Y yo con estas barbas

Relatos sobre mis experiencias y expectativas como padre novato


41 comentarios

La chica del parque

parque infantil

-«¿…Qué edad tiene, ella…?»-

Esas fueron las primeras palabras que me lanzaste. Típico arranque de conversación de parque. De hecho, no conozco soplete encendido más sencillo y eficaz para derretir ese estúpido disfraz de hielo con que nos embutimos a veces los adultos en sociedad. Dos niñas que se juntan, y por tanto, dos padres (progenitores de albero, de los que pisan la arena, y no de graderío, de los que calientan banco comiendo pipas…) destinados a la inevitable interacción.

-«Pues cuatro años, acaba de hacer hace poco…»- Te respondí.

-«Anda… Igual que la mía. Pero esta tiene tres…»- Me respondiste tú.

Apenas una frase… Ya está. Hielo roto. Y suena la campana del primer asalto. A partir de ahí te empezaste a abrir cuando entraste con el juego de pies, esa ágil danza que solamente saben bailar los más finos púgiles y con la que te hipnotizan, a la vez que empiezan a marcarte con directos al rostro y al hígado sin verlos venir. No es algo a lo que esté muy acostumbrado, así que me pillaste con la guardia claramente baja…

-«¿Y cuándo se pasa esto…?»- Me preguntas. Y yo no acierto a reaccionar de primeras. Igual mi cara de extrañeza de falso actor me delata, y me lo aclaras… -«Lo de no hacerte caso, y eso… ¿Les dura mucho? Porque yo no puedo con ella… Ya no sé qué hacer. Estoy desesperada…»-

¡Vaya…! Esta no me la esperaba. No es lo primero que uno espera oír al entablar una conversación con un desconocido, la verdad. Pero, ¡hey…! Estando entre críos he aprendido que todo es posible. Intento quitarle hierro al asunto, bromeando con lo típico de que «…depende, pero que según mi opinión, me temo que a muchos les dura toda la vida, jajaja…» Y que «…la mía hace un rato no quería salir de casa, y últimamente tiene el NO por bandera.» 

Pero no hay atisbo de risa en tu rostro; mi estúpido comentario se precipita pues, en picado hacia el fango. Una mirada un poco más atenta, me revela una cara seria… Franca, directa. Compungida. ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué me estoy perdiendo…? Cuando el siguiente directo vuela de nuevo hacia mi mandíbula desnuda, dándome dos tazones de caldo: -«Es muy duro… Estoy divorciada. Y es que sola es muy difícil… No me hace caso; me ignora todo el rato…»-

¡Woooooooww…! Esto sí que es un panorama inédito frente a mí. Una situación frente a la que me encuentro francamente desarmado y desubicado, y en la que pese a todo, me sorprendo no tratando de hacer el avestruz, cayendo a la lona a las primeras de cambio para besar el suelo, como si estuviera pidiéndole la hora al árbitro para salir por piernas de allí cuanto antes. Porque en tanta sinceridad por segundo, sin embargo, no percibo un intento de oscura encerrona de telepredicador vendebiblias, sino más bien, el deseo sincero de quien necesita un asidero, un amarre, un flotador salvavidas al que agarrarse, efectivamente, casi con desesperación… El anhelo que ves asomar en todo aquel que no tiene nada que perder, y que por tanto por intentarlo que no sea.

Me vas contando, y te voy respondiendo, saliendo más o menos como puedo de la esquina en que metafóricamente me he colocado, y descubriendo la película… Divorciada. ¿Sin curro?, pero pendiente de uno en ciernes al que quieres aferrarte, en turno de noche, que suena a gloria y sobre el que proyectas, ahora sí, cierta ilusión… No está el horno para bollos.

Te pregunto cosas, intentando siempre ir cauto por la orilla máxima del respeto, porque no te conozco de nada, y a lo mejor no lo parece, pero me voy cargando de plomo poco a poco las zapatillas. Apenas un par de amigas te quedan después de que el duro proceso haya arrasado con todo, y un único sostén en tu vida: tu madre; tu verdadero salvavidas, que hace lo que puede y más, pese a los dos trabajos que lleva encima para poder salir con todo adelante. En una ciudad nueva para ti, por lo que me pareció entender. Especialistas y situaciones por las que has ido pasando: psicólogos, terapia infantil… Nada parece funcionar. Y no te haces con la niña. Y la cuesta que cada vez es más y más empinada.

Y yo miro a tu hija, y veo a una niña normal… Con un nombre precioso, por cierto. Y te miro, miro tus ojos, y ¡guau…! ¡Es cierto…! Eres una chica joven, atractiva… Pero noto tu rostro apagado. Estás de parques con tu hija en un mediodía soleado y en tu mirada entrecerrada se percibe de todo menos alegría. -«…O quizás te hundes más…»– Me replicaste a algún intento de acercar algún tipo de lado positivo a todo el tema. Como si hasta tu voz se fuera apagando poco a poco, palideciendo ligeramente a lo largo de la conversación desde que me lanzaste la primera frase.

Me das las gracias, y tratas de hacer que tu pequeña te siga, que ya es hora de marcharse. Veo que sí, que lo tuyo te cuesta. Y yo me quedo frío. Frío de cojones… Como un pasmarote. No sé qué ha pasado, realmente. Y aunque no sé definir lo que he visto (agotamiento, desaliento, angustia, ¿depresión quizás?), es descorazonador saber que alguien anda por esos caminos. Pero sí sé lo que siento, y siento que a lo mejor podía haber hecho más. Ahí se marcha, una chica, una mujer, una madre, con su pesada mochila de problemas a cuestas.

————————————————————

«Y de repente, no noto el alivio del que se libra de una molestia; más bien es todo lo contrario…»

————————————————————

Siento más bien la desazón del que como alma gemela (y los que somos padres somos en cierta forma, almas gemelas, porque a todos nos une ese pequeño cordón vital que son nuestros hijos), comprende lo que te pasa, y siente la necesidad de hacer algo, siquiera un mínimo intento o amago, de aliviar una pizca del pesar de esa persona de alguna manera. Empatía, creo que lo llaman en mi barrio a eso.

Corro al carrito de mi bebé, saco de mi bolso una de las tarjetas del blog, que tengo (pura casualidad, lo juro…), y me lanzo detrás tuya, antes de que te me pierdas a lo lejos. No sé si me estoy pasando tres pueblos, o metiéndome donde no me llaman, pero aplico tu misma filosofía… «No pierdo nada intentándolo». Te la ofrezco, y te cuento mi historia. Que escribo en un blog, sobre paternidad. Y no sé si te informas o no habitualmente por Internet, pero te digo que conozco alguna gente, algunos sitios por los que, no sé cómo, pero si te quieres asomar, tal vez, quizás tal vez, puedan servirte de ayuda… Que conozco algunos videoblogs y canales de YouTube fantásticos, como el de Alberto Soler. Como el de Miriam Tirado. Que hablan de estos problemas: sobre rabietas, sobre fases y etapas de desarrollo, sobre gestión de problemas en la crianza…

Me hubiera gustado hablarte de la maravillosa comunidad que es Madresfera, la comunidad de blogs más grande e importante sobre temática de crianza y familia en castellano, repleta de información útil, y que es una puerta abierta que podría llevarte a un millón de puertas más. Y de su fantástico podcast, en el que comparten mil y una situaciones cotidianas en las que a lo mejor puedes llegar a verte reflejada en un momento dado, y nos dan a conocer ya sean tanto sitios increíbles, como Edurespeta, o profesionales, como las chicas de Bliss. Me hubiera encantado contarte sobre la gente de Asociación Española de Madres Separadas, en la que pongo la mano en el fuego, podrías encontrar una tribu digital que te ayudara en cierta manera a no sentirte quizás con ese peso del mundo tan asfixiante sobre tu cabeza. Y sobre tantas y tantas cosas que ahora mismo ni se me vienen a la cabeza…

Te ofrecí mi correo, para hablar, si querías. Te ofrecí mi pequeño sitio para que te asomaras por él cuando quisieras.

-«Muchas gracias, ¿eh…? De verdad… Por cierto, me llamo…»- Y después de todo, parece que tu voz vuelve a resonar un poco más alta y confiada. Buena manera de irse ya cada uno por su lado.

Quizás todo aquello fue un error. Quizás las buenas intenciones ya no te sirvan. Quizás simplemente buscabas un rato de desahogo frente a un desconocido; sentirte escuchada, y nada más; tratar de conectar con alguien, por poco tiempo que fuera. Quizás necesitabas respuestas, o un remedio mágico que no supe recetarte. Me diste las gracias, pero no sé si por quedar bien o porque realmente aquello sirvió de algo. Y desearía que fuera esto último. Pero los padres debemos ayudarnos entre nosotros. ¡La gente, qué carajo…! Debemos ayudarnos entre nosotros. En lo que podamos y sepamos. Es un precepto de ética básica que querría aplicar en la educación de mis hijos, y no conozco nada mejor que predicar con el ejemplo.

————————————————————

«Si ves a alguien con problemas, intenta no pasar de largo. Quizás un simple detalle ya merezca la pena.»

————————————————————-

Y en un instante llegué a la conclusión de que nada sobre lo que he estado escribiendo o haciendo por aquí durante estos años desde que me uní a este mundo blogger de la paternidad, tendría sentido si no hubiera sido capaz al menos de hacer este simple gesto por ti; que no es ni más ni menos que lo poquito que está en mi mano, dadas las circunstancias.

No sé qué será de esta historia, finalmente. Seguramente se quede anclada en estas pocas letras, y nada más. No sé si tiraste la tarjeta del tonto este en la primera papelera que encontraste al doblar la esquina, o si por el contrario te animarás, cogerás esa tarjeta del fondo del bolsillo y te asomarás por aquí el día menos pensado. No sé si en algún momento llegarás a leer esto y harás clic sobre alguno de esos nombres que acabo de escribirte. No sé si seguramente fui pretencioso, o si volveré a saber de ti. Pero cualquiera de estas cosas estaría bien, si con ello encuentras el sendero que te lleve a recobrar el ánimo y la felicidad que a todos nos corresponde y que todos nos merecemos.

