Y yo con estas barbas

Relatos sobre mis experiencias y expectativas como padre novato


41 comentarios

La chica del parque

parque infantil

-«¿…Qué edad tiene, ella…?»-

Esas fueron las primeras palabras que me lanzaste. Típico arranque de conversación de parque. De hecho, no conozco soplete encendido más sencillo y eficaz para derretir ese estúpido disfraz de hielo con que nos embutimos a veces los adultos en sociedad. Dos niñas que se juntan, y por tanto, dos padres (progenitores de albero, de los que pisan la arena, y no de graderío, de los que calientan banco comiendo pipas…) destinados a la inevitable interacción.

-«Pues cuatro años, acaba de hacer hace poco…»- Te respondí.

-«Anda… Igual que la mía. Pero esta tiene tres…»- Me respondiste tú.

Apenas una frase… Ya está. Hielo roto. Y suena la campana del primer asalto. A partir de ahí te empezaste a abrir cuando entraste con el juego de pies, esa ágil danza que solamente saben bailar los más finos púgiles y con la que te hipnotizan, a la vez que empiezan a marcarte con directos al rostro y al hígado sin verlos venir. No es algo a lo que esté muy acostumbrado, así que me pillaste con la guardia claramente baja…

-«¿Y cuándo se pasa esto…?»- Me preguntas. Y yo no acierto a reaccionar de primeras. Igual mi cara de extrañeza de falso actor me delata, y me lo aclaras… -«Lo de no hacerte caso, y eso… ¿Les dura mucho? Porque yo no puedo con ella… Ya no sé qué hacer. Estoy desesperada…»-

¡Vaya…! Esta no me la esperaba. No es lo primero que uno espera oír al entablar una conversación con un desconocido, la verdad. Pero, ¡hey…! Estando entre críos he aprendido que todo es posible. Intento quitarle hierro al asunto, bromeando con lo típico de que «…depende, pero que según mi opinión, me temo que a muchos les dura toda la vida, jajaja…» Y que «…la mía hace un rato no quería salir de casa, y últimamente tiene el NO por bandera.» 

Pero no hay atisbo de risa en tu rostro; mi estúpido comentario se precipita pues, en picado hacia el fango. Una mirada un poco más atenta, me revela una cara seria… Franca, directa. Compungida. ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué me estoy perdiendo…? Cuando el siguiente directo vuela de nuevo hacia mi mandíbula desnuda, dándome dos tazones de caldo: -«Es muy duro… Estoy divorciada. Y es que sola es muy difícil… No me hace caso; me ignora todo el rato…»-

¡Woooooooww…! Esto sí que es un panorama inédito frente a mí. Una situación frente a la que me encuentro francamente desarmado y desubicado, y en la que pese a todo, me sorprendo no tratando de hacer el avestruz, cayendo a la lona a las primeras de cambio para besar el suelo, como si estuviera pidiéndole la hora al árbitro para salir por piernas de allí cuanto antes. Porque en tanta sinceridad por segundo, sin embargo, no percibo un intento de oscura encerrona de telepredicador vendebiblias, sino más bien, el deseo sincero de quien necesita un asidero, un amarre, un flotador salvavidas al que agarrarse, efectivamente, casi con desesperación… El anhelo que ves asomar en todo aquel que no tiene nada que perder, y que por tanto por intentarlo que no sea.

Me vas contando, y te voy respondiendo, saliendo más o menos como puedo de la esquina en que metafóricamente me he colocado, y descubriendo la película… Divorciada. ¿Sin curro?, pero pendiente de uno en ciernes al que quieres aferrarte, en turno de noche, que suena a gloria y sobre el que proyectas, ahora sí, cierta ilusión… No está el horno para bollos.

Te pregunto cosas, intentando siempre ir cauto por la orilla máxima del respeto, porque no te conozco de nada, y a lo mejor no lo parece, pero me voy cargando de plomo poco a poco las zapatillas. Apenas un par de amigas te quedan después de que el duro proceso haya arrasado con todo, y un único sostén en tu vida: tu madre; tu verdadero salvavidas, que hace lo que puede y más, pese a los dos trabajos que lleva encima para poder salir con todo adelante. En una ciudad nueva para ti, por lo que me pareció entender. Especialistas y situaciones por las que has ido pasando: psicólogos, terapia infantil… Nada parece funcionar. Y no te haces con la niña. Y la cuesta que cada vez es más y más empinada.

Y yo miro a tu hija, y veo a una niña normal… Con un nombre precioso, por cierto. Y te miro, miro tus ojos, y ¡guau…! ¡Es cierto…! Eres una chica joven, atractiva… Pero noto tu rostro apagado. Estás de parques con tu hija en un mediodía soleado y en tu mirada entrecerrada se percibe de todo menos alegría. -«…O quizás te hundes más…»– Me replicaste a algún intento de acercar algún tipo de lado positivo a todo el tema. Como si hasta tu voz se fuera apagando poco a poco, palideciendo ligeramente a lo largo de la conversación desde que me lanzaste la primera frase.

Me das las gracias, y tratas de hacer que tu pequeña te siga, que ya es hora de marcharse. Veo que sí, que lo tuyo te cuesta. Y yo me quedo frío. Frío de cojones… Como un pasmarote. No sé qué ha pasado, realmente. Y aunque no sé definir lo que he visto (agotamiento, desaliento, angustia, ¿depresión quizás?), es descorazonador saber que alguien anda por esos caminos. Pero sí sé lo que siento, y siento que a lo mejor podía haber hecho más. Ahí se marcha, una chica, una mujer, una madre, con su pesada mochila de problemas a cuestas.

————————————————————

«Y de repente, no noto el alivio del que se libra de una molestia; más bien es todo lo contrario…»

————————————————————

Siento más bien la desazón del que como alma gemela (y los que somos padres somos en cierta forma, almas gemelas, porque a todos nos une ese pequeño cordón vital que son nuestros hijos), comprende lo que te pasa, y siente la necesidad de hacer algo, siquiera un mínimo intento o amago, de aliviar una pizca del pesar de esa persona de alguna manera. Empatía, creo que lo llaman en mi barrio a eso.

