso de peatones con el semáforo cerrado al que no estabas atendiendo… Puede ser esa judía mal cocida que se te atraviesa en la tráquea o esa cuerda que se rompe cuando vas escalando aquel saliente. Puede ser esa estufa mal apagada… Puede ser un malnacido con un bidón de gasolina y una colilla… o con un fusil de asalto. O puede ser una maceta perdida. Simplemente puedes estar en el momento inadecuado en el sitio inoportuno.

Sin duda uno quiere siempre lo mejor. Pero a veces con eso no basta. Es duro asimilar algo, ¿sabes…? Saber que por mucho que lo intentes, no lo vas a conseguir. Hay cosas que no puedes controlar. No existe lo mejor… Simplemente, porque lo mejor, en términos absolutos, no está en tu mano. No está en la mano de nadie. En todo caso… será un lo mejor… dentro de lo que hay. Por mucho dinero que tengas… Por muy sonoro que sea tu apellido… El destino, si tus cartas están marcadas, nos puede pillar a todos por igual. Y eso es una certeza, a veces dura y terrible de asimilar. Por eso pensamos poco en ello, porque en ello nos puede ir hasta la propia cordura. Desgracias hay todos los días y en todas partes, pero apenas somos conscientes de verdad nada más cuando nos salpican de cerca.

¿Qué puede hacer uno para evitar el infortunio? ¿Cómo protegernos? ¿Cómo protegerles? ¡Es tan desesperante pensar en que toda una vida de esfuerzos, en todo ese gasto y tesón que empeñamos, que ofrecemos, que vertemos a nuestro paso… pueda venirse al traste y hundirse en la miseria en apenas un parpadeo! ¡¡Taaaannnn desesperante…!! ¿¿¿Qué hacer, por Dios…???

Pues seguramente… nada. Intentar vivir la vida como quieres vivirla; como si cada día pudiera ser el último, supongo. Y darle un abrazo enorme a mi bebé en su cuna esta noche, y decirle y escribirle que su padre la quiere con locura.

Me vais a perdonar, pero hoy no me apetece dibujar.

Descansa en paz, tía.

Descansa en paz, Hugo.


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Cosas que NO he hecho durante mi primer año como padre.

Joder… Hoy vengo con el renglón torcido. Pero creo que si no lo escribo, reviento. Hoy es un día de esos…

Últimamente estoy mucho más obsesionado por la falta de tiempo. En concreto, por mi falta de tiempo para hacer toda una serie de cosas, más necesarias unas y menos necesarias otras. Son las horas para el TENGO que, las horas para el DEBO y sobretodo, las horas para el ME GUSTARÍA.

Esta es una de esas tantas cosas de las que misteriosamente nadie te habla, antes de ser padre. Uno comienza realmente con toda la ilusión del mundo durante el embarazo, creyendo que te vas a comer el mundo; que vas a ser la polla. Levantas la chola, miras a las nubes con esos ojillos de prepapá que tú sabes, y piensas en voz alta: -«¡Hey…! Verás la cantidad de cosas guapísimas que vamos a hacer juntos, pequeñaja… ¡Voy a montarte cada una que lo vas a flipar!»- Y luego la niña nace, las semanas van cayendo como elefantes en estampida por un acantilado, y es la mierda del día a día lo que al final lo marca todo. Como si no lo supieras.

Vale… Ni siquiera tiene que ser forzosamente mierda. Y sí… vale… También la gente TE HABLA de estas cosas durante el embarazo. De acuerdo. ¡Pero no en este sentido, vaya…! Al menos, no te terminas de hacer una idea real. Sabes que tu vida va a cambiar, claro… pero en el fondo, hasta que no pasas por ello… no sabes EN QUÉ FORMAS lo va a hacer.