Cuídate mucho, chica del parque. Remontarás. No lo dudes.

Nos vemos por ahí.


27 comentarios

Buscando un colegio

Bueno… Pueeeees… Esta entrada ya iba tocando. Los dados… rodando por el tapete: YA ESTÁ ENTREGADA LA INSTANCIA DE PETICIÓN DE COLEGIO.

Han sido un par de meses ciertamente interesantes… Por no decir otra cosa.

Llevo mucho tiempo pensando en escribir sobre el tema de la búsqueda del colegio, pero los días pasan, los acontecimientos pasan, y no se me ocurría la mejor manera de enfocar este asunto, ni encontraba el hueco para hacerlo. Este tema da para para un blog entero, si te pones, así que mejor voy al resumen y a las conclusiones.

Lo básico: espero que a nuestra Lechona le guste el colegio que hemos elegido para ella. No sabemos todavía si nos lo concederán, pero en cualquier caso, caiga donde caiga, nuestro deseo para ella, por encima de lo demás, es que sea feliz.

Deseamos que en el colegio se encuentre a gusto; que aprenda cosas, haga amigos (puede que alguno hasta le dure toda la vida), se desarrolle como personita, y por supuesto, que disfrute y pase allí grandes momentos que atesore para siempre. Tal es el PODER que tiene el colegio en la vida de un niño. Todos lo sabemos. Y no es poca cosa.

Allí conocerá a las personas que serán la máxima referencia en su vida, junto con nosotros. Alguno, de hecho, puede que influya en su vida de manera definitiva: algún maestro o maestra que plante en ella una semilla de inquietud, de curiosidad, de amor y pasión por algún menester concreto, que haga que enfoque su futuro a desarrollarse personal o profesionalmente por un campo determinado… Por poneros un ejemplo.

Han sido dos meses de visitar centros, de jornadas de puertas abiertas y encuentros informativos, en que hemos recorrido los pasillos de al menos cinco centros, del total de 9 colegios que nos pillan en un radio de 10 minutos andando desde casa, y entablado una primera aproximación con parte del personal que dirige y gestiona dichos centros. Recopilando información. Recabando sensaciones… 

Esta búsqueda, me ha llevado a afirmar que no creo en la existencia DEL COLEGIO PERFECTO. A medida que visitaba centros, veía en unos las carencias y virtudes de los otros. Cada uno, cojeando de una pata diferente, por así decirlo…

Al final, la conclusión lógica a la que llegas es que hay una serie de factores, que debes primar en función de tus necesidades y tus circunstancias. Y que al final, dictará sentencia EL PROFESORADO. Por encima de cualquier otra cosa.

Finalmente, nos hemos decantado por un cole público, al que podemos ir andando, aunque no es el que está frente a casa. Y aquí, dictaron sentencia las SENSACIONES POSITIVAS que me transmitió el sitio, y la importancia que le dan en el centro al desarrollo plástico y artístico, junto al desarrollo de la lectura. Confieso que ahí me ganaron por la mano. Además de trabajar por PROYECTOS toda la etapa de infantil.

Debo reconocer que para mí no ha sido tarea fácil, la elección. A diferencia de Churri, que vive aquí desde toda la vida, yo no conocía nada de estos colegios. Y quería informarme bien. Y en esto ha quedado finalmente la cosa: la decisión está tomada. La suerte, está echada. ESTO ES LO QUE HAY.

Esto de buscar colegio es una fiesta

No voy a hacer un post sobre pros y contras; sobre mil y un detalles que implican elegir tal o cual cosa. Quizás escriba sobre estas cosas en un futuro, pero ahora mismo no me apetece.

Hoy simplemente quiero remarcar que toda esta fase, me ha dejado una especie de… agujero. Una inquietud vital que me tiene un tanto desconcertado, por lo que implica y representa.

Pese a todo lo escrito más arriba, una pregunta me ronda por la cabeza como si de una mosca cojonera se tratase: -«¿HABRÉ HECHO LO SUFICIENTE?»-

Me explico: ¿hasta qué punto la búsqueda o elección de un colegio, puede condicionar la vida de la familia? Cuestiones como el trabajo o la vivienda… ¿Están por encima de la educación de los pequeños de la familia?

Uno puede plantearse la cuestión de mudarse por temas de trabajo. Es un ejemplo típico. Porque lo tomamos como algo prioritario. ¿Te plantearías lo mismo, por temas de colegio? ¿Eliges cole simplemente en función de lo que te rodea, de lo que hay en tu barrio, o eres de los que, conociendo el colegio de tus sueños, moverías cielo y tierra, mudando a la familia de ciudad incluso, por elegir ese colegio que quieres? Es decir, priorizar la educación de los hijos por encima de todo lo demás…

Hoy me siento… ¿Cómo decirlo? -«No tengo tiempo. No tengo recursos. Igual el cole que está frente a casa está bien…»- ¿Utilizas estos argumentos para evitar preguntarte, si no merece la pena que inviertas más tiempo y esfuerzos a informarte sobre cuál puede ser la mejor opción respecto a la educación de tus hijos?

Reconozco que a mí esto del interés de los colegios me ha pillado a destiempo. Soy así de pavo. Sabiendo hace uno o dos años las cosas que sé ahora, igual hubiera tomado un rumbo diferente. (Quizás sí me hubiera planteado comprar un coche, por el tema de ampliar radio de búsqueda, o modificado de otra manera mi horario de reducción de jornada laboral, para poder llevarlo o traerlo en condiciones…) No lo sé.

Hay gente que cambia de piso. De barrio. Puede que de ciudad. Que cambia sus trabajos. Que renuncia a cosas importantes, con tal de conseguir el colegio que consideran fundamental para sus hijos. Yo no he hecho nada de eso. Y esa es la incertidumbre. El no saber si HE HECHO LO SUFICIENTE. Si hubiéramos podido ampliar el radio de búsqueda. Ya sabéis… Dudas absurdas de padre-mártir. Lo de siempre, vamos. Echarse tonterías encima, como si no tuviéramos ya suficientes cosas, carajo…

En fin. Sea como sea, la decisión ya está tomada. Ahora, a esperar y cruzar los dedos. Esperemos haber acertado. Yo creo que el cole está bien. Aunque solamente el tiempo lo dirá…

Y para todo lo demás, YA ESTAREMOS NOSOTROS, que es lo importante. 

(Este post viene a colación a mi respuesta mental a dos publicaciones concretas: este genial post de Pau Almuní, de Niños emprendedores y una reflexión que lanzaba Melisa Tuya, de Madre reciente, vía Twitter, en la que preguntaba: ¿Qué colegio quieres tú para tu hijo? ¿Qué buscabas? ¿Qué no querías? ¿Estás contento con el que conseguiste?)

Así que desde aquí, hago mías de nuevo sus cuestiones, y te pregunto:

¿Qué colegio quieres tú para tu hijo? ¿Qué buscabas? ¿Qué no querías? ¿Estás contento con tu elección?


12 comentarios

Día mundial de las enfermedades raras

Rare Disease Day Logo & #YOTAMBIÉN

Conozcamos a Pedro y a Berta. 

Pedro y Berta, son pareja. Muy guapetes, ellos. Se quieren un huevo, y llevan ya unos añitos cohabitando, como se decía antiguamente, «en pecado carnal», en su pisito comprado a incómodos plazos. Y quieren darle un punch a su relación. Se casan. Vale… ¡Bien por ellos! Peroooo… se les queda corto. Así que… ¡¡¡Se han liado la manta a la cabeza, y quieren ir a por un bebé!!! (¿Os va sonando de algo la película…?)

Tienen un proyecto de vida en común, y bueno, se lanzan a por ello. ¡Enhorabuena!

Un año y un mes después, nos encontramos a Pedro con unas ojeras más negras que las del amigo Bitelchús, y de la teta izquierda de una despeinada pero poco despierta Berta, cuelga lozano y alegre, un mico que no para de chupar, mientras le araña no tan graciosamente parte de los michelines que todavía asoman tras el parto de hace tres meses. Pese a todo, ambos no dejan de tener esa sonrisa boba en la cara. Ya sabes a cuál me refiero…

Tres años después, vemos a Pedro agarrando de la mano a su enano frente a la puerta de su nuevo colegio. Ni el uno quiere dejarlo entrar, ni el otro tiene claro querer hacerlo tampoco. Ambos saben que una nueva etapa ha llegado, pero hay ciertos días en que despedirse es duro, aunque sepan ambos que será un gran día. Veremos a Berta más tarde, a la salida, para recogerlo, llevando en el carrito a su hermana pequeña.

Cinco años más tarde, el enano de Pedro y Berta ya no es tan enano… Le da cabezazos a su madre en la barbilla cuando quiere vacilarla un poco, aunque hoy no tiene la mente en eso: ¡hoy juega la final del torneo de futbito con el equipo de su nuevo barrio! Con la llegada del pequeño de la familia, cambiaron de aires a un sitio más cómodo, amplio y tranquilo. Esta tarde toda la familia irá a ver cómo lo peta el chaval, rompiendo la red contraria a balonazos, y se irán después a celebrarlo, a ponerse ciegos a pizzas y Tangs de naranja refrescantes. ¡Pedro invita!

Diez años más tarde, Celia, la mediana, trae de cabeza a sus padres… ¡No ha aprovado ni el recreo! El pavo está haciendo estragos en ella, y Pedro y Berta andan locos buscando soluciones: no saben si enviarla a un internado en Suiza; si comprarle un ordenador flamante nuevo para motivarla, o si tirarse ambos a un pozo y que le den al maldito mundo.