Corro al carrito de mi bebé, saco de mi bolso una de las tarjetas del blog, que tengo (pura casualidad, lo juro…), y me lanzo detrás tuya, antes de que te me pierdas a lo lejos. No sé si me estoy pasando tres pueblos, o metiéndome donde no me llaman, pero aplico tu misma filosofía… «No pierdo nada intentándolo». Te la ofrezco, y te cuento mi historia. Que escribo en un blog, sobre paternidad. Y no sé si te informas o no habitualmente por Internet, pero te digo que conozco alguna gente, algunos sitios por los que, no sé cómo, pero si te quieres asomar, tal vez, quizás tal vez, puedan servirte de ayuda… Que conozco algunos videoblogs y canales de YouTube fantásticos, como el de Alberto Soler. Como el de Miriam Tirado. Que hablan de estos problemas: sobre rabietas, sobre fases y etapas de desarrollo, sobre gestión de problemas en la crianza…

Me hubiera gustado hablarte de la maravillosa comunidad que es Madresfera, la comunidad de blogs más grande e importante sobre temática de crianza y familia en castellano, repleta de información útil, y que es una puerta abierta que podría llevarte a un millón de puertas más. Y de su fantástico podcast, en el que comparten mil y una situaciones cotidianas en las que a lo mejor puedes llegar a verte reflejada en un momento dado, y nos dan a conocer ya sean tanto sitios increíbles, como Edurespeta, o profesionales, como las chicas de Bliss. Me hubiera encantado contarte sobre la gente de Asociación Española de Madres Separadas, en la que pongo la mano en el fuego, podrías encontrar una tribu digital que te ayudara en cierta manera a no sentirte quizás con ese peso del mundo tan asfixiante sobre tu cabeza. Y sobre tantas y tantas cosas que ahora mismo ni se me vienen a la cabeza…

Te ofrecí mi correo, para hablar, si querías. Te ofrecí mi pequeño sitio para que te asomaras por él cuando quisieras.

-«Muchas gracias, ¿eh…? De verdad… Por cierto, me llamo…»- Y después de todo, parece que tu voz vuelve a resonar un poco más alta y confiada. Buena manera de irse ya cada uno por su lado.

Quizás todo aquello fue un error. Quizás las buenas intenciones ya no te sirvan. Quizás simplemente buscabas un rato de desahogo frente a un desconocido; sentirte escuchada, y nada más; tratar de conectar con alguien, por poco tiempo que fuera. Quizás necesitabas respuestas, o un remedio mágico que no supe recetarte. Me diste las gracias, pero no sé si por quedar bien o porque realmente aquello sirvió de algo. Y desearía que fuera esto último. Pero los padres debemos ayudarnos entre nosotros. ¡La gente, qué carajo…! Debemos ayudarnos entre nosotros. En lo que podamos y sepamos. Es un precepto de ética básica que querría aplicar en la educación de mis hijos, y no conozco nada mejor que predicar con el ejemplo.

————————————————————

«Si ves a alguien con problemas, intenta no pasar de largo. Quizás un simple detalle ya merezca la pena.»

————————————————————-

Y en un instante llegué a la conclusión de que nada sobre lo que he estado escribiendo o haciendo por aquí durante estos años desde que me uní a este mundo blogger de la paternidad, tendría sentido si no hubiera sido capaz al menos de hacer este simple gesto por ti; que no es ni más ni menos que lo poquito que está en mi mano, dadas las circunstancias.

No sé qué será de esta historia, finalmente. Seguramente se quede anclada en estas pocas letras, y nada más. No sé si tiraste la tarjeta del tonto este en la primera papelera que encontraste al doblar la esquina, o si por el contrario te animarás, cogerás esa tarjeta del fondo del bolsillo y te asomarás por aquí el día menos pensado. No sé si en algún momento llegarás a leer esto y harás clic sobre alguno de esos nombres que acabo de escribirte. No sé si seguramente fui pretencioso, o si volveré a saber de ti. Pero cualquiera de estas cosas estaría bien, si con ello encuentras el sendero que te lleve a recobrar el ánimo y la felicidad que a todos nos corresponde y que todos nos merecemos.

Cuídate mucho, chica del parque. Remontarás. No lo dudes.

Nos vemos por ahí.


6 comentarios

Gritest Jits #8

Los Grandes Momentos de la incipiente vida de mi Lechona.

¡Ay, mi querida niña! Hace tanto (¿¿¿un aaaaaaaaño yaaaaa….???? ¡¡OU MAI GAAADDD…!!), mi pequeña Lechona, que no asomo un post de tus Grites Mouments, que ya casi ni recuerdo cómo iba esto… Y eso que hubo un tiempo en este blog, (lejano, ya lo sé, ya lo sé… No hace falta que me lo restriegues, ¿vale…?), en que creí que esta sección, pilar fundamental de este blog, sería la gran protagonista…

Son muchos meses sin asomar por aquí, cariño, pero papi ha estado liado; ha estado a otras cosas… No es excusa, pero mientras tanto, cuando se acordaba, le ha dado tiempo, en estos meses, a seguir anotando y recopilando alguna que ooooootra de esas joyitas curiosas que quedarán grabadas para siempre en los anales de tu biografía personal.

Qué dices… ¿Nos asomamos de nuevo juntos y de la mano, por lo que han sido algunos de esos grandes momentos tuyos de los últimos tiempos, ehhh...? ¡¡Hay cosas guapas guapas que contar, mi amor…!!

# Remonándonos al… ¿verano pasado? (¡Cielos…! Estoy dándole un nuevo significado al término «dejar las cosas para mañana…» -glups-), en agosto, nos fuimos por primera vez de camping… ¡¡Y dormiste por primera vez en una tienda de campaña!! ¡¡En Gredos!! Fue de lo más molón, y no faltó de nada: cortapichas en la tienda, tormentones nocturnos de verano (¡el mismísimo Thor ofició aquella noche, por Tutatis, y creo que se picó con el gran Zeus para ver quién era el más machito del corral y quién dejaba caer más rayitos por metro cuadrado!), un frío que pela… ¡¡Grandioso!! 🙂

# Esta es buena: el 21 de septiembre comenzaste a sacarle partido a esa percepción visual tuya tan aguda: ¡te encontraste tu primera moneda por la calle! ¡Una hermosa y brillante moneda de 2 céntimos! ¡Maravilloso! Esperamos Mami y yo, que sea la primera de muchas. Y cuando aprendas que lo que mola de verdad es encontrarse billetes y no monedas… ¡¡Lo vas a flipar, créeme!! Eso sí, aquí tenemos controversia a la vista: Mami afirma que no fue esa la primera vez; pero yo no oficié de fedatario de aquel momento, así que por aquí, lo dejaremos registrado como está ahora… Así que esta es la buena, ¿estamos…? ¡Ea!