Es esa rutina tonta de la que cuesta tanto escapar, el día a día, y muchas otras cosas más. Por ejemplo, simplemente, el no poder separar; no poder hacer un paréntesis o un reset, y así no dejar que las pequeñas miserias cotidianas, que nada tienen que ver con tu niña, con tu querido, precioso, maravilloso y tierno bebé, enturbien tu día. ¡Tu bebé no tiene la culpa de tu mal rollo de hoy! ¡No lo pagues con ella y dedícale el tiempo de calidad que merece, caramba! Pero lo dicho… no eres una máquina, y las cosas del interior no se desenchufan así como así. Deberían, pero no. O no es mi caso.

Digo todo esto, porque en noches como hoy, me entra cierto sentimiento de culpa. No sé muy bien por qué me ha dado por ponerme a pensar en ello, porque ni siquiera ha sido un mal día, pero como digo, cada vez pienso más en el tiempo. Supongo que esto de los cumpleaños me lleva a pensar más de la cuenta… Y de ahí, el título del post. Echo la vista atrás… hago repaso mental de este primer año con mi hija… y veo una serie de agujerazos gordos como catedrales. A lo mejor no son tan gordos… A lo mejor son solamente gilipolleces. Pero desde luego, son cosas que, hace un año, o año y medio, no me habría planteado que resultaran así.

Son, a bote pronto, cosas que pensaba en ellas como importantes -o chorras-, y que no he podido o sabido cumplir; una pequeña lista rápida de detalles tontos que pensaba serían así, y en los que, por H o por B, mirando hacia atrás, NO HE ESTADO A LA ALTURA:

# Leerle cuentos por la noche, cuando la metemos en la cuna.
Leerle más cuentos por la noche.

# Ponerle música a saco.
Ponerle más música

# Darle un beso de buenos días cada vez que salgo de casa para ir al curre.
Besitos de buenos días

# Llevarla al campo de excursión, mochila en ristre. Que vea naturaleza. Hojas. Plantas. Bichos. Que respire aire DE VERDAD.
Dar paseos por el campito

# Echarnos siestas juntos. Dormir con ella. Piel con piel… (Más abrazos… o más contacto, vaya. Simplemente).
Echarnos la siesta

# Hacerle retratos… Hacerle más fotos… Hacerla más vídeos… Capturar más recuerdos… Hacerle más cositas, simplemente… (Manualidades y cosas así).
Hacerle retratos, fotos, vídeos, etc

# Cocinar más variado y mejor para ella. Bueno… Simplemente COCINAR más allá de las tres tonterías de siempre, ya estaría bien. Tratar de que se alimente mejor, y buscar soluciones más variadas.
Cocinar más y mejor

# Joder… esta me duele: prepararle SU HABITACIÓN. Esta era un reto personal. Y sigue vacía.
Decorar la habitación

# Otra que tal… Montarle un SUPERFIESTÓN POR SU PRIMER CUMPLEAÑOS. Por circunstancias… Porque soy un seta… Por lo que sea. Ni siquiera tenía que ser superfiestón; o simplemente fiestón. Con una simple fiesta habría bastado. Aunque fuera realmente mínima. (Joder… ¡¡Dos putas botellas de mierda de cava que compro, para brindar, y me las olvido en casa!!) Pero ni eso…
Montarle la fiesta de cumpleaños

Bueno… Bahhh… para qué seguir.

Pero… ¿¿me entendéis?? Joder, ¿tanto cuesta ponerme diez minutos con la niña y contarle cualquier cuento chorra por la noche? ¿¿En serio?? ¡Ni siquiera necesito un libro en la mano! ¡Podría hablarle sobre ovnis que beben leche de pino azul mientras pinto peras sobre un caníbal rebotón que trota cuernos por la falda de una hormiga tricitrícola trufasiana! ¡¡¡Si no me va a entender!!! Solamente hay que estar ahí, hablarle un poco y hacerle compañía mientras se ríe y se va quedando frita… ¡Y ya está! ¿¿Tanto cuesta?? Pues debe ser… Porque… ¡No lo hago! ¡Una de cada mil noches!

¡Iba a hacer tantas cosas…! ¡De verdad…!