Quince años más tarde, Alberto, el pequeño de la saga, ha terminado la universidad, y se va de becario a Rotterdam. Los dos mayores paran ya poco por la casa; los findes, a pillar el cargamento de tuppers con lo que les prepara mamá, y poco más. El último pichón parece abandonar el nido, pues. Ha costado sangre y sudor sacar adelante esa maldita carrera, pero el chaval tiene la cabeza amueblada. Pedro y Berta, están felices. Tienen el corazón dividido, porque saben que la casa no será la misma sin la pandilla dando por saco… Al fin podrán respirar, pero ellos en el fondo, adoraban todo aquel jaleo. Es ley de vida, y ellos tuvieron que ponerse las pilas, claro, pero su plan de vida les ha ido bien. Les quedan unos cuantos largos años juntos, claro, pero esa es ya, otra película…

Ahora, vamos a conocer a DemetrioDeme«, para los colegas…) y a AngélicaAngie«, para las colegas…), ¿os parece?

La vida de Deme y Angie transcurren casualmente idénticas, clavadas a las de Pedro y Berta. Pero en un momento, muy temprano, algo en la historia, cambia. ALGO NO VA BIEN CON EL PRIMER lechón de la pareja. Tiene ALGO. Algo le pasa. Algo RARO. Resulta que tardan en verlo, pero lo sienten…

Poco a poco, dan con un diagnóstico acertado. El pequeño Leo, que así se llama el enano, padece lo que los médicos catalogan como una ENFERMEDAD RARA. Deme y Angie no se lo terminan de creer. ¿Por qué a su hijo…? ¿Por qué ellos…? ¿Cómo es posible tener tan mala suerte, si eso le ocurre a uno entre un millón…?

Deme y Angie no tendrán más hijos. No se lo pueden permitir. Angie dejará su trabajo para cuidar al pequeño 24/7/365. Deme trabaja como un mulo para sacar la pasta que necesitan para ir a los EEUU, donde por lo visto hay un fiera que trata de alguna manera innovadora la enfermedad de su hijo. ¿Y aquí, en su patria? En su hogar, en su barrio… Aquí no les dan muchas esperanzas. Estudiar el caso de su pequeño no compensa. Deme y Angie sacrifican hasta la última gota de su sangre para dale la mejor calidad de vida posible a su pequeño. Pese a todo, el chaval no llegará a ser muy alto. Tampoco jugará en ningún equipo de fútbol, y sacará sus estudios básicos… básicamente como pueda. Jamás se irán de vacaciones a la playa, porque solo con pensar en la logística, ya se caerían de espaldas.

Deme y Angie son todavía jóvenes. Si les miras a la cara, nadie adivinaría la edad que tienen, viendo la mella que las preocupaciones han dejado en sus antaño también hermosos rostros. Pese a todo, en su mirada resignada todavía refulge esa luz, la de la tenacidad, la del amor, la de la conciencia de haber logrado enfrentarse a la adversidad más perra y cruel, y haber conseguido mantenerse a flote ante tantos rayos que enviaba la maldita tormenta. Ellos, que han hecho de la sangre, el sudor y las lágrimas, no solamente una filosofía de vida, sino un eslogan que imprimen en camisetas que tratan de vender en una tienda onlain junto a una asociación, para recaudar fondos para investigación.

Deme y Angie vieron cómo su plan de vida saltó en pedazos y a tomar por culo a las primeras de cambio. Y pese a todo, pese a que frente a tanta piedra, a tanto muro con alambre de espino y tanto fango movedizo que jalonaba el camino, lo fácil habría sido derrumbarse y echarse a la cuneta a ver las nubes pasar con la mente puesta en blanco, ellos siguieron adelante, porque no les quedaba jodidamente otra. A su hijo Leo no le quedaba otra. Y ya está. Hicieron lo que pudieron, supieron e inventaron. Y muchísimo más… Hubieran vendido su alma al mismísimo Lucifer y puesta con un lacito verde, de haber sabido que eso solucionaría algo. Realmente, el maldito karma se cebó con esta pareja aquella tarde que decidió acercarse de visita y entrar en casa sin llamar.

Dos familias. Dos supuestos. Uno, el que casi todos nosotros conocemos… y esperamos vivir. El otro, el que seguramente sufre un mínimo porcentaje de la población; que no pidieron, por el que no firmaron, que no esperaban, y sin embargo, deben llevar a cuestas en la mochila porque no les queda otra.

Realmente, yo no tengo ni idea de lo que estoy escribiendo. No conozco ningún caso en mi entorno cercano. Por eso se les llama ENFERMEDADES RARAS. Porque es raro encontrártelas.

Pero existen. Que se lo pregunten a estas familias. Y me puedo hacer una muy ligera idea de cómo es el día a día de estas familias. O no… Seguramente no tenga ni la más remota idea de cómo se vive de esa manera… Familias que viven con la constante de ver cada día, que las dolencias de sus hijos o familiares no se resuelven; no se investigan; no se conocen; no se ven. Son como fantasmas… O peor. Creo que en la tele y en los medios dan mucha más bola a los fantasmas que a ellos. Saliendo a flote básicamente como pueden, gracias al apoyo de su entorno cercano y de gente con historias similares.

Yo soy un ciudadano corriente e ignorante, que no tiene ni puñetera idea de cómo está el tema de las enfermedades raras en este país. (De momento, mi pequeña lechona va creciendo sin mayores preocupaciones, sana y feliz). Pero al menos, tengo CONCIENCIA. Y gracias a iniciativas como ésta, tengo ya en mi cargada agenda la promesa de informarme más y mejor sobre este tema. Porque yo, al igual que tú, podemos hacer algo al respecto para que esto cambie, y darle más presencia a las ENFERMEDADES RARAS. Se lo debemos a la sociedad. 

El 29 de febrero es el Día Mundial de las Enfermedades Raras. Dedícales al menos un minuto de tus pensamientos.


55 comentarios

¿Segundos hijos…? ¡Un mar de dudas!

Hay una cuestión a la que he venido dándole vueltas cada cierto tiempo durante todo este año. (Y he de decir que este de hoy es un post al que igualmente llevo queriendo darle salida desde hace bastantes meses).

Tienes una maravillosa Lechona que este año ya cumple sus 2 primaveras. Todo va aparentemente bien por la Morada (al menos, todo va dentro de sus parámetros lógicos…), y el calendario mantiene su particular idilio con el otoño, sus hojas cayendo una tras otra, como a golpe implacable de metrónomo.

Y de repente, ¡¡tacháááánnn!! Tu viejo colega, el Reloj Biológico, llama otra vez a la puerta: -«Hey man… ¡¡He vuelto!! («Guiño guiño» con el ojo, «chicck chicck» con el dedito…)»- y te aplaude la cara de nuevo con un manotazo retador. Y la pregunta, que hasta ahora se había estado manteniendo a distancia, danzante en el aire como una mariposa más o menos cojonera, cae a plomo sobre la mesa con el mismo ruido ensordecedor que haría una biblia medieval de catedral, de esas de 500 kilos, de las gordacas que te cagas

…-«¿Y AHORA QUÉ…? EL SEGUNDOOOO… ¿PARA CUÁNDO…?»-

Y es aquí, a lo loco, mano en la frente y ceño fruncido, cuando uno retoma aquel viejo juego que creía ya guardado: el CUIZZ de las BIG CUESTIONS.

El otro gran valor de otorgamos a esto de los blogs y el mundillo 2.0, aparte de contar la experiencia propia, es precisamente el de recabar información de los demás usuarios de la red, nuestros queridos vecinos virtuales en esto de las miserias y alegrías comunes y cotidianas.

Pues bien. Vaya por delante que seguro que es por mi escasa dedicación lectora, dentro de la gran abundancia de bitácoras de temática familiar que hay hoy en día… Vale. Pero dentro de todo lo que leo, me ha parecido encontrar un serio déficit de contenido respecto a este momento concreto: el momento en que una pareja se plantea ir a por el segundo lechón. (Y aquí me voy a permitir el lujo de incluir tercero, cuarto y de ahí en adelante, para gente amante de las grandes camadas…)

Sí que se leen cosas del proceso, con el embarazo, o de cuando ya lo tienes encima, arropado entre tus brazos; de lo duro que es, de lo maravilloso o dramático que resulta, según el caso… De lo que implica, de cómo lo llevan unos y otros; unas y otras. Y así un largo etcétera. Pero lo que es realmente sobre la FASE PREVIA, leer… leo poco.

Y no entiendo muy bien por qué. Porque a mí, a nosotros como pareja, llegados a esta fase en la que diría alguno …que se nos va a pasar el arroz, se me vienen a la mente MIL MOVIDAS. MIL DUDAS. MIL PREGUNTAS. MIL TEMORES. MIL PUÑALES A REPARTIR A PARTES IGUALES ENTRE LA CABEZA Y EL CORAZÓN, PARA LO QUE VA A SER LA GRAN REYERTA A CARA DE PERRO ENTRE LOS DOS. 

¿Todo el mundo asume tan fácilmente lo que puede implicar tener otro crío…? ¿Nadie airea sus «pegas», sus dudas, sobre la decisión en sí misma? Igual es que yo le doy muchas vueltas al coco, ya no lo sé… Pero es que a mí me martillean de cuando en cuando como una colleja de esas con efecto que repartían los profes rancios del viejo régimen, para devolverme a mi sitio.

Yo, ahogado por las dudas sobre tener más hijos.

Quieres otro crío, vale… Pero… ¿Realmente estaremos haciendo bien teniendo otro? ¿Es lo más adecuado? ¿Estamos haciendo lo correcto? Para nosotros, como pareja… Para el mundo. ¿Es este nuevo acto de amor una acción verdaderamente responsable? Se me podrían ocurrir 1000 razones para tenerlo, pero creo que igualmente se me podrían ocurrir otras tantas excusas para no tener más.  ¿Simplemente vale CON QUERERLO ambos, y ya está? ¿No hay más que hablar…? ¿Así funciona la cosa…? ¿Arriesgamos nuestra más-o-menos estable felicidad actual y presumiblemente futura, por una apuesta de riesgo imprevisto? ¿Y SI LA CAGAMOS? ¿Y SI ESTAMOS COMETIENDO UN ERROR TENIENDO MÁS CRÍOS?