# Mismas fechas: septiembre. Operación Pañal. Orquestada desde la Escuela… pero he de decir que, respetando tiempos. La vieron preparada, y a lo largo de aquel mes, se fue solucionando de una forma sencilla y bastante rápida. Es uno de tantos post que se me quedaron colgando para explicarlo de manera más desarrollada… ¡Todo un clásico dentro de los blogs de maternidad/paternidad! Pero no me extenderé. Todo fue bien y quedamos muy contentos. Abandonar el pañal con apenas dos añitos justos, fue todo un logro, mi cielo… ¡Y créenos, que no es algo que Mami y yo echemos de menos!

# Saltamos a un fatídico 4 de diciembre y… ¡¡Tus primeros visitantes capilares!! ¡¡¡AGGHHSS…!!! ¡¡¡BRRRRRR…!!! Es pensar en aquellos pequeños mamoncetes chupasangres indeseables y sus pu..s impertinentes Huevecillos-Pegajosos-Del-Demonio y volver a picarme la cabeza… ¡¡AGGGRRRZZRRFFRR…!! -rasca, rasca-.

Piojos, uno de los grandes enemigos de los niños

# ¿Abril, ya…? Igual esto es un poco… escatológico, vale, pero es que eres mu apañá, mi niña, y es que nada más arrancar el mes, te veo por primera vez que ya te limpias la rajita tú sola… Porque como bien dices, ya eres una niña pequeña-mayor… ¡¡Aysssss…!!

# Y a vueltas con el pañal… El 18 del mismo mes, decides regalarme por mi cumple, otro momentazo: como ya eres directamente una niña mayooooorrr… ¡¡Decides que ya NO QUIERES el pañal de por la noche!! ¡¡Toma ya!! Esa sí que fue toda una declaración de intenciones. ¡¡¡YEAAHHHH…!!! 

# El 24 de junio, celebramos… ¡¡Tu primera graduación!! ¡Ya has terminado la guarde, y te vas al cole de mayores! Antes, en mi época, no había esta invasión de modas yankis que ahora todo lo invaden. Son una chorrada gigantesta, pero oye… Que verlos todo así con el disfraz de la toga, y el birrete de cartulina, y la bandita azul y tal… ¡¡Te da una cosica verlos…!! ¡¡Taaaaaaan monos, oyoyoyoy por favoooooorrrr por el amor de Diooorrrrrr…!! Te entra un tal así por dentro, que se me caían los lagrimoides a puñarajos… Yo, que no tuve ceremonia de esas ni cuando me gradué en la universidad, y tú, una microbio de dos años y nueve meses, ya con celebraciones y diplomas y jaranas de esas… Ay, esta vida loca, ¿qué te parece…?

# Y apenas un par de días después, seguimos con las celebraciones y diplomas: ¡tu primera medalla! En este caso, matronatación. Por haber acabado bien el curso y cerrar ciclo, igualmente. Pero oye, ¡una chapa es una chapa! Ya eres diplomada en… ¿¿Delfines?? ¡Jur jur jur…!

# Y terminamos este extenso repaso a algunos de tus Gritest, cielo, con algo de… ¡Ayer mismo! 19 de julio. Y es que, por desgracia, -que todo hay que decirlo…-, ayer te llevé y te cogí de la manita en tu… primera radiografía. Fiebres recurrentes que no se van ni tras tratamiento antibiótico, de origen desconocido, nos llevaron a ti y a mí, a asomarnos a un sitio con máquinas, en que una chica (bastante dulce, por cierto) te colocó una faldita de plomo y te sacó una foto. Una de las que, en el fondo, a ningún padre le apetece que le saquen a su hija o a su hijo. Pero bueno, por cuestiones del azar y que no vienen a cuento, te diré que tuve la ¿suerte? de poder apoderarme de ese pequeño tesoro interior tuyo, en una época en la que todo eso ya no está tan fácilmente al alcance de nuestras manos, ya que todo fluye por el cybespacio, y no por una placa de plástico oscura dentro de una bolsa: ¡¡¡Tengo tu radiografía…!!!

La primera radiografía de mi Lechona.

De todas maneras… tú, al igual que yo, sabemos que, aunque es una foto de tus hermosos huesos y tus órganos… lo más maravilloso que hay dentro de ti es otra cosa: es esa magia, es ese amor, es ese misterio e imaginación, es ese potencial y ese corazón que te hace ser tan especial y tan increíble. Eso, no hay foto que lo capte… Y, pensándolo bien… Ni falta que hace, ¿verdad? 😉

 

¿¿¿Cómo… Yaaaa…??? ¿¿¿Un año entero para solamente haber recopilado estas… estas… estas…??? … …

… Sí. Vale. Estás indignada. Lo sé. Prometo que este año estaré más al loro y lo haré mejor. Palabrita.

…Pero SABES QUE TE QUIERO UN MOGOLLÓN DE MOGOLLONES DE TRILLONES, ¿¿VERDAD…?? ¿Eso cuenta…?


8 comentarios

Si las sillas hablasen

Cuando Madresfera te invita a un focus group organizado por El Corte Inglés, tú… pues acudes. Aunque vayas a ciegas.

Y llegas allí, y una hermosa mesa rodeada de flamantes sillas te recibe. Te das cuenta de que es, básicamente, una charleta informal. Con bloggers… Pero unos bloggers un tanto especiales.

Vamos, que somos todos una panda de tíos; ya sabes, ¿no…? Con su testosterona, con sus pelos en los brazos, sus perillas, sus sonrisas y todas esa mandanga de maromos.

Y de repente, aquella caterva de sillas es testigo de excepción de cómo aquella panda de tipos van… ¡y se ponen a charlar sobre sus hijos! Guat de f…in jel…!

Pues sí, porque por raro que parezca, estos tipos, estos bloggers, son padres; y vienen con sus ideas y experiencias sobre cómo es la crianza de y con sus hijos. Con sus sentimientos por delante. Con su día a día. Con sus soluciones. Y con sus movidones. Con sus apaños. Con sus opiniones. Con sus criterios. Con sus dudas. Con sus alegrías. Con sus miedos… Sin esconderse y con la lengua muy suelta.