Y luego mira… ¿A que parecen tonterías? Cosillas sencillas… sencillísimas, de hecho. El tiempo me come. El tiempo ME PUEDE. Y cuando me veo con un rato libre… ¡Qué sé yo! Procrastino… veo la tele… miro Internet… ¡¡Cosas absolutamente chorras!! Tengo una lista que llega hasta el suelo de tareas más interesantes o útiles que podría hacer… y que sigo dejando de lado. Es como una especie de tortura absurda que me autoinflijo; un estúpido pseudojuego del quiero-y-no-puedo… Pienso en ello, me reboto… pero no hago nada al respecto… Y vuelta la burra al trigo.

Y en noches como hoy, pienso DEMASIADO. Mi cabeza, VUELA… y me pregunto COSAS. En plan… GLOBAL. Leo en blogs como el de Adrián, de Un papá en prácticas, que por -o pese a- su situación actual de desempleado, ahora puede dedicarse plenamente a su niña. Lo leo… y en cierta forma, pese al marrón que es hoy en día quedarte sin curro… me da cierta envidia. Y me da por pensar… ¿Yo estoy haciendo bien, haciendo lo que hago…? Es muy frustrante. ¿Cómo saber que estoy haciendo realmente lo correcto? ¿Me pesará en un futuro? O directamente… ¿Estoy haciendo TODO lo que puedo, con mi tiempo? ¿Estoy aprovechándolo lo mejor posible? O poniendo otro ejemplo sencillo: leyendo las cosas flipantes que hace el amigo Carlos «Lord Vader» Escudero, con sus críos: ¡Esto que monta por lo del anillo de Linterna Verde es la bomba!

Ahora, con mi mente atocinada y borrascosa, hasta me llego a preguntar tonterías del tipo… -«¿Me beneficia leer blogs? ¿Me quita tiempo de hacer otras cosas más importantes? ¿De dormir, simplemente -que buena falta me hace-? ¿Me lleva a sufrir a lo tonto, leyendo cómo son las vidas de los demás? Donde lees todas esas cosas que tú NO haces… (Pues sí… Así de paranoico ando a estas horas…) Y vale… sé la respuesta: no, no me perjudica leer blogs. Sé que quiero escribir, desde luego… Y tan importante en esta blogocomunidad como escribir, o más si cabe, es leer y aprender de las experiencias que contáis los demás, supongo. (Además, es muy tarde; voy con el chip en automático ya, y esto va saliendo solo, así como así, en plan visceral y sin planificar).

Pero entonces… ¿De dónde me viene esa idea tan romántica del padre perfecto? ¿Del padre que llega a todo? Vosotras, las madres, tenéis hasta un pequeño Club en el que refugiaros¿¿Qué tenemos los papás?? (Que nadie me diga… «Abrir la nevera…», o «Poner el Plus…», porfa…)

Mira… No lo sé. Paso. Soy afortunado, Muchas cosas nos han ido genial con esta niña, que es un sol: es una niña sana, buena, cero problemática… Y pese a todo, ya no recuerdo qué pensaba hace año y medio sobre esta etapa, (si es que alguna vez me dediqué a pensar en eso, que ya lo pongo en duda), pero ahora tengo claro que quizás me arrojé unas expectativas, quizás demasiado elevadas, como padre. No quiero pensar si la cosa se hubiera torcido mucho más con cosas más serias (historias chungas de salud, comportamiento, adaptación, económicas, etc), la de cosas que todavía habría hecho DE MENOS.

Supongo que ser un padre novato consiste en parte en darse cuenta de estas cosas. Y si me parase a pensarlo bien, el balance de este primer año creo que sería bastante aceptable, me imagino. Lo bueno es que mira… este primer año ya ha pasado, y no puedo cambiarlo… Pero prometo intentar mejorar para este segundo año que acabamos de empezar.

Eso sí te lo aseguro, mi niña. ¡¡Muacksss…!!: ¡¡Por ésta!!

¡Ea! Me voy a dormir.


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…¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MI PEQUEÑA…!!!