Un ejemplo: ya has tenido tu primer lechón biológico; Perfecto. Ya has perpetuado tus genes, asegurado la continuidad de tu linaje, el desarrollo de una descendencia y la pervivencia de  tu apellido; tu crío es monísimo, clavadito a ti y todas estas chorradas medievales, bla bla bla. La saga familiar continúa (como con Star Wars), y los suegros sacan pecho, vale… Ya tienes tu medallita. Pero además, quieres otro. Tal y como está el percal en el mundo… ¿No sería el momento perfecto PARA ADOPTAR…? Por ejemplo, digo yo…

Luego están las profundas cuestiones relativas a la pareja: ¿estaré, sin saberlo, con un segundo encargo, dando la puntilla a mi relación? Si solamente ya con uno, es duro y complejo, con sus conflictos y gaitas… ¿No sería otro lechón más, un suicidio de pareja? ¿Un clavo en la tapa del ataúd de la relación marital? Creo que la mayoría (realista) ya asumimos que 1+1, en este caso suele ser más que 2. Vale, igual estoy siendo un poco exagerado o radical. Pero, ¿no podría ser, al menos, una duda razonable...? ¿No es tan descabellado pensar que es una prueba más dura, una montaña todavía más grande y complicada de escalar que la que escalas con el primer hijo? No tengo estadísticas delante, ni tengo a un Marty McFly de dentro de 10 o 15 años que venga en un flamante DeLorean, y me avise y me asegure que todo sigue viento en popa en el hogar familiar.

¿Y qué hay del sexo? Por aquello de escribir sobre algo un poco caliente, digo, y elevar mis paupérrimos índices de audiencia… Mi experiencia con nuestra peque me ha escaldado un tanto… (Algún día quizás saque el tema…) Y solamente pensar en otra situación similar (que puede volver a darse, O NO; está claro…), pues no me hace la mayor de las ilusiones, ciertamente. Temo que, llegado el momento, tenga que hacerme un calendario de bolsillo con una foto de mi Churri en tanga picantón, para llevar en la cartera y en el bolsillo del pantalón, como único roce real a largo plazo. (Ya sabéis, lo de ingresar forzosamente en la Hermandad de Onanistas Solitarios Recalcitrantes como miembro honorífico, cuota pagada para los próximos cinco años, y toda esa mandanga…) Bueno, ya no hablo de sexo; hablo de simple roce humano mínimamente íntimo. Eso, pues me preocupa, oye.

¿Y el asunto económico? ¿Qué hay de la logística? ¿Cómo nos apañaremos con los gastos? ¿Habrá que cambiar de casa? ¿Nos tendremos que comprar un coche a la fuerza? (Con sinceridad… ¿Cuántos padres de dos, conocéis, que no tengan coche…?) ¿Cómo y dónde almacenaremos todo lo que necesitarán 2 niños durante años…? ¿Y cómo será vivir AGOTADO física y mentalmente durante años? Si ya con uno vas aprobando, raspado, raspado… (Y ojocuidao, que esta niña es de las buenas…) ¿Cómo aguantar el tipo así, sin querer tirarte por una ventana, o decir en casa aquello de -«…Churri, oye… Que me bajo un segundo al estanco a por tabaco…»- y que años después todavía te estén esperando?

¿Qué hay de otras posibles complicaciones…? De nuevo, jugamos contra las estadísticas; que, vale, tenemos las de ganar, pero… Ahí están. Y acojonan. A veces, las cosas chungas no solamente les pasan a otros. ¿Qué hay de posibles discapacidades, o enfermedades…? ¿Seremos capaces de afrontar un puerto de montaña de categoría especial como algo de eso? Los riesgos inherentes a un embarazo entrados en los 40, y todo eso. O sin hilar tan fino… Simplemente, que el primer crío te ha salido un bendito, un niño-trampa. Te flipas, y el segundo es el porculero de verdad. El que te aprieta hasta ahogarte. El que desata los infiernos. Vamos, el gran clásico. (Eso, o que te vengan cuatrillizos, también, claro…)

No lo sé… No lo sé… Podría seguir así hasta que el teclado echara fuego, y mi cerebro seguiría licuando preguntas en morado. Parece claro que la genética (y el corazón) nos predisponen, me temo (y usando un símil balompédico), a colárnosla de libre directo y por toda la escuadra, pasando el balón siempre por encima de la barrera y por muchos jugadores que pongamos en ella para cubrir esa falta. Por muchas preguntas que me haga; por mucho que me acojonen las posibilidades más oscuras; aunque no tenga jodida idea de qué narices me va a deparar el futuro… Si llegado el momento nos pica el gusanillo, …no habrá chorradas ni barreras que frenen ese balón. Ya lo sé. Y oye… Que lo asumo.

Sin embargo, y he aquí la cosa… Aunque uno asuma todo esto, me llama la atención lo poco visibles que veo estas incertidumbres en los demás, en el resto de bitácoras del mundillo 2.0 (y de paso, en el mundo de la calle…) Sé que no solamente es cosa mía y que seguramente me equivoco, como decía al principio… Pero sería al menos un pequeño consuelo agradable el saber que no soy el único chalado de amor fou de este planeta, con una mente ciertamente acojonada ante el vértigo de recoger el guante de ese maldito reto.

 

¿Y a ti también te asaltaron, o te asaltan, las dudas? ¿Fuiste capaz de sacarlas fuera…?

 


42 comentarios

Una semana realmente amarga…

¡Qué caprichosa es esta vida! La vida en general…

Regreso a esta humilde ventana virtual, tras un mes entre tinieblas, y desde luego no lo hago en la forma en que yo había planeado hacerlo. Quién me lo diría… Y cómo cambia el cuento. Por eso este post está estructurado en… dos partes.

Veréis. Hace poco más de un mes, andaba yo de buenas, planeando, teniendo en mente mis cosillas sobre qué hacer y cómo hacer, respecto a la celebración del primer aniversario, de esta, mi pequeña página personal… Vuestra página, la de todos aquellos que milagrosamente asomáis vuestros ojillos inquietos por aquí alguna vez… La página de mi querida niña, en definitiva: mi querida Lechona.

¡Un año, ya! Todavía me parece una pasada, para alguien tan (y un año después sigo igual…) tecnolerdo, y a la vez tan inquieto como inconsistente como yo, haber sido capaz de aguantar con este experimento tan personal, durante tanto tiempo. Y la verdad es que ha sido una pasada; algo increíble. ¡En serio! Me sigue pareciendo un pequeño milagro… Y el caso es ese… Que tenía planesIdeas. Puede que algún sorteo, hacer alguna entrada con algunas ilustraciones molonas, y muchas otras cosas que siguen en el tintero… Muchas cosas. Venía de un mes más o menos bueno, de publicar de nuevo con una cierta regularidad de al menos un post a la semana… Estaba un poco on faier, por así decirlo.  Sabéis de lo que hablo.

Y, de repente… Llega la semana en cuestión, y soy yo el que no llego. Líos… No me viene bien… No encuentro huecos… Lo de siempre. Llego a fin de marzo, y el día del aniversario del blog, sigo mudo. -«Bueno… No pasa nada… Que no panda el cúnico. Al fin y al cabo, hacer las cosas con retraso es la Marca Registrada ® de este sitio… No vayamos a ponernos exquisitos y empezar ahora a hacer las cosas bien, ¡por favor…!»-.

Pero luego la Santísima Semana llega llamando a grito pelao a la puerta. Y ya en ello, ando corroborando que las vacaciones no le sientan nada bien a este blog… Y los días pasan. Y de repente, me doy cuenta de que, en el cuerpo a cuerpo nocturno del remanso en que se convierte nuestra Morada, poco a poco la cama va ganádole la batalla a los puntos al teclado, por las noches. Sin darme cuenta, parece que me he hecho un poco más viejo, y como que necesito dormir más. Y de repente, quedarme hasta las mil delante de la pantalla ya no me parece tan planazo, que mañana es día de escuela. -«Bueno… A lo mejor mañana, si no me dejo atrapar por el sofá y lo cuadro bien…»- Pero los mañanas siguen pasando, y el calendario me avisa que hay un agujero enorme, lleno de un inmenso vacío. Un vacío que al verlo me eriza el pelo y me pone sobre alerta, porque comienza a asustar. Y aquí sigo, y no alcanzo todavía a adivinar de dónde vienen las hostias y por qué de repente al bonito globo le da por pincharse así por las buenas, y cuando al señorito le viene bien desinflarse.

Así que aquí estoy… Si no quiero que la cosa se me vaya de madre, tengo que agarrarme los machos, plantar el culo en la silla y volver al pequeño asidero de buen rollito, que normalmente significa esta pequeña pantalla llena de letras, monigotes y sentimientos. Al fin y al cabo, aunque hoy no lo haga por mí, lo hago por mi peque, y ella sí que lo vale. Y eso me ayuda.

Yo debería haber contado aquí con ínfulas, petardos, algarabías, fuegos de artificio y confetis varios lanzados por todo lo alto, un maravilloso resumen de lo que este blog ha dado de sí a lo lago del año: más de 11.000 visitas… Cruzando la barrera justo de los 100 seguidores (y todos ellos ganados a pulso vía blog casi en exclusiva, ya que al no tener todavía, no comparto nunca nada en redes sociales -verdadera vía principal de captación de clientes de un blog-, lo cual creo que le da cierto mérito al asunto para lo irregular que soy publicando)… Gentes que nos visitan desde muchas partes del globo… Quería agradecer a todos y cada uno de los que alguna vez pasaron por aquí y vieron algo de interés en ello… Juraros además amor y gratitud eternas al buen puñado de buenísimas gentes que además, vuelven, y repiten, post tras post… ¡¡Y ya encima, a los que me comentan, verdadera alma de este sitio… ni os imagináis!! Sois como una lotería premiada en forma de frases. Bueno… Todas estas cosas.

Y quizás lo haga y os las cuente en bonito otro día… O puede que a lo mejor, no. Al fin y al cabo, hay cosas que, a toro pasado, ni siquiera tiene gracia aun cuando las cuentas tarde.