Cada uno de ellos con su culo apoltronado sobre cada una de aquellas adorables sillas, va soltando lo que tiene. Charlando. Plim plam plim: campamentos, videojuegos, pasados turbios, viajes, purés verdes, … a mí me acojona lo mismo…, una vuelta al cole que es de todo, menos vuelta. Y casi tres horas de tarde calurosamente veraniega que, al menos para mí, parece que se van en un suspiro.

Y los tipos se levantan. Y cuando lo hacen, intuyo que aquellas hermosas sillas han debido quedarse bastante flipadas… -“¿¿Pero qué demonios acaba de pasar aquí…??”- Se habrán preguntado entre el desconcierto general… Seguro.

Y las sillas conversan en su desbarajustado corrillo. Como fieles garantes de nuestros secretos, las muy tunantas se guardan la información para ellas solas, sin compartirla con nadie… Tal es su pequeña compensación por tener que soportar el peso de nuestros santos culos todo el puñetero día.

Pero estoy tranquilo. Historias pedorreras aparte, si a las sillas les diera un día por rajar, al menos tengo el consuelo de que, entre las muchas cosas que tuvieran que contarnos, nos hablarían de cómo hoy día, una panda de padres, de hombres, pueden ser bien capaces de sentarse sin complejos en torno a una mesa a hablar de cosas de… Bueno, también de hombres.

Sillas hablando entre ellas

Y es que, quizás todavía no nos lo terminamos de creer del todo, pero hay padres a los que nos importa expresar y contar lo que sentimos, respecto a la familia y los hijos. Y lo de esta charla/reunión, ha sido una muestra necesaria, y preciosa, de ello.

Fue un enorme placer conocer, charlar y compartir una más que agradable tarde con los geniales papás que se esconden tras los siguientes blogs:

Gracias, como siempre, por la oportunidad. Porque los padres… también contamos.


17 comentarios

Adiós, amiga fiel

Llegaste a nuestras vidas casi por azar, tras un tiempo olvidada en algún oscuro rincón.

Otros rozaron antes tus suaves pieles, y como premio cruel a tu brillante dedicación, sufriste la desgracia y el dolor del verte apartada, quizás injusta y prematuramente, de lo que más amabas; de aquello a lo que tu existencia daba sentido.

Sin embargo, es destino te tenía reservada una nueva oportunidad. Aquel destierro no era tal, ya que aquellos a quienes serviste tan fielmente seguían teniéndote en su agradecida memoria.

Y te viniste a casa. Con nosotros. Con mi pequeña…

Y volviste a brillar de nuevo. Fuerte. Decidida. Noble. Valiente te alzaste para sortear todo tipo de caminos y dificultades.

Nos acompañaste siempre a donde fuera que necesitáramos. Siempre has estado ahí. Velando. Agazapada. Al a espera, aguardando paciente tu momento.

Tú nos lo has dado todo. Nos has dado tu propia vida. Te has sacrificado por mi hija hasta la extenuación. A eso llamo yo un amor fiel y sin condiciones. Sufriste empujones, desgarros, golpes… La humillación de la servidumbre, tantas veces machacada, pisoteada y manchada. Y seguías ahí… Estoica y firme. Cada día dispuesta. Cada día preparada y lista para enfrentarte a lo que el mundo te dispusiera.

Te acogimos y cuidamos, pero el tirano calendario dicta su cruel sentencia y a todos nos termina llegando la hora. Al final, y de manera inevitable, tu ya frágil cuerpo se quebró sin remedio, más allá de quirófanos. -«Hasta aquí hemos llegado…»-, nos dijiste. Ha sido un «basta», desde lo profundo y con todo el dolor de tu ser.

En el fondo, soy un mezquino, y no te ocultaré que siempre llevaré clavada la espina de saber que fuiste tú, de entre todos los que deambulamos por este mundo, quién por más tiempo sostuvo y abrazó a mi pequeño tesoro. Quién más tiempo la ha llevado protegida y sentada en su regazo.

Nos lo diste todo, y por eso te llevas allá donde vayas ahora, mi admiración, mi respeto, mi cariño, y lo que quizás es más importante: nuestra gratitud eterna, y el derecho a recordarte para siempre.

Adiós a la sillita de la niña

Ya formas parte de la historia de mi familia. 

Descansa en paz, querida amiga. Te lo has ganado.


32 comentarios

GRACIAS, MADRESFERA

Mi acreditación para mi Madresfera Blogger's Day

GRACIAS, MADRESFERA…

Muchas, muchas, muchas gracias…

🙂 Gracias por idear, organizar, preparar, montar y desarrollar algo tan guapo como ha sido el MADRESFERA BLOGGERS DAY 2016. Gracias por ofrecernos un finde diferente; por sacarnos las sonrisas; por sacarnos las lágrimas; por sacarnos de la rutina, esa parte dura en que nos movemos cada día padres y madres; por hacer de la sala (¡y de los que no pudieron entrar, pero que forman parte igualmente…!) una familia todavía mucho más grande…

🙂 Gracias a los maravillosos OlgayAntuan, por esa portentosa presentación (¡sois mi más reciente, flipante y admirado descubrimiento de los últimos meses…!) que nos brindaron en forma de vídeo, con ese toque de talento y humor que solamente ellos pueden dar. ¡Kilates de genio en formato parejil!

🙂 Gracias, por supuesto, a todos los ponentes de las charlas del día. (¡Os parecerá bonito, majos…! Gracias a todos vosotros, tengo como meta para este año el replantearme mi vida bloguera de arriba a abajo… ¡La que me habéis liado, pájaros…!) Menciones especiales a Alfonso Alcántara (¡Qué crack! ¡Quiero un hijo suyo…!), y al Pollo Pepe (señores de SM, háganmelfavó y díganme dónde van a colgar lo que me rodaron haciendo el polluelo junto a mi amigo amarillo, porfa, que si le enseño a mi pequeña Lechona un vídeo de su querido Pollo Pepe enseñando a su querido papá a comer y picotear grano, se me muere de amogggggg…)

🙂 Gracias, incluso a las cagadas de novato del día, (que las hubo…) que me permiten seguir aprendiendo para que no me pille el morlaco de miura en futuras ocasiones. (Apunta, gañán, anda…: -«Debo hacerme unas T-A-R-J-E-T-A-S con la dirección del blog, para repartirlas por ahí y hacer coleguis…»- Y para otra, so melón, no te dejes en casa el libro de Melisa Tuya que querías que te dedicara… ¡Ya te vale, pringao…!) Gracias incluso a alguna cagada ajena, también, porque vienen de la mejor intención: ya me consta que el pequeño desliz (¡sin acritud!) de tutete.com con los chupetes de «Soy una mamá blogger» lo están subsanando; porque ¡los papis blogueros también existimos, y acudimos a eventos, y nos molan vuestros chupetes! Pero no les puedo regañar… ¡¡Soy un fan de la marca!! (Y el que lo reconozcan, me hace ser más fan de ellos todavía… ¡Ese es el espíritu que nos mola, la gente auténtica!)