Bueeeeeeeeeeno… Llegamos, -con permiso de tu querida madre…-, al GRAN día de este mes. ¡¡¡HOY CUMPLES TU PRIMER AÑITO DE VIDA!!! Tal día como hoy, hace un año, saliste a este mundo obligada, porque decidiste que en la tripa de mamá estabas estupendamente, y no tenías ninguna prisa por arrimarte a este rincón de fríos, vientos, luces y ruidos penetrantes.

Así que, saltamos de un cumpleaños a otro, y me temo que entre tu madre y tú, me vais a gastar la vida cada segunda semana de septiembre, de aquí hasta los restos, con estas celebraciones tan arrejuntaicas que me traéis.

¿Cómo describir lo que ha dado de sí este año? ¿Cómo contarte lo que nos has cambiado… lo que ha supuesto para nosotros el invitarte a venir a este mundo? La verdad es que lo pienso, y no sabría muy bien cómo empezar. Definitivamente, tengo un problema… y es que, al igual que me pasó el otro día escribiéndole a tu madre por su cumpleaños, son tantas las formas que se me ocurren de enfocar este escrito de hoy, que al final me he decidido a contarte alguna cosa más de lo que NO SE HABÍA escrito ni contado por aquí hasta ahora… Cosas que te han pasado, o que nos han pasado a tus padres, a lo largo de estos 365 últimos días. Así podrás hacerte una nueva idea, una un pelín más concreta, de cómo viviste el primer año de tu vida. Este es mi regalo (y me mis queridos lectores me perdonen por hoy, este pequeño «ladrillo»):

•¿Sabías que naciste un domingo, a las 11:20 de la noche, mientras tenías a toda la familia y compañeros de papá y mamá, pendientes de los sms que les iba escribiendo mientras podía? (Sí, tu padre ni tenía, ni tiene GUASAP -que para cuando tú seas adolescente y lleve diez años obsoleto, reemplazado y olvidado, y no te suene de nada, es un rollito de mandar mensajes por el teléfono móvil, pero en gratis, tipo conversación, y que sirve para mandar vídeos y memes de gatos-).

•¿Sabías que no quisimos saber si eras niño o niña hasta que nacieras, para llevarnos la sorpresa en ese momento? ¿Y que yo tenía asumido que ibas a ser niño? Cuando naciste, fue uno de los momentos más intensos de mi vida… o el que más. ¡¡ERAS UNA NIÑA!!

•¿Sabías que de llegar a nacer niño, nos hubieras metido en un lío, porque no nos aclarábamos con el nombre? Llegó ese día y todavía no estábamos de acuerdo en cómo llamarte; (pero te diré que Aarón estaba en todas las quinielas).

•¿Sabías que llegué a mirarme en la página web del Instituto Nacional de Estadística, TODOS los nombres de la página del registro del censo nacional, en el caso de los nombres de mujer? Hay cerca de 24.000. Y me hice una primera selección de 150, y así hasta llegar a un top 10. Y todo, para que tu nombre no saliera de ahí. Ya nos gustaba de antes. Y por cierto, para chicos creo que al llegar a 17.000, lo dejé… Que sepas que todavía conservo las listas. Y por supuesto, a tu madre no le gustaban los nombres que elegía.

•¿Sabías que en el trabajo de papá, hicieron una porra entre los compañeros, para ver cuándo nacías, y si serías niño o niña, y casualmente no ganó nadie? ¡Y eso que se hizo una segunda ronda! ¡¡Naciste el único hueco que quedaba libre!! Pero claro, cuando llegas con 12 días de retraso, esas cosas pueden pasar. Por cierto, que sepas que al final, al no haber ganador, lo recaudado fue todo para ti.

•¿Sabías que mediste 53 cms y pesaste 3.716 kg al nacer, y que en un año prácticamente has triplicado tu peso? ¿¿¿Te haces una idea de CÓMO has cambiado en un solo año???