Y así me veo ahora… Escribiendo esta noche, obligado en parte, porque ni siquiera es de esto de lo que tenía pensado ponerme a escribir. Es una vuelta obligada, en cierto modo, como digo… Y amarga. Muy… muy amarga. Lo que debería haber sido un post de celebración, se torna por circunstancias, un post de reflexión, como tantos otros antes. Un post de recuerdo.

El miércoles, me entero de que una tía mía, está muy grave; en casa, pero muy grave.

Ayer, ya se nos fue. Y no me he podido despedir de ella. Hacía demasiado tiempo que no la veía, es cierto. Pero era mi tía. Y no he podido ni acudir a su entierro. No he podido ver a mi tío. No he podido ver a mis primas.

Esta mañana, por una de estas cosas del purísimo azar… Descubro con horror, ya que yo no me había enterado, gracias a una compañera del trabajo, que un amigo lejano en el tiempo, un chaval al que conocí, con el que compartí experiencias, un viaje increíble, un tío majísimo, de los de verdad… que nos lo han matado a tiros en Brasil una pareja de jovenzuelos descerebrados, de la más absurda de las formas. Nos lo han matado, a su familia; a sus amigos, a mí… A ti. A todo el mundo. Porque este chico era un auténtico Patrimonio de la Humanidad. Las condolencias y muestras de cariño que me comentan han ido llegando desde los rincones más insospechados de todo el mundo así me lo demuestran. Hugo Calavia. Le exprimiste el jugo a la vida como pocos. Descansa en paz, amigo.

Con este panorama, hoy me ha dado por pensar: ¡qué caprichosa es esta vida! Un día piensas que estás en la cima, que tienes cosas que celebrar (un aniversario de blog), y al día siguiente estás en el pozo. Así, sin comerlo ni beberlo. Te viene el bajón. No te apetece escribir. Y de repente, te encuentras un mes después amarrado a las teclas y escribiendo un post como este, desde las entrañas.

¿Cómo vivir con la certeza de que no tienes el control de tu vida? De que hagas lo que hagas, por mucho que planifiques, por mucho que te lo propongas, el destino puede arrojar sobre ti en cualquier momento, una maceta perdida sobre tu cabeza… Y no solamente es tu vida… Es la de tus hijos. La de la gente a la que quieres y de la que te rodeas. ¿Cómo protegerlos? ¿Qué hacer contra eso?

-«Haces lo que puedes…»-, te dices. Te autojustificas. Y supongo que así debe ser… cuando a uno le da por pensar en estas cosas. Te desvives por ofrecer lo mejor, y un día, sin venir a cuento, el destino se presenta en tu casa, sin llamar antes, sin invitación, calzando chanclas raídas, para contarte que estabas en medio de una partida, y que… ¡¡¡ohhhh… vaya!!!, resulta que estabas jugando con las cartas perdedoras. Y tu vida cambia para siempre de un plumazo. Puede ser un cáncer… Puede ser un navajazo… Puede ser un imprudente despistado cabalgando por ese paso de peatones con el semáforo cerrado al que no estabas atendiendo… Puede ser esa judía mal cocida que se te atraviesa en la tráquea o esa cuerda que se rompe cuando vas escalando aquel saliente. Puede ser esa estufa mal apagada… Puede ser un malnacido con un bidón de gasolina y una colilla… o con un fusil de asalto. O puede ser una maceta perdida. Simplemente puedes estar en el momento inadecuado en el sitio inoportuno.

Sin duda uno quiere siempre lo mejor. Pero a veces con eso no basta. Es duro asimilar algo, ¿sabes…? Saber que por mucho que lo intentes, no lo vas a conseguir. Hay cosas que no puedes controlar. No existe lo mejor… Simplemente, porque lo mejor, en términos absolutos, no está en tu mano. No está en la mano de nadie. En todo caso… será un lo mejor… dentro de lo que hay. Por mucho dinero que tengas… Por muy sonoro que sea tu apellido… El destino, si tus cartas están marcadas, nos puede pillar a todos por igual. Y eso es una certeza, a veces dura y terrible de asimilar. Por eso pensamos poco en ello, porque en ello nos puede ir hasta la propia cordura. Desgracias hay todos los días y en todas partes, pero apenas somos conscientes de verdad nada más cuando nos salpican de cerca.

¿Qué puede hacer uno para evitar el infortunio? ¿Cómo protegernos? ¿Cómo protegerles? ¡Es tan desesperante pensar en que toda una vida de esfuerzos, en todo ese gasto y tesón que empeñamos, que ofrecemos, que vertemos a nuestro paso… pueda venirse al traste y hundirse en la miseria en apenas un parpadeo! ¡¡Taaaannnn desesperante…!! ¿¿¿Qué hacer, por Dios…???

Pues seguramente… nada. Intentar vivir la vida como quieres vivirla; como si cada día pudiera ser el último, supongo. Y darle un abrazo enorme a mi bebé en su cuna esta noche, y decirle y escribirle que su padre la quiere con locura.

Me vais a perdonar, pero hoy no me apetece dibujar.

Descansa en paz, tía.

Descansa en paz, Hugo.


19 comentarios

Je Suis Charlie

No tenía yo la idea en la cabeza de que mi primer post del año fuera este… Pero las cosas vienen así. Y si no… que se lo digan a la gente de la redacción de CHARLIE HEBDO.

Hoy la fría realidad me devuelve el pensamiento de que, como padre, tendré que hacer que mi pequeña crezca y aprenda a vivir en un mundo en que pasan cosas tan espantosas. No sé cómo se enseña esto a un chaval, a una crío o una cría, porque ni yo mismo me lo explico del todo.

El lápiz… La pluma… El rotulador… El pincel… son el abrigo bajo el cual se cobija el alma de mucha gente en este mundo cuando esta sale a expresarse al cielo abierto y la intemperie fría y cruda de la realidad cotidiana. Son nuestros principales instrumentos para comunicarnos y expresarnos.

Ayer, en París, resonaron las balas en la mañana y ese abrigo quedó trágicamente teñido de dolor y lleno de agujeros.

Quiero pensar que todavía hay lápices suficientes en el mundo para que podamos remendarlo.

Por eso, más que nunca…

¡¡¡TODOS A LOS LÁPICES!!!

Yo también soy Charlie Hebdo.

De todo corazón, mis condolencias con las víctimas y los familiares.


17 comentarios

¡Perra Navidad!

Lugar: salón de actos del Centro de convenciones del complejo Esperanza.

Hora: 20:00, hora zulú.

Evento: Reunión Anual de la PLASNAV.

 

Toma la palabra el exmo. Presidente de la Plataforma Afectados por el Síndrome del Locurón Navideño (PLASNAV), para presentar la asamblea anual.

 

P: -«Buenas tardenoches a todo el mundo. Sin más preámbulos, si nadie tiene objeciones, levanto acta y empezamos por las cuestiones que atañen la reunión anual y en el orden del día. ¿Bien…? Veo, por cierto, muchas caras nuevas este año, por aquí… ¿Sí…? ¿Una cuestión, primero… ? ¿El caballero de la barbuza de semana y media, quiere preguntar algo…?»-

Y: -«Hol… ¡Hola a todo el mundo! Estoooo… Sí… Soy uno de los nuevos. Yo… Verán… es que me he enterado este año de que existía esta… asociación, y bueno, quería asegurarme primero de qué iba realmente esta cosa, por eso de no alargarme mucho si no es lo que imagino, y tal…»-

P: -«Muy buenas, compañero… No me diga más: ¿padre primerizo y agobiado, quizás…?»-

Y: – «¡Efectivamente… Efectivamente! Jajaja… Es que debería estar en casa bañando a mi Lechona, a estas horas, y… y luego me espera bueno, ponerme con el disfraz de la función de la niña de la guardería, y recoger la cocina, y tengo cosas que hacer con el ordenador, y en fin… No me quiero liar; por eso preguntaba… ¡Mucho jaleo!»-

P: -«¡¡¡AHÍ LE HAS DADO, COMPAÑERO!!! ¡¡¡ESE ES EL ESPÍRITU!!! ¡¡¡AHÍ… AHÍ…!!! ¡¡Como todos, en este salón, hoy…!! Estamos aquí, sacrificando parte de nuestras obligaciones, porque no nos da la vida para más…»-

Y:Joder… Pues la verdad es que no. ¡Es verdad! Por eso venía yo, a investigar… ¡¡Es que no me da la vida, este mes… con la dichosa Navidad de las narices. Y los Reyes, y su madre en vinagre…!!»-

P: -«Pues tu problema, es nuestro problema, compañero…»-

Y: -«Porque yo… O sea… Miren… La verdad es que siempre he tenido mil pájaros en la cabeza… Mil planes, ¿vale? Y luego, que si no me pongo, que si no me pongo… ¡Que se me pasa el tiempo volando y nada! Y bueno… Pues ahora que soy padre, no vean… ¡Se me multiplica todo!»-

P: -«Jejeje… ¡Vaya! ¡Qué curioso…! ¿No me diga…? Creo que ninguno en este salón nos vemos identificados, ¿verdad…? Jeje»-. (El presidente sonríe con una mueca sardónica que trasluce una cierta complacencia).