🙂 Gracias a Diana(¡¡Dios, ya sé qué vio este chico en ti…!! No digo más…); a Jade (el SORPRESÓN más loco, inesperado y maravilloso del día…); a Irene (que no te veía desde hace mogollón, y parece que fue ayer, ¡solo que ahora estás todavía más guapa y eres todavía mucho más maja…! ¡¡UAUHH..!!); a Maite (¡¡pero que personajaza estás hecha, mujer!! ¿¿Cómo no tienes el mundo a tus pies y comiendo de tu mano con esa personalidad, esa sonrisa, ese arrojo y ese rollito tuyo tan echopalante, que te noté yoooo…?? ¡Me ha molado muchísimo conocerte, chica…!); a Lucía (¿¿¿Cómo se me pudo pasar el hacerme un selfi contigorrrr…??? Ponerle voz a una de las letras más espontáneas, sinceras y personales que hay en la madresfera, fue todo un puntazo, en serio… Y es que a mí, maja, ya sabes que me molas cuando te pones profunda… Jajaja). Vamos, que ponerle por fin rostro y voz a letras que tanto admiro, y con las que tanto aprendo, cada semana, en cada post, en cada comentario… es LO MEJOR DE TODA ESTA HISTORIA, chicas, madrestodas. Sinceramente y de corazón lo digo. Y es que… desvirtualizar, es un verdadero puntazo.

🙂 Gracias a Tamara. En serio… La cena quedó fetén. ¡Estaba todo de cine! Muyyyyy rico, todo. (Ya te lo dije…) ¡Chapó por ti…!

🙂 Gracias a «…Y el premio es paraaaaa…» Adrián. Si no fuera por esa colleja a tiempo que me diste por mail el otro día, igual no me habría animado a ir al evento. Sin ti, seguramente me hubiera quedado en casita haciendo el gambitero, gañaneando y mirando al cielo gris por la ventana. Habría ido a comprar leche, o a por yogures, o papel para el walter, o alguna otra de esas cosas tan apasionantes de padre responsable, qué se yo. ¡¡Y yo me lo quería perder…!! Y por muchas más cosas también, tío… Ya tú sabeh…

🙂 Gracias a Joaquim, que por un comentario casual e inocente que le dejo en su blog, ahora tengo un grupo nuevo de guasap por sorpresa en el teléfono, que me ha tenido la cabeza loca perdía toda la semana… Pero a la vez, con una sonrisa de oreja a oreja, que igualmente tampoco se me quitaba. ¡¡La pechá a reir que me he pegado toda la semana con el grupo, no está escrita, tú…!! Así que, hermano..: muy emocionado de verte emocionado. Y habiendo sido de alguna manera, partícipe de esa emoción. Eres el Jefe. Eres Dios; el demiurgo de este clan. ¡Mira lo que poco a poco está logrando esta panda de locos, rubia…! Puedes ponerte una pequeña medalla, quillo… Que te la has ganao.

🙂 Gracias a Carlos, a Dani y a David. Por la SORPRESA de la noche. Por el P-U-N-T-A-Z-O. Por el descubrimiento. Por el trabajazo (Carlos, tío, en serio: por parte del que escribre, mereció la pena. Daniel, los pelos como escarpias con tu premio, y la lagrima en el ojo, de la emoción, te lo juro… David: nos has engañado, tío… Eres discípulo de Faemino y Cansado. ¿¿Cómo eres tan crack…??) Qué momentazos impagables he pasado por vuestra culpa este finde, chicos… Como decía Carlos en su vídeo de las votaciones, no os diré que os quiero, porque quedaría mal y es de mal gusto, incluso.., eso de decir que os quiero. Así que no os diré bajo ningún concepto, nunca, que, desde este finde, oficialmente, os quiero. Pero nunca, nunca. ¿Vale…? Pues eso.

🙂 Gracias, ya de paso, y como no podía ser de otra forma, al resto del grupete de Papás Blogueros. Gracias a José María (te has llevado la aspirina transparente, pero Güi Ar De Champiñons, todos nosotros…), a Serafín, a Manolo, a nuestro Papá Lobo favorito, a Pau… (Ya sabéis cuál fue el comentario general: el buenrrollismo padresférico. ¡Lo estamos haciendo bien, tropa!) Y es que con vosotros, para la próxima me iba yo a comer bocatas de calamares a Moscú, si hace falta. Y a todos los colegas que han dado vidilla al grupo durante la semana y no han podido venir. Chavales, nos hemos comido el pastel. Güi did it. Algo está cambiando. Y seguiremos insistiendo. Seguiremos estando ahí, presentes en la vida de nuestros hijos, de nuestras parejas, y en las vuestras… ¡Sí, sí… En vuestras pantallitas! Ahí, dando el callo y la brasa todas las semanas. Luchando porque en años sucesivos, «Padresfera» ya no sea una categoría aparte, sino una realidad fusionada con el universo de las mamis, de igual a igual. Porque somos padres. Y queremos contar. 

🙂 Gracias a todo el equipo Madresférico. Efectivamente, mi primer mail cruzado con una solitaria y entonces desconocida Mónica fue desde su oficocina de casa. Y hoy sois ya una panda con un proyecto sólido, y una proyección a cuestas, con propuestas que enamoran, solamente de pensar en ellas. Muero de ganas de ver todas estas joyitas vuestras que nos quedan por seguir viendo. Gracias. Un zillón de gracias por pensar en nosotros y ser el amplificador de nuestras pequeñas voces digitales.