•¿Sabías que el primer paseo de tu vida, lo hicimos tú y yo solos? Fue el camino del hospital a casa, cuando saliste, al tercer día. Fue en ese momento -grabado con mi teléfono viejuno-, cuando ya empecé a describirte cómo era el mundo en el exterior… cómo es este mundo que estabas estrenando y en el que te ha tocado vivir: el cielo, las nubes, los pájaros, los árboles, la gente, las calles, el barrio…

•¿Sabías que al principio, a tu padre se le saltaban las lágrimas simplemente con mirarte? Me emocionabas mucho, cariño. (Y todavía me pasa, un año después, aunque ya me controlo más).

•¿Sabías que durante las primeras semanas de tu vida, no te gustaba NADA que te bañáramos? Bueno… creo que en general, no te gustaba que te meneáramos mucho, simplemente.

•¿Sabías que, en relación con el baño, cuando al terminar te secaba el pelito -o el cuerpo- con el secador, SIEMPRE te hacías pis inmediatamente? Se nota que el chorrillo del aire hacía que se te aflojara el muelle… (¿Nos pasará este invierno de nuevo, cariño…?)

•¿Sabías que el moisés donde dormiste tus primeros meses, era de mimbre, y tiene un porrón de años? Allí también se criaron los primos de mamá, así que es una reliquia familiar, que además nos vino de perlas. Por cierto, que cuando nazca tu prima en un par de meses, será la siguiente en usarlo… Y además. antes de dormir en tu moisés, ya lo estrenó el gato en un descuido nuestro. ¡Cómo no…!

•¿Sabías que en tu primer mes, nos echaste encima una supercaca proyectada a chorro, que salpicó por el armario y las paredes de tu cuarto, que nos dejó impactados a tu madre y a mí? Pues casi un año después, todavía pueden verse aquellas manchas.

•¿Sabías que tus primeras zapatillas eran del nº 17? Y que las guardaré para siempre, porque son como un llaverito; de hecho, siempre he pensado hacerle un llavero con ellas. ¿Y sabes además que has estado poniéndote un montón de ropa, durante todo el año, de tu prima E.? (Y por supuesto, estabas tan guapísima como ella). Es lo que tiene tener una prima un año justo mayor que tú, mi vida. (Me parece a mí que vas a heredar ropaaaa… durante muuuuchos años).

•¿Sabías que mientras fuiste lactante, apenas probaste un biberón? No te gustaba ese formato. Pero sin embargo ahora, en estos últimos meses, parece que te los tomas doblaos, hija mía. ¿Sencillez de manejo… o qué…?

•¿Sabías que tu mamá y yo quisimos estampar las huellitas de tus pies con pintura de dedos, cada cumplemés, durante todo tu primer año? Al final, ni siquiera algo tan sencillo hemos sido capaces de hacerlo bien; apenas lo hemos podido hacer cuatro o cinco meses a lo largo del año. (Los meses impares íbamos bien, la verdad…)

•¿Sabías que durante tu primer invierno, yo soñaba con que llegara la primavera para poder llevarte a los parques y poder tumbarnos al sol y jugar en la hierba? Pues al final, la primavera y el buen tiempo terminaron llegando.

•¿Sabías que tu primer diente te salió con cinco meses y medio? Es bastante pronto, por lo que dicen. Ahora ya tienes el octavo prácticamente asomando.

•¿Sabías que también con cinco meses y medio fue cuando empezaste a ir a la escuela infantil? Era mediados de febrero, y eras la más pequeñita de tu clase. Y sin embargo, te adaptaste tan rápido, que parecía que llevabas allí desde siempre. Y las chicas, encantadas contigo. Además, a las pocas semanas, ya tenías pretendientes, por supuesto. Las mamás se te han rifado todo el año para sus hijos, preciosa.

•¿Sabías que en Carnavales, papá y mamá se disfrazaron de soldados de la Alianza Rebelde (decir Luke y Leia igual ya es mucho…) con ponchos de camuflaje de los del asalto a la luna de Endor, y que tú eras una preciosa ewok de traje peludo, que se curró mamá? Star Wars es muy socorrido.