Y: -«Yo, es que… verán… Y discúlpenme por acaparar así, que ya termino… Pero es que tengo que soltarlo… ¡No sé muy bien cómo, pero este mes, y bueno… Que viene de antes, ¿ehhh…? ¡Ojillo al ajillo! ¡Es que no abarco! ¡Se me escurren los días! Y tengo pendientes mil historias… Y lo quiero hacer todo… Pero es que viene la Navidad, y por querer hacer las cosas bien, a tiempo y demás… ¡Pues no! ¡Que no llego! ¡Y es más… que no saco ni lo básico! Se me acumulan los planes, la montaña crece… Pero nada.»-

P: -«Ya. Estooo…»-

Y: -«…Y es que es verdad. Me pasa siempre, pero este año lo estoy notando más: otros años me curro la carta de Reyes que te pasas… ¡Una animación interactiva en Flash, con su muñecotes, su audio, su musiquilla…! ¡¡Es un jit esperado en mi familia!! Pero este año, a estas alturas que estamos… ¡¡y ni siquiera sé qué quiero que me regalen!! ¿¿Lo ven?? Tengo mil cosas pendientes: editar la foto familiar del año pasado… Decorar la casa… Buscar recetillas navideñas… ¡Y hacerlas! Por supuesto, salir a comprar regalos… Quedar con la gente… ¡¡Tengo el ordenador empantanado!! ¡¡No saco ni para responder los comentarios del blog!! Y quiero hacerle cositas a la niña… y a mis sobrinos. ¡Regalitos molones en plan duityurself…! Y dedicarme un poco a Churri, que la pobre está con lo suyo… ¡¡¡Y mi familia, claro!!! Tenemos problemas gordos en casa, ¿sabe…? Y claro… Por otro lado, me molaría mucho empezar a crear tradiciones para el futuro, con los críos. Tengo mis planes en la cabeza, pero ya, este año… ¡A la mierd…«-

P:¡Sí, sí…! Ya, ya… Compañero, precisamente estamos aquí para tratar sobre todos estos temas. Estamos aquí PARA ESO. Pero déjenos que…»-

Y: -«¡¡Bien, bien…!! Que yo no he venido aquí para hablar de mi libro, ni nada de eso… ¿ehhh? Yo solamente quería asegurarme… Porque me mola muchísimo la Navidad, ¿saben? Pero cada vez, como que veo más movidas… Y más historias que no salen, o que se tuercen, y si no salen, pues se le va perdiendo la gracia, y claro, pues luego es una mierda todo… Y se te queda un poco cara de perro, y piensas ¡joder, qué mierda de Navidad este año! Y te quedas chafado, y cada vez pasas más… Y claro… están las cosas importantes, por supuesto, pero también por otro lado están los detalles. Los detallitos de estos días. No sé… tengo la cabeza un poco vuelta, este año… Porque…»-

P:¡¡CABALLERO!! Por favor… ¡Que le entendemos! Querríamos empezar de una vez, si fuera posible. TODOS los aquí presentes tenemos proyectos pendientes y cosas urgentes que hacer, que nos lo impiden… ¿Lo… pilla…?»-

Y: -¡¡Sí, sí… claro!! Perdonen… Es que esto de la perra Navidad, se me está yendo un poco de las manos… ¡¡Coño!! ¿¿¿No puede quedar la gente a comer en febrero, o qué..??? ¿¿Qué tiene de malo, febrero?? ¡¡Pues no…!! ¡¡Todo de golpe ahora!! ¡¡Venga… el atracón padre, ahííííí…!! ¡¡A lo loco!! Es que no sé si se han dado cuenta, señores… Yo, desde luego, no sé ni cómo, ni cuándo ni por qué ha pasado… pero ya estamos a 22 de diciembre. ¡¡¡22 DE DICIEMBRE!!! ¿¿¿YAAAAA…??? Perdonen… ¿¿¿CÓMOOOO…??? ¿Cómo es esto posible…? ¿Pero qué mierda es esta, vamos a ver..? ¿Quién se ha tragado MI otoño? ¿Dónde se ha ido noviembre? ¿Por qué le ha dado al estúpido puente de la Constitución -que ni ha sido puente ni ha sido ná de ná-, por jugar al «Voy a ser el Halcón Milenario; el puente más rápido de toda la galaxia» y pasar corriendo a hipervelocidad…?»-

P: —«Ehem…»—

Y: -«Vale, vale… disculpen. Ya les dejo…. Ya le dejo continuar»-.

P:(Diossssssss… Estos novatosss… ¡¡Llévame pronto, señorrrr… o dame paciencia…!! ¡Y encima friki, tenía que ser, el menda! ¡Ayyyyyy yogurín…! Si tuvieras cuatro verracos adolescentes como yo… ¡Ya te vería, ya…!) Está bien… Está bien… Ya le hemos escuchado. Graciasss por ofrecernos su testimonio…

En fin… ¿Comenzamos…?»-

A veces estaría bien hacer un paréntesis por estas fechas navideñas.

 

Ea… Pues eso. ¡Navidad… cómo molas… pero qué perraca eres a veces, por Favor!

Que FELIZ NAVIDAD Y FELIZ 2015 para todos. Besos, abrazos, retoces y arrumacos varios, mis más mejores deseos para todos y todas, jóvenes y jóvenas, y que nos seguimos leyendo por aquí.

¡¡¡CHÍN CHÍÍÍÍÍÍÍNNNN…!!!


33 comentarios

Avanzando en eso del Baby Led Weaning

Anoche, tras la cena, decidí que era el momento de hablar de esto: de la situación en que nos encontramos por casa, a día de hoy, con el famoso tema del Beibi Led Güenin.

Y todo a raíz de lo que ha pasado por nuestra mesa en los últimos días.

He de decir que en nuestro caso, conocimos este sistema de enfrentarse a la cuestión del método de alimentación complementaria, primero, por medio de una gran amiga, que vive actualmente en Londres, y luego también a través de mi hermano y mi cuñada, que ya lo venían aplicando con nuestra sobrina, un añito justo mayor que nuestra querida Lechona. Ellos viven igualmente en Londón, y por lo visto allí es un método que también lleva en auge desde hace algunos años. Y con estos dos ejemplos delante, hemos ido viendo de primera mano que el sistema funciona antes incluso de empezar a probarlo con la peque. (Aquí, es obligado el inciso de decir que cada bebé es un mundo, y cada familia una circunstancia; y entiendo que no a todo el mundo le valdrá este sistema).

De todas maneras, y hablando de nomenclaturas, igual muchos lo conocéis también por sus siglas en español, como método ACS (Aprende a Comer Solo), por el famoso libro de El niño ya come solo, de Gill Rapley y Tracey Murkett, que fue la referencia que cayó en nuestras manos, y es el libro que lo está petando por ahí, respecto al temazo este de la introducción a la alimentación complementaria.

Como recordaréis los que lleváis tiempo por aquí, es un tema que nos preocupó mucho en su día (Y nos sigue preocupando, claro. Algo normal y lógico que le preocupa igualmente a todo hijo de vecino que se encuentre en la misma fase o situación, por otra parte…).

Con el paso de los meses, podemos decir que la cosa ha ido mejorando, realmente. Creo que en general, la niña come bastante bien. Hay días que menos, otros que más… A veces parece que no quiera comer nada, y otros parece que si la dejas, se zamparía un buey… y a la madre del buey… y luego, postre; y por último, si pudiera, llamaría a Goliath (el colega del Capitán Trueno), a Obelix y a SonGoku para reírse de ellos, por ser unos nenazas. Vamos, lo normal… -supongo-.

Por otro lado, tampoco hemos sido estrictos a tope en este método, ni pensamos que nos vaya la vida en ello: le hemos dado de comer nosotros, y ha comido papillas a saco, cuando terciaba. También a su vez, la dejamos experimentar con las manos, por supuesto, y también la estamos enseñando a usar los cubiertos y dejando que los coja ella y coma con ellos.

Simplemente con esto quiero hacer notar que de momento parece que la cosa parece que va avanzando muy bien, y reitero, que a nosotros, el método ciertamente nos FUNCIONA, como he dicho. Y esta semana está siendo una buena prueba de ello. En apenas cuatro días, hemos pasado por tres cenas taaaaaan diferentes, como, por así decirlo… exóticas. La niña ha pasado en estos días, de los burritos Tex-Mex (¡órale güey! Que vale… su pollo no estaba condimentado, pero en el rollito iba todo el pack: su carne, sus pimientos, su cebollita frita…), pasando por las hamburguesas de seitán con queso (carne ficticia a base de gluten de trigo; un alimento muy del rollito vegetariano/vegano), a anoche, rematando la jugada con nudels chinorris (tallarines orientales de toda la laif).

 

Efectos colaterales del Baby Led Weaning.

 

Y precisamente, ha sido este detalle el que me ha abierto los ojos a ver la buena evolución respecto a la variedad de alimentos con los que nos vamos manejando. (Y a la forma de comerlos, ojo… Que aparte de las manos, ya maneja el tenedor que da gusto, y con la cuchara podemos decir que se va defendiendo bien, como decía antes). De momento la niña no parece tener reparos en probar y comer de todo. Lo cual… pues mola, la verdad. Y te da cierto respiro mental.

De la lechoncilla comiendo burritos sacamos algunos vídeos para la posteridad, de lo más graciosos. ¡¡Daba gusto verla!! Pero lo de anoche, con los tallarines… ¡¡Eso fue para verlo, más que para narrarlo!! ¡¡Canela fina!!

De la cena de anoche he de decir, que no recuerdo una tan divertida hasta ahora. ¡¡La nena se lo pasó teta!! Estaba totalmente flipada viendo a su papá haciendo el monguer y sorbiendo los fideos, (o viendo simplemente cómo me colgaban por la boca; lo mismo daba). ¡¡Menuda pechada a reír toda la cena, tú…!! ¡Un no parar, oye…! Y yo, claro… pues le daba cancha, y me descojonaba con ella. Y ella, zampando alternando las manos, la cuchara, o incluso intentando simplemente con la boca en plan tortuga… ¡Un cromo! (¿Terminó con tallarines en la oreja? Pues puede ser…)

Ahora bien… Respecto a los daños colaterales (la trona y alrededores…), no os quiero contar cómo terminaron, evidentemente. Para muestra, ahí arriba va una buena, de las gráficas, gráficas… ¡Aquello quedó como la resaca de una batalla campal de borrachos universitarios italianos de Erasmus en plena fiesta de la pasta al dente! Definitivamente, creo que eso de las bombas de racimo del ejército yanki, las inventó algún papá iluminado del Pentágono, tras una cena gloriosa de su bebé.

Pero os juro que por las risas, por el buen rato, y por pensar que, mientras la niña vaya asociando que la hora de comer o cenar es un momento divertido… todo el esfuerzo posterior de recoger y limpiar un guarreo como el de anoche, merece la pena. (Aunque anoche precisamente yo me librara del braun, jeje… XD). No hacen falta tele… ni tablet… ni muñecos… ni Danoninos de colores. ¡¡Unos simples tallarines pueden obrar milagros!!