🙂 Gracias a Mónica, A ti, en especial, sí. Por confiar y creer en mí. En lo que hago. En lo que escribo. En lo que hacemos todos. En lo que escribimos todos. Porque si no existieras, alguien tendría que inventarte. O soñarte primero, y atreverse a inventarte y hacerte realidad, como has hecho tú realidad tu sueño de desarrollar esta Madresfera tuya, vuestra, nuestra, que hoy es seguro, tu otro ojito derecho. Por montar algo tan guapo y cañero como ha sido este Madresfera Blogger’s Day 2016. Por reunirnos a una buena peña bajo un mismo techo, aunque haya sido por un ratillo, y brindarnos un día tan especial… Estas cosas hacen que merezca la pena continuar. Seguiremos creciendo juntos. Ya lo verás…

🙂 Gracias, por tanto, a MADRESFERA. Gracias por brindarme la oportunidad de seguir creciendo, como persona y como padre. De seguir sintiendo que queda todo el camino por recorrer, pero que ya no tiene una la necesidad de recorrer solo ese camino. Por crear comunidad. Por tener a mano un vecino, un amigo digital, y a veces, incluso de carne y hueso. Gracias por los eventos y las oportunidades… Por ponerme en contacto con tanta y tanta gente guapa que hay por ahí… Modestamente, yo no pretendo cambiar el mundo con mi blog, pero seré el hombre más feliz en la Tierra si con vuestra ayuda consigo criar y educar a mi hija para que sea la ciudadana del futuro, amable, respetuosa, responsable y feliz, en que estoy seguro que llegará a convertirse.

🙂 Gracias a ti, mi querida lectora y mi querido lector. De corazón. Eres la OTRA PARTE de todo esto. El que está ahí detrás. Tu tiempo es oro, y todavía alucino con que me lo ofrezcas libremente cada vez que escribo. Hoy, el post no va por mí; la cosa va por ti, y por eso te doy de nuevo las GRACIAS.

🙂 Y gracias a mi Churri. Al amor de mi vida, que se quedó en el barrio este sábado, con mi otro amor, la de dos añitos y pico, para que el friki bloguero de su chico se fuera de farra y pudiera estar hoy contándoos todo esto y echándoos toda esta empalagosa tienda entera de flores encima. Este va a ser un gran año, amor, ya lo verás. Os quiero taaaaaaaanto…

Pues por todas estas cosas, MADRESFERA…

…Gracias. 

El año que viene, volveremos a vernos los caretos, en el Madresfera Blogger’s Day 2017. Por cierto, ¿soy el único moñas sentimental aquí? ¿Tú, cómo lo has vivido este año…?


12 comentarios

Barbudos… NO, GRACIAS.

Hoy abordo un tema absurdo a la par que espinoso, para quitar un poco de hierro al post más seriote del otro día…

Como se acerca Jalogüin, época especial en lo que a sustos se refiere, hoy volvemos al tema piloso facial, tan característico de este blog, pero bajo otra perspectiva… Otra problemática que encierra esta idiosincrasia tan típicamente masculina, perpetua marca viril de nuestro género (y también el de las mujeres de circo…) Este post está dedicado a los sufridos e incomprendidos barbudos y barbados del mundo mundial.

El finde pasado se acercaron de visita mis tíos, por casa de mis padres. Y allí que aparece mi tío, con una hermosa y reluciente barba cana. Y de nuevo salió a relucir un tema que ha estado presente, desde el principio, en el subconsciente de mi queridísima Lechona. En concreto, y desde que nació, aquel era un marrón que le caía y convertía, casi en exclusiva, en pobre y abatida víctima a mi también entonces barbudo hermano mayor… El tío de la Lechona… El Tito H.

Hoy, en ¡¡¡…Y yo con estas barbas!!!: LA BARBA, COMO SÍNTOMA DE RECHAZO VISCERAL PARA LOS BEBÉS. (O: «tu barbuza de troll es un repelente para bebés, ¡so jipi perroflauta!»)

Venga, vaaaa… Al turrón: ¿en serio que ninguno de vuestros bebés ha sentido nunca rechazo por una barba…? ¿¿Nuuuuunca…?? Hablo visualmente, claro… (del otro rechazo, del de las barbas que pinchan al roce, ya comenté casi al inicio de los tiempos en este otro post…) Sí que es igualmente cierto que algunas barbas, o ciertos bigotes, tiene un aura, un atractivo que hipnotiza y divierte a la vez… Que invita al manoseo y al toqueteo de ese bebé que ronda por ahí. Vale. Ahora, obviemos ese pequeño detalle.

Nuestra Lechona, en varias ocasiones, siendo bebé, se ponía a llorar cuando un tío con barba se le ponía por delante. Se quedaba seria, miraba y remiraba con desconcierto sin que aquello le cuadrase del todo y… ¡zasca! Se ponía a llorar. ¿¿Pero qué demonios tienen las barbas, que asustan… que inquietan… que molestan… que acobardan… que angustian… que descolocan… que atemorizan… que amenazan?? ¡¡Pero si son de lo más monérrimas…!! Analicemos pues.

Desde luego, no es el pelo EN SÍ MISMO, eso está clarinete. No se asustan por nuestros peinados (normalmente, a no ser que seas la mascota secreta de Marilyn Manson), y están todo el santo día viendo pelánganos por todas partes: en CABEZAS, en BIGOTES, en CEJAS, en BRAZOS, en PIERNAS, en SOBACAZOS, en BERRUGAS DE ABUELA, en sus PELUCHES… (que por algo se llaman así, y son sus objetos fetiche…) ¡¡El pelo les rodea!! O sea, que tiene que ser otra cosa… Tiene que haber algo más. Algo que solamente una mente infantil, provista de un subconsciente primario, atávico, instintivo… puede percibir. ¡¡Y es que se me escapa, tú…!!

Barbas para asustar a niños.

Mi hermano, el Tito H,  es un tío de lo más majo. Un encanto, la mar de salao… Y se enrolla bien con los críos, normalmente. Pues mirad… La mayoría de las veces, bastaba un primer vistazo de nuestra Lechona, cuando él venía a verla, siendo bebé… ¡¡Y era echarse a llorar al momento, oye!! -«La maaaaaaadre que te fabricó, nena… Quién sería. ¿¿Pero esto qué eeeeeesss…?? ¡¡¡Pero si es el Tiiiiitoooo H… Que viene a verteeeee…!!!»- Pues nada, tú… ¡¡Un dramón!! Mi niña se meaba en las obras de Sexpir, en comparación de dramones, vamos… ¡La pobre! Igual se le pasaba al momento, o igual se tiraba media hora, esto era así. ¡Y mi hermano, el otro pobre, igual…! Ahí, aguantando el chaparrón. Que a veces tenía que desaparecer hasta que a la otra se le pasaba el mosqueo… Y el hombre ahí, con su resignación y su paciencia infinita. Una visita… Y otra visita… Y otra visita… Y otra visita. ¡Ten sobrinas para esto!