•¿Sabías que cuando tenías poco más de medio año, te caíste del cambiador cuando tu padre te estaba poniendo un pijama? Estabas pringosa de crema, y te tenía mal cogida, y parecías una anguila impregnada de aceite, y no parabas de moverte, y yo tenía la mano buena ocupada, y… En fin. Te caíste, menos mal que con gracia, como una ninja funambulista, con la fortuna de rebotar sobre la papelera, haciendo un doble mortal y medio invertido carpado, y con la suerte de que no te pasó absolutamente nada. Eso sí… no veas tú mi disgusto, nena.  Por favor, no lo vuelvas a repetir, que con una vez ya aprendí la lección. ¡P’aberte matao, mi niña! Tengo varias canas más en la barba, recuerdo de ese momentazo. (Y si llego yo a saber antes que te ibas a  caer, al menos te habría preparado una marmita de poción mágica para ponértela debajo, como le pasó también de pequeño a cierto galo irreductible bajo de vientre y fan de los menhires, que todo el mundo conocemos…)

•¿Sabías que, hablando de barbas, no te gustaban ni un pelo? Te has tirado tres cuartas partes de tu primer año, poniéndote a llorar nada más ver a tu tío H. Y a mi tío M. también… ahora que lo pienso. Y a más de uno por ahí, que tuviera barba y se te cruzara por delante… ¿Qué tendrán las barbas? Aunque no solamente es cuestión de barbas: también te ponías a llorar con tu tío J, y eso que él no lleva barba. (Que sepas que te lo echarán en cara cuando crezcas, y se lo irán contando a tus futuros novios, y te lo recordarán toda tu vida, fijo…)

•¿Sabías que tu papá quería componerte nanas y tocártelas con la guitarra o el ukelele? ¿Y que se volvió a apuntar a clases de guitarra durante este año, para recordar y practicar? Pues bien… la dura realidad paternal le devolvió a su sitio, y ninguno de estos planes cuajó. Pero no desisto. Algún día lo lograré. Y si no, te escribiré cuentos. O te los dibujaré.

•¿Sabías que dentro de cinco minutos, hará un año que naciste?

•¿Sabías que tuviste que llegar tú para que tu papá se abriera por fin al mundo tecnológico e inaugurara un blog? Es tu blog, en realidad…

•¿Sabías que eres una niña tremendamente fuerte, dura y espabilada? Prácticamente, no lloras nunca. O mejor dicho, no lloras cuando deberías llorar. Parece como si los golpes no te hicieran daño, y jamás has caído de cabeza; siempre te las apañas para poner las manos o caer con el culete. Los pinchazos de las vacunas tampoco parecen apenas ir contigo… A veces, me asustas, hija. Estoy alerta, sí… pero ya me confío demasiado.

•¿Sabías que siempre tendré la espinita clavada secreta de no haber podido pintarte un retrato durante el primer añito de tu vida? O varios. O una serie de apuntes rápidos del natural, o algo…

•¿Sabías que otra espinita que tengo clavada es no haberme currado ni tenido lista la decoración de tu habitación desde el primer día? Y así seguimos, un año después…

•¿Sabías que justo ahora, hace un año que naciste? ¿Que hace un año me ofreciste el mejor momento de mi vida? Y sonará triste, pero es curioso que muchos detalles de nuestra primera noche juntos, se me han ido borrando. ¿El cansancio de aquella jornada? ¿Que en realidad estuvimos intentando dormir, y realmente no pasó gran cosa…? No lo sé. ¿A nadie le ha pasado?

•¿Sabías que tuviste que nacer tú para que mi Atleti volviera a ganar una liga, dieciocho años después del doblete del 96?

•¿Sabías que, cada vez que duermes, lo primero que haces nada más despertarte, es echarnos los bracitos, sonreir, y señalar LO QUE SEA que estés viendo, con el dedito? ¿Y sabes que me parece genial?