(¡Cáspita! Ahora que lo pienso…): -«¡¡¡Churriiiiiiiiiii… Cariñoooooooo…!!! Tenemos que probar a preparar espaguettis carbonara… ¡¡¡Que lo vamos a petar con la risióóóóón…!!!»-

Y vosotros… ¿alguna receta divertida por ahí, a maníbiris, que se os ocurra?


27 comentarios

…¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MI PEQUEÑA…!!!

Bueeeeeeeeeeno… Llegamos, -con permiso de tu querida madre…-, al GRAN día de este mes. ¡¡¡HOY CUMPLES TU PRIMER AÑITO DE VIDA!!! Tal día como hoy, hace un año, saliste a este mundo obligada, porque decidiste que en la tripa de mamá estabas estupendamente, y no tenías ninguna prisa por arrimarte a este rincón de fríos, vientos, luces y ruidos penetrantes.

Así que, saltamos de un cumpleaños a otro, y me temo que entre tu madre y tú, me vais a gastar la vida cada segunda semana de septiembre, de aquí hasta los restos, con estas celebraciones tan arrejuntaicas que me traéis.

¿Cómo describir lo que ha dado de sí este año? ¿Cómo contarte lo que nos has cambiado… lo que ha supuesto para nosotros el invitarte a venir a este mundo? La verdad es que lo pienso, y no sabría muy bien cómo empezar. Definitivamente, tengo un problema… y es que, al igual que me pasó el otro día escribiéndole a tu madre por su cumpleaños, son tantas las formas que se me ocurren de enfocar este escrito de hoy, que al final me he decidido a contarte alguna cosa más de lo que NO SE HABÍA escrito ni contado por aquí hasta ahora… Cosas que te han pasado, o que nos han pasado a tus padres, a lo largo de estos 365 últimos días. Así podrás hacerte una nueva idea, una un pelín más concreta, de cómo viviste el primer año de tu vida. Este es mi regalo (y me mis queridos lectores me perdonen por hoy, este pequeño «ladrillo»):

•¿Sabías que naciste un domingo, a las 11:20 de la noche, mientras tenías a toda la familia y compañeros de papá y mamá, pendientes de los sms que les iba escribiendo mientras podía? (Sí, tu padre ni tenía, ni tiene GUASAP -que para cuando tú seas adolescente y lleve diez años obsoleto, reemplazado y olvidado, y no te suene de nada, es un rollito de mandar mensajes por el teléfono móvil, pero en gratis, tipo conversación, y que sirve para mandar vídeos y memes de gatos-).

•¿Sabías que no quisimos saber si eras niño o niña hasta que nacieras, para llevarnos la sorpresa en ese momento? ¿Y que yo tenía asumido que ibas a ser niño? Cuando naciste, fue uno de los momentos más intensos de mi vida… o el que más. ¡¡ERAS UNA NIÑA!!

•¿Sabías que de llegar a nacer niño, nos hubieras metido en un lío, porque no nos aclarábamos con el nombre? Llegó ese día y todavía no estábamos de acuerdo en cómo llamarte; (pero te diré que Aarón estaba en todas las quinielas).

•¿Sabías que llegué a mirarme en la página web del Instituto Nacional de Estadística, TODOS los nombres de la página del registro del censo nacional, en el caso de los nombres de mujer? Hay cerca de 24.000. Y me hice una primera selección de 150, y así hasta llegar a un top 10. Y todo, para que tu nombre no saliera de ahí. Ya nos gustaba de antes. Y por cierto, para chicos creo que al llegar a 17.000, lo dejé… Que sepas que todavía conservo las listas. Y por supuesto, a tu madre no le gustaban los nombres que elegía.

•¿Sabías que en el trabajo de papá, hicieron una porra entre los compañeros, para ver cuándo nacías, y si serías niño o niña, y casualmente no ganó nadie? ¡Y eso que se hizo una segunda ronda! ¡¡Naciste el único hueco que quedaba libre!! Pero claro, cuando llegas con 12 días de retraso, esas cosas pueden pasar. Por cierto, que sepas que al final, al no haber ganador, lo recaudado fue todo para ti.

•¿Sabías que mediste 53 cms y pesaste 3.716 kg al nacer, y que en un año prácticamente has triplicado tu peso? ¿¿¿Te haces una idea de CÓMO has cambiado en un solo año???

•¿Sabías que el primer paseo de tu vida, lo hicimos tú y yo solos? Fue el camino del hospital a casa, cuando saliste, al tercer día. Fue en ese momento -grabado con mi teléfono viejuno-, cuando ya empecé a describirte cómo era el mundo en el exterior… cómo es este mundo que estabas estrenando y en el que te ha tocado vivir: el cielo, las nubes, los pájaros, los árboles, la gente, las calles, el barrio…

•¿Sabías que al principio, a tu padre se le saltaban las lágrimas simplemente con mirarte? Me emocionabas mucho, cariño. (Y todavía me pasa, un año después, aunque ya me controlo más).

•¿Sabías que durante las primeras semanas de tu vida, no te gustaba NADA que te bañáramos? Bueno… creo que en general, no te gustaba que te meneáramos mucho, simplemente.

•¿Sabías que, en relación con el baño, cuando al terminar te secaba el pelito -o el cuerpo- con el secador, SIEMPRE te hacías pis inmediatamente? Se nota que el chorrillo del aire hacía que se te aflojara el muelle… (¿Nos pasará este invierno de nuevo, cariño…?)

•¿Sabías que el moisés donde dormiste tus primeros meses, era de mimbre, y tiene un porrón de años? Allí también se criaron los primos de mamá, así que es una reliquia familiar, que además nos vino de perlas. Por cierto, que cuando nazca tu prima en un par de meses, será la siguiente en usarlo… Y además. antes de dormir en tu moisés, ya lo estrenó el gato en un descuido nuestro. ¡Cómo no…!

•¿Sabías que en tu primer mes, nos echaste encima una supercaca proyectada a chorro, que salpicó por el armario y las paredes de tu cuarto, que nos dejó impactados a tu madre y a mí? Pues casi un año después, todavía pueden verse aquellas manchas.

•¿Sabías que tus primeras zapatillas eran del nº 17? Y que las guardaré para siempre, porque son como un llaverito; de hecho, siempre he pensado hacerle un llavero con ellas. ¿Y sabes además que has estado poniéndote un montón de ropa, durante todo el año, de tu prima E.? (Y por supuesto, estabas tan guapísima como ella). Es lo que tiene tener una prima un año justo mayor que tú, mi vida. (Me parece a mí que vas a heredar ropaaaa… durante muuuuchos años).

•¿Sabías que mientras fuiste lactante, apenas probaste un biberón? No te gustaba ese formato. Pero sin embargo ahora, en estos últimos meses, parece que te los tomas doblaos, hija mía. ¿Sencillez de manejo… o qué…?

•¿Sabías que tu mamá y yo quisimos estampar las huellitas de tus pies con pintura de dedos, cada cumplemés, durante todo tu primer año? Al final, ni siquiera algo tan sencillo hemos sido capaces de hacerlo bien; apenas lo hemos podido hacer cuatro o cinco meses a lo largo del año. (Los meses impares íbamos bien, la verdad…)

•¿Sabías que durante tu primer invierno, yo soñaba con que llegara la primavera para poder llevarte a los parques y poder tumbarnos al sol y jugar en la hierba? Pues al final, la primavera y el buen tiempo terminaron llegando.

•¿Sabías que tu primer diente te salió con cinco meses y medio? Es bastante pronto, por lo que dicen. Ahora ya tienes el octavo prácticamente asomando.

•¿Sabías que también con cinco meses y medio fue cuando empezaste a ir a la escuela infantil? Era mediados de febrero, y eras la más pequeñita de tu clase. Y sin embargo, te adaptaste tan rápido, que parecía que llevabas allí desde siempre. Y las chicas, encantadas contigo. Además, a las pocas semanas, ya tenías pretendientes, por supuesto. Las mamás se te han rifado todo el año para sus hijos, preciosa.

•¿Sabías que en Carnavales, papá y mamá se disfrazaron de soldados de la Alianza Rebelde (decir Luke y Leia igual ya es mucho…) con ponchos de camuflaje de los del asalto a la luna de Endor, y que tú eras una preciosa ewok de traje peludo, que se curró mamá? Star Wars es muy socorrido.

•¿Sabías que cuando tenías poco más de medio año, te caíste del cambiador cuando tu padre te estaba poniendo un pijama? Estabas pringosa de crema, y te tenía mal cogida, y parecías una anguila impregnada de aceite, y no parabas de moverte, y yo tenía la mano buena ocupada, y… En fin. Te caíste, menos mal que con gracia, como una ninja funambulista, con la fortuna de rebotar sobre la papelera, haciendo un doble mortal y medio invertido carpado, y con la suerte de que no te pasó absolutamente nada. Eso sí… no veas tú mi disgusto, nena.  Por favor, no lo vuelvas a repetir, que con una vez ya aprendí la lección. ¡P’aberte matao, mi niña! Tengo varias canas más en la barba, recuerdo de ese momentazo. (Y si llego yo a saber antes que te ibas a  caer, al menos te habría preparado una marmita de poción mágica para ponértela debajo, como le pasó también de pequeño a cierto galo irreductible bajo de vientre y fan de los menhires, que todo el mundo conocemos…)

•¿Sabías que, hablando de barbas, no te gustaban ni un pelo? Te has tirado tres cuartas partes de tu primer año, poniéndote a llorar nada más ver a tu tío H. Y a mi tío M. también… ahora que lo pienso. Y a más de uno por ahí, que tuviera barba y se te cruzara por delante… ¿Qué tendrán las barbas? Aunque no solamente es cuestión de barbas: también te ponías a llorar con tu tío J, y eso que él no lleva barba. (Que sepas que te lo echarán en cara cuando crezcas, y se lo irán contando a tus futuros novios, y te lo recordarán toda tu vida, fijo…)

•¿Sabías que tu papá quería componerte nanas y tocártelas con la guitarra o el ukelele? ¿Y que se volvió a apuntar a clases de guitarra durante este año, para recordar y practicar? Pues bien… la dura realidad paternal le devolvió a su sitio, y ninguno de estos planes cuajó. Pero no desisto. Algún día lo lograré. Y si no, te escribiré cuentos. O te los dibujaré.