Y es que la barba tiene algo que da mal rollito… No sé… Pero es evidente. Yo me imagino un alma desalmada… Alguien sin corazón, que quiera dedicarse a hacer el mal por las calles y a asustar a nuestras pobres criaturillas… Y es que es tan fácil como dejarse barba y dedicarse a echar miradas. Nada más. Con eso simplemente, ya eres como Shrek, pero en chungo de verás. Y es que para los barbudos …debe ser la hostia de frustrante. Imagínate que eres como un oso amoroso… ¡Pues da iguaaaaal, nene! A ojos de un bebé, tu barba puede convertirte en un berraco neanderthal con cara de malas pulgas, y dejarte con la moral por las alcantarillas. De repente, y solamente por llevar barba, te presentas ante un bebé, y sin comerlo ni beberlo, te pones a jugar en la misma liga que gente tan chunga como NerónRasputín, Bin Laden, Tywin Lannister -con su barbita rala de una semana- o… ¡o el Tío Scar! ¡Esa gente seguro que se dio a la maldad porque les rechazaron sus sobrinillas y su débil corazón se emponzoñó de inquina y odio feroz!

Vale que también hay otros famosos barbudos que son iconos del buenrrollismo más pastelón: Papá Noel, Los Reyes Magos, Rubeus Hagrid, el Capitán Pescanova (-«¡¡Santa, viejo zorro… Desembucha!! ¡¡Cuál es tu secreto para caerle bien a los chavales!! ¿¿Es porque les tienes sobornados con tus paganas cuchufletas navideñas y tu bozarrón campechano a lo -«¡Hooww Howww Hoooooowww…!»-, ehhh, ladrón…?? ¡¡Pásame tu truco, que se lo chive a mi hermano y a todas las pobres víctimas barbadas de este mundo mundial…!!-) Pero bahhh… ¡Al carajo! Todos sabemos que esta gente son la excepción que confirma la regla.

Y la regla se sigue confirmando, al menos, en el seno de mi familia. El finde pasado, decía, mi tío se acercó a la niña, y la pobre, muy digna, eso sí, hizo un eleganteeee… (llámalo Michael Jackson, llámalo la cobra…), porque aquello de las barbas… Como que le sigue sin convencer del todo, oye. Por lo que se ve. (Igual de mayor se le pasa y se echa de noviete un leñador. O un hipster…) 

Aunque al abuelo no le has dicho nunca nada, jodía, ahora que lo pienso… (Y es que los abuelos… son los abuelos, tú…)

¿Y vuestras lechonas o lechones? ¿Son también susceptibles al asunto capilar…? ¿Alguna otra cosa que les origine un especial rechazo…?


13 comentarios

Gritest Jits #7

Los Grandes Momentos de la incipiente vida de mi Lechona.

¡¡Hola, mi amor!!

¡¡¡Aynnnnssss…!!! La verdad es que no ha entrado con muy bien pie este blog en su segundo año de vida; que hace tres meses que no nos asomamos por aquí, es prueba más que evidente. ¡Ya le vale a tu querido padre! ¿No crees…? Pero bueno, que las cosas vienen como vienen; ni estaba muerto…, ni estaba de parranda. Y no hay mucho más que añadir.

Simplemente, aquí me tienes de nuevo, tratando de no rendirme con este proyecto; de no dejar que se hunda para siempre en los lodos del olvido y el silencio. De momento, ya es como un pequeño milagro que siga todavía por aquí, a pico y pala desde las trincheras. ¡Ya vendrán tiempos mejores! …Y tú, mereces verlos (y leerlos).

Si todavía te rondo por aquí, morena…, es por intentar ser fiel a la esencia de este sitio, mi niña: tratar de dejar por escrito todas estas cosas que nos van pasando juntos. Aunque las fuerzas flaqueen, sigo enamorado hasta las trancas de ese planteamiento.

Y qué mejor manera de retomar el rumbo de la nave, que con algo que hace ya demasiado tiempo que no asoma por aquí: ¡tus maravillosos grandes momentos! Registro puro de tus máximos logros cotidianos, que son el reflejo fiel de cómo vas creciendo y cómo vas descubriendo tu mundo… De cómo nos vas cambiando a todos, y cómo vas cambiando tú.

Hace más de medio año que no te contaba sobre tus cositas, y evidentemente, tanto tiempo sin escribir nada, da para mucho. Así que intentaré hacer una selección ultrafast ayva ayvááááá… y contarte algunos detallines curiosos, ¿vale…?

La última vez te contaba lo mucho que estabas cambiando. Medio año más tarde son tan asombrosos los cambios, que ya no insistiré más sobre ese tema (de momento, óyemepues; me reservo el derecho a cambiar mañana mismo de opinión, y volver a brasearte sobre lo mismo… Porque soy así de máster pláster, qué le vamos a hacer si te ha tocado lo que te ha tocado, chica…)

Pues venga, vamos con los pequeños hitos de tu crecimiento, en esta primera mitad del año. ¡Agárrate, cariño… que vienen curvas!:

Las sombras... molan

# Empezando por el primer día del año, te pillé en la primera impresión REAL de que estabas soñando. Hablabas en sueños: -«¡Mamá…! ¡Agua…! ¡Pan…!»- así, en plan convicta encarcelada. Pero con chupete puesto y todo.  Y después, llorando… ¡Y lo mismo!

# Tal día como un 9 de enero, un día como cualquier otro… fue tu primer baño en piscina cubierta: ¡tu primera clase de matronatación! Con mami en la piscina, y papá mirando desde fuera como un tonto, flipando un poco con todo, la verdad. Críos mucho más pequeños que tú, auténticos bebés, y ya meneándose como renacuajos en su charca. Esta es otra de esas comparaciones odiosas del paso de los tiempos: yo, la primera vez que fui a una clase de natación (por primera y última vez en la vida, vaya… –hasta el pasado mes de octubre, que he vuelto al remojón, cual bolsita de infusión… ¡Lo que son las cosas!-), debió ser a los… ¿8 o 9 años? O algo así. Ahora, si no llevas a tu bebé a la piscina desde bien enano, parece que estés ganándote una nominación al «Premio al Peor Padre del Mundo».