•¿Sabías que el primer viaje largo de tu vida ha sido este pasado mes de agosto, a la playa, a Alcocéber, en Castellón? ¿Y que viajar contigo ha sido una bendición?

•¿Sabías que, en cierta forma, estoy deseando que duermas ya en una cama normal, sin barrotes de jaula que nos separen -una de las cosas que envidio a los colechadores– , para poder darte un beso de buenos días en condiciones, cada mañana cuando salgo de casa para irme a trabajar? (Es más… ¿¿¿Sabes lo difícil que es darte un beso, simplemente, a oscuras, cuando estás tumbada dentro de la cuna??? ¡¡Lo flipas, maja!!)

•¿Sabías que tu padre, un año después de haber nacido tú, sigue siendo el blando de la casa y un pardillo sentimental? ¿Que, de hecho, anoche, es decir, la noche antes del día de tu primer cumpleaños, a tu padre, mientras repasaba mentalmente este post tumbado en la cama, pensando en todas estas cosas, le vinieron de nuevo las lagrimillas…, así, al tun tun, y se levantó, y fue a tu habitación para tratar de darte un beso? Pues que sepas que no lo logré; que casi la lío y por poco te despierto. ¡Menos mal que con sueño, caes rápido, mi vida! ¡Y encima voy, y me desvelo! (-Si es que ya me valeeee…-)

•¿Sabías que ha sido un año de lo más intenso, y lleno de emociones? Pues que sepas que, a partir de mañana, te esperan todavía muchas más.

¿SABÍAS QUE, POR ENCIMA DE TODO, TE QUIERO MUCHÍSIMO, Y ME HAS HECHO MUY FELIZ? 

ME ENCANTAS, MI NIÑA. ¿LO SABÍAS? Y TE DESEO LO MEJOR, POR TU PRIMER CUMPLEAÑOS.

QUE LO SEPAS, MI LECHONA. MI BEBÉ.

(Y, de nuevo, prometo dibujines para cuando pueda…)

 

 

 


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…¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, CHURRI…!!!

-“Hay días que por algún motivo, son especiales; especiales de verdad, Lechoncilla mía. Y hoy es uno de esos… Un día muy muy especial.”-

-“A TIIIIIIII TIIIIII… TTTA TA Y TIIIIII…”-

-“Sííííí… Hoy es el cumpleaños de mamá, cariño… ¿Lo sabías? De mamááááááááááá…”-

-“…A AAAMMMMÁÁÁÁÁ MAAAAAAMMMMÁÁÁÁ… … …HOLAAAAAA…”-

-«Así que hoy es un día muyyyyyyyyyy especial. Y yo quería usar nuestro pequeño diario para mandarle un besazo muy grande desde aquí, a mamá, y escribirle que la queremos… ¿Me dejas? Que como sé que ella lo lee, así se lo dejamos puesto por escrito. ¿Te parece, amor…? Pues venga, que no tardamos…”-:

 

La verdad es que no sé muy bien cómo empezar… Tenía, como siempre, muchas cosas en la cabeza. Muchos enfoques… escribir esto o aquello; cómo hacerlo… ya sabes.

Pero lo que no quiero es que me pase lo de siempre, y que las excusas me atenacen y me impidan hacer lo que quiero hacer. Hoy no. Por eso, te escribo así, en frío (o en caliente, según se mire…), sin planificar y que salga como salga. Hasta en esto no doy pie, hoy…

Últimamente, parece que todo me sale mal, y sobre todo, tarde. Que las cosas no salgan como aparecen en mi cabeza, ya es un clásico al que feamente me estoy acostumbrando. Como viene siendo esencia en este blog (que nació con meses de retraso), y es marca de la casa, si me plantease hacer alguna entrada espectacular, divertida, con algún dibujillo que realmente molara (que hubiera sido lo suyo), y digna de la ocasión, me temo que la publicaría un mes más tarde… ¿Y qué sentido tendría?