•¿Sabías que dentro de cinco minutos, hará un año que naciste?

•¿Sabías que tuviste que llegar tú para que tu papá se abriera por fin al mundo tecnológico e inaugurara un blog? Es tu blog, en realidad…

•¿Sabías que eres una niña tremendamente fuerte, dura y espabilada? Prácticamente, no lloras nunca. O mejor dicho, no lloras cuando deberías llorar. Parece como si los golpes no te hicieran daño, y jamás has caído de cabeza; siempre te las apañas para poner las manos o caer con el culete. Los pinchazos de las vacunas tampoco parecen apenas ir contigo… A veces, me asustas, hija. Estoy alerta, sí… pero ya me confío demasiado.

•¿Sabías que siempre tendré la espinita clavada secreta de no haber podido pintarte un retrato durante el primer añito de tu vida? O varios. O una serie de apuntes rápidos del natural, o algo…

•¿Sabías que otra espinita que tengo clavada es no haberme currado ni tenido lista la decoración de tu habitación desde el primer día? Y así seguimos, un año después…

•¿Sabías que justo ahora, hace un año que naciste? ¿Que hace un año me ofreciste el mejor momento de mi vida? Y sonará triste, pero es curioso que muchos detalles de nuestra primera noche juntos, se me han ido borrando. ¿El cansancio de aquella jornada? ¿Que en realidad estuvimos intentando dormir, y realmente no pasó gran cosa…? No lo sé. ¿A nadie le ha pasado?

•¿Sabías que tuviste que nacer tú para que mi Atleti volviera a ganar una liga, dieciocho años después del doblete del 96?

•¿Sabías que, cada vez que duermes, lo primero que haces nada más despertarte, es echarnos los bracitos, sonreir, y señalar LO QUE SEA que estés viendo, con el dedito? ¿Y sabes que me parece genial?

•¿Sabías que el primer viaje largo de tu vida ha sido este pasado mes de agosto, a la playa, a Alcocéber, en Castellón? ¿Y que viajar contigo ha sido una bendición?

•¿Sabías que, en cierta forma, estoy deseando que duermas ya en una cama normal, sin barrotes de jaula que nos separen -una de las cosas que envidio a los colechadores– , para poder darte un beso de buenos días en condiciones, cada mañana cuando salgo de casa para irme a trabajar? (Es más… ¿¿¿Sabes lo difícil que es darte un beso, simplemente, a oscuras, cuando estás tumbada dentro de la cuna??? ¡¡Lo flipas, maja!!)

•¿Sabías que tu padre, un año después de haber nacido tú, sigue siendo el blando de la casa y un pardillo sentimental? ¿Que, de hecho, anoche, es decir, la noche antes del día de tu primer cumpleaños, a tu padre, mientras repasaba mentalmente este post tumbado en la cama, pensando en todas estas cosas, le vinieron de nuevo las lagrimillas…, así, al tun tun, y se levantó, y fue a tu habitación para tratar de darte un beso? Pues que sepas que no lo logré; que casi la lío y por poco te despierto. ¡Menos mal que con sueño, caes rápido, mi vida! ¡Y encima voy, y me desvelo! (-Si es que ya me valeeee…-)

•¿Sabías que ha sido un año de lo más intenso, y lleno de emociones? Pues que sepas que, a partir de mañana, te esperan todavía muchas más.

¿SABÍAS QUE, POR ENCIMA DE TODO, TE QUIERO MUCHÍSIMO, Y ME HAS HECHO MUY FELIZ? 

ME ENCANTAS, MI NIÑA. ¿LO SABÍAS? Y TE DESEO LO MEJOR, POR TU PRIMER CUMPLEAÑOS.

QUE LO SEPAS, MI LECHONA. MI BEBÉ.

(Y, de nuevo, prometo dibujines para cuando pueda…)

 

 

 


24 comentarios

…¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, CHURRI…!!!

-“Hay días que por algún motivo, son especiales; especiales de verdad, Lechoncilla mía. Y hoy es uno de esos… Un día muy muy especial.”-

-“A TIIIIIIII TIIIIII… TTTA TA Y TIIIIII…”-

-“Sííííí… Hoy es el cumpleaños de mamá, cariño… ¿Lo sabías? De mamááááááááááá…”-

-“…A AAAMMMMÁÁÁÁÁ MAAAAAAMMMMÁÁÁÁ… … …HOLAAAAAA…”-

-«Así que hoy es un día muyyyyyyyyyy especial. Y yo quería usar nuestro pequeño diario para mandarle un besazo muy grande desde aquí, a mamá, y escribirle que la queremos… ¿Me dejas? Que como sé que ella lo lee, así se lo dejamos puesto por escrito. ¿Te parece, amor…? Pues venga, que no tardamos…”-:

 

La verdad es que no sé muy bien cómo empezar… Tenía, como siempre, muchas cosas en la cabeza. Muchos enfoques… escribir esto o aquello; cómo hacerlo… ya sabes.

Pero lo que no quiero es que me pase lo de siempre, y que las excusas me atenacen y me impidan hacer lo que quiero hacer. Hoy no. Por eso, te escribo así, en frío (o en caliente, según se mire…), sin planificar y que salga como salga. Hasta en esto no doy pie, hoy…

Últimamente, parece que todo me sale mal, y sobre todo, tarde. Que las cosas no salgan como aparecen en mi cabeza, ya es un clásico al que feamente me estoy acostumbrando. Como viene siendo esencia en este blog (que nació con meses de retraso), y es marca de la casa, si me plantease hacer alguna entrada espectacular, divertida, con algún dibujillo que realmente molara (que hubiera sido lo suyo), y digna de la ocasión, me temo que la publicaría un mes más tarde… ¿Y qué sentido tendría?

A veces creo que me falta la empatía para darme cuenta de que aunque a mí esto de los cumpleaños no me hace realmente mucho tilín, a los demás no tiene por qué pasarles lo mismo. Sé que te gusta tu cumpleaños. Y sé que últimamente no he estado a la altura. Anoche te dije que tus regalitos no estarían listos para hoy… y me dolió en el alma cuando me dijiste que en el fondo, te lo imaginabas. No sé si me duele más el que tengas razón… o directamente el que lo hubieras pensado. Y me da rabia también… porque lo veía venir.

Todo esto es un poco loco… y a veces se hace difícil y complicado; ya lo sabes. Tenemos una lechoncilla entre manos, que nos quita tiempo hasta para rascarnos la oreja. Tú no sacas ni para ir al peluquero, y por si fuera poco, voy yo y me meto encima en más jaranas, escribiendo blogs y coñas de estas. Y supongo que cuando se me escurren los minutos entre los dedos, las horas, los días… todas las cosas que se me vienen a la cabeza, no son más que una ristra de excusas.

Lo cierto es que han cambiado un montón de cosas desde los once veranos que hace que tus ojazos verdes se me cruzaron por delante y me atraparon. Pero hay unas cuantas, un buen puñado todavía, que no han cambiado tanto… créeme.

Sigo adorando perder mis manos entre tu negra melena… Sigo comiéndote con la mirada cuando asoma un hombro por la camiseta… Se me corta la respiración cuando te rozo y te recorro con mis dedos… y el reloj se detiene cuando sonríes… (¡A pesar del aparato!)

Cuando estás contenta, la casa se ilumina… y cuando sacas ese toque fuenlabreño, ese punto fuerte, decidido, mágico, esa chispa que todavía me emociona… sigo pensando que hay por ahí algo mágico, incomprensible y bendito, al que doy gracias cada día sin saberlo porque hizo que tu destino se cruzara con el mío, y nos haya mantenido juntos al menos hasta hoy.

Pese a los quebraderos de cabeza, a las dificultades, a las decepciones, a las cuestas arriba, a los silencios, a las cicatrices… Pese a todo, el hechizo de tu nariz de brujilla todavía funciona… Sigo aquí, mi amor, y sigo enamorado. Seguramente, más que nunca. Eres la mujer de mi vida, desde hace tiempo, y deseo de todo corazón que lo sigas siendo durante muuuuuuucho tiempo.

No quiero enrollarme más (sabes que lo podría hacer…). Solamente quiero que sepas que… bueno… igual no es gran cosa, pero me he propuesto no dejarte sin regalo hoy. No es algo material (que llegará), pero por lo menos es algo original, que todavía no había hecho hasta ahora: esto es una declaración de amor en toda regla; es una confirmación por escrito de que sigo estando aquí. De que puedes contar conmigo. De que tenemos un milagro de niña que ha llevado nuestra relación a otro nivel, y quiero seguir matando al monstruo de final de pantalla para pasar al nivel siguiente, y recorrer contigo el juego entero hasta el final. Es tu primer cumpleaños como madre, y esto ya no hay quién lo pare…

Y te la envío, y esto es lo original… desde el ciberespaaaaaaaaaacio. ¡¡Cómo mola Internet!!

FELIZ CUMPLEAÑOS, CHURRI. TE QUIERO.

-Y el dibujitoooooo… ya lo añadiré otro día, te lo prometo-.

11 de septiembre de 2014

 

-“…A BRRRRRRRRRR… ZRRRRRRR… GHANNN GHAAAANNNN… TITIIIIIIII…”-

-“Ya estáááá, hiiiiija… ya he terminaaaaaado. Sííííííííí… Ha sido más que un beso para mamá, sí, vale… es verdad… pero es que la ocasión lo merece, créeme. Ya lo entenderás cuando seas un poco más mayor, no pasa nada…

-“…A MAAAAA… AHHMAAA… …¡¡¡AUUU… AUUUU!!!”-

-“Síííí… eso es… a mámá… a mamá. ¡Hala…! ¡Vámonos a jugar…!”-