# Del tema dientes, ya no voy a hablarte más. En febrero te salieron los colmillos de abajo, ya tienes más muelas que un molino, y bueno… Ya tienes más dientes que un tiburón, así que nada. ¡¡Genial para devorar presas!!, ¿Verdad…? ¡¡GRUARRRRR…!! ¡Como los leones…! (con ese movimiento como de zarpazo tan gracioso que haces…) Tienes los dientes muy separados, en general, lo cual le da un aire muy gracioso a tu sonrisa… Y dicen que eso no tiene nada que ver con cómo saldrán luego los buenos, los de verdad.

# Otro momento de esos de provocarle alguna cana de más a tu santo padre (por susto gordo, claro…), es cuando en el mismo día de San Valentín, te sorprendo in fraganti, tratando de bajarte de la cuna… ¡Saltándote la barrera lateral! (Que estaba bajada, vale… Y te agarré por el bigote de una gamba, que ya estabas medio fuera). Que te dé un buen día por querer bajarte tú sola y lanzarte de cabeza en busca de tu libertad… ¡Me da un miedo que-te-cagas! Solamente por imaginarme el posible escachimorrazo que te vas a pegar, hija mía. (Está claro que en breve tocará cambio de cama. Y bajita. Rollito Montessori a ser posible: colchón al suelo… y arreando).

# Otra del mismo día… ¡Tu primer ojo morado! Ganado a pulso por un golpetazo con una silla, fruto de una inercia mal gestionada. Y eso que al principio no parecía nada del otro mundo… ¡Espero no volver a ver en la vida más moratones en los ojos! -¡Glub…!-  

# Apenas un día después… realizas un descubrimiento maravilloso: ¡¡¡Descubres la existencia de tu propia sombra!!! ¡¡Fue algo genial!! 🙂 🙂 🙂 (Ya puedo leerte sobre Peter Pan sin que te suene todo tan bizarro). Tener el privilegio de haber podido presenciar esta maravilla cotidiana, me pareció un momentazo SUBLIME, cariño.

# El 8 de marzo… ¡Tu primera noche fuera de casa… sin papá y sin mamá! En casa de los abuelos maternos; y tus padres, en su primer finde-relax desde que apareciste por nuestro barrio. Ha tardado, esto… ¡Y hay que repetirlo más!

# El 17 de marzo, entró en casa un orinal por 1ª vez. ¡¡Y hubo un primer pis en él!! (Y también fuera de él, claro…)

# El 2 de abril pisaste, viste, sentiste y jugaste con la nieve, también por 1ª vez. En Navacerrada, con un tiempo estupendísimo de la muerte. Hicimos una buena ronda de fotos con tu bebé, en plan como el gnomo viajero de jardín de la peli de Amelie, pero entre los pinos y la nieve.

Bebés salvajes en la nieve

Bebés salvajes en la nieve

Bebés salvajes en la nieve

# El 5 de mayo ya pasas a ser una fichada más por la autoridad competente: ¡¡ya tienes DNI y pasaporte!! Esto daría para un post entero, así que igual me lo reservo… (Pero de nuevo aludo a lo dicho antes con lo de la natación; creo que yo me hice el DNI por 1ª vez… ¿a los 14 años? ¿Por qué ahora es todo tan rápido…?)

# Y con esta acabo… que es buena: este pasado 10 de mayo… ¡Aprendiste a escupir! Jajaja… Vale que es para aprender a lavarte los dientes un poco más en condiciones, pero… ¡¡Es que una chica de pro, debe saber escupir comme il faut!! ¡Y jurar en arameo cuando tercie la ocasión! (Lo de eructar y silbar con los dedos lo dejaremos para un poco más adelante, que todo llegará…)

¡Eres todo un personaje, cariño… Que lo sepas!

Te quiere… el zumbado de tu padre.


13 comentarios

Gritest Jits #6… (o «La Lechona va pillándole el ritmillo a la vida»)

Los Grandes Momentos de la incipiente vida de mi Lechona.

¡¡Hola Gordi…!!

Hoy nos volvemos a asomar, mi vida, por esta especie de balcón tan nuestro en que se ha convertido esta pequeña sección del blog, dedicada exclusivamente a reflejar esos pequeños avances tan chorras pero significativos a ojos del friki de tu padre, usease, aquí el Menda, y que teníamos un poco abandonada.

Y esta sexta edición, es un poquitoooo… especial. Distinta. Mucho hace desde la última vez, y esta vez me temo que no he sido tan constante en eso de anotar momentos y fechas concretos… Porque de lo que principalmente quiero escribirte hoy, cielo, es más bien… del conjunto. Del cambiazo que he notado en ti en estos últimos dos o tres meses. Vamos, desde que cumpliste el añito hasta el día de hoy. Que así, a vistazo limpio, cada día me viene pareciendo un Gritest en sí mismo. Hoy vengo a contarte cómo le estás pillando el ritmillo (en plan viento en popa y a toda vela, mi capitán, no me vaya usted a darle un descansito ahora a la sala de máquinas, que le estoy viendo venir, ahora que esta nave se está animando…), a esto de… la vida humana, por así decirlo.

Siempre me habían dicho.. siempre he escuchado, que durante el primer año de vida los lechones cambian una barbaridad. Y así es, desde luego. Todo el que haya tenido una camada lo sabe. Pero lo que me está dejando bastante sorprendido, en tu caso, cariño, es lo mucho que estás evolucionando desde que has cumplido el año. Me parece una pasada… ¡Una cosa bárbara, por Crom!. Yo, al menos, no lo he notado tanto en los meses previos.

Empezando por el hecho de empezar a caminar por ti misma, que eso ya lo tenías bastante controlado antes de cumplir el año… pero que se puede ver como una especie de… arranque de lo que está viniendo desde entonces. En tu actitud, en tu comportamiento, en tus gestos, en tus relaciones, en tu día a día. De hecho, el físico es lo de menos, donde menos se notan estos cambios. (Bueno, vale… en el pelazo de reinona locatis que se te está poniendo, vaaaaale… que no hay quien te lo seque, ya… ¡¡Qué va a ser de ti cuando cumplas los 15, por Tutatis!!)

El caso es