A veces creo que me falta la empatía para darme cuenta de que aunque a mí esto de los cumpleaños no me hace realmente mucho tilín, a los demás no tiene por qué pasarles lo mismo. Sé que te gusta tu cumpleaños. Y sé que últimamente no he estado a la altura. Anoche te dije que tus regalitos no estarían listos para hoy… y me dolió en el alma cuando me dijiste que en el fondo, te lo imaginabas. No sé si me duele más el que tengas razón… o directamente el que lo hubieras pensado. Y me da rabia también… porque lo veía venir.

Todo esto es un poco loco… y a veces se hace difícil y complicado; ya lo sabes. Tenemos una lechoncilla entre manos, que nos quita tiempo hasta para rascarnos la oreja. Tú no sacas ni para ir al peluquero, y por si fuera poco, voy yo y me meto encima en más jaranas, escribiendo blogs y coñas de estas. Y supongo que cuando se me escurren los minutos entre los dedos, las horas, los días… todas las cosas que se me vienen a la cabeza, no son más que una ristra de excusas.

Lo cierto es que han cambiado un montón de cosas desde los once veranos que hace que tus ojazos verdes se me cruzaron por delante y me atraparon. Pero hay unas cuantas, un buen puñado todavía, que no han cambiado tanto… créeme.

Sigo adorando perder mis manos entre tu negra melena… Sigo comiéndote con la mirada cuando asoma un hombro por la camiseta… Se me corta la respiración cuando te rozo y te recorro con mis dedos… y el reloj se detiene cuando sonríes… (¡A pesar del aparato!)

Cuando estás contenta, la casa se ilumina… y cuando sacas ese toque fuenlabreño, ese punto fuerte, decidido, mágico, esa chispa que todavía me emociona… sigo pensando que hay por ahí algo mágico, incomprensible y bendito, al que doy gracias cada día sin saberlo porque hizo que tu destino se cruzara con el mío, y nos haya mantenido juntos al menos hasta hoy.

Pese a los quebraderos de cabeza, a las dificultades, a las decepciones, a las cuestas arriba, a los silencios, a las cicatrices… Pese a todo, el hechizo de tu nariz de brujilla todavía funciona… Sigo aquí, mi amor, y sigo enamorado. Seguramente, más que nunca. Eres la mujer de mi vida, desde hace tiempo, y deseo de todo corazón que lo sigas siendo durante muuuuuuucho tiempo.

No quiero enrollarme más (sabes que lo podría hacer…). Solamente quiero que sepas que… bueno… igual no es gran cosa, pero me he propuesto no dejarte sin regalo hoy. No es algo material (que llegará), pero por lo menos es algo original, que todavía no había hecho hasta ahora: esto es una declaración de amor en toda regla; es una confirmación por escrito de que sigo estando aquí. De que puedes contar conmigo. De que tenemos un milagro de niña que ha llevado nuestra relación a otro nivel, y quiero seguir matando al monstruo de final de pantalla para pasar al nivel siguiente, y recorrer contigo el juego entero hasta el final. Es tu primer cumpleaños como madre, y esto ya no hay quién lo pare…

Y te la envío, y esto es lo original… desde el ciberespaaaaaaaaaacio. ¡¡Cómo mola Internet!!

FELIZ CUMPLEAÑOS, CHURRI. TE QUIERO.

-Y el dibujitoooooo… ya lo añadiré otro día, te lo prometo-.

11 de septiembre de 2014

 

-“…A BRRRRRRRRRR… ZRRRRRRR… GHANNN GHAAAANNNN… TITIIIIIIII…”-

-“Ya estáááá, hiiiiija… ya he terminaaaaaado. Sííííííííí… Ha sido más que un beso para mamá, sí, vale… es verdad… pero es que la ocasión lo merece, créeme. Ya lo entenderás cuando seas un poco más mayor, no pasa nada…

-“…A MAAAAA… AHHMAAA… …¡¡¡AUUU… AUUUU!!!”-

-“Síííí… eso es… a mámá… a mamá. ¡Hala…! ¡Vámonos a jugar…!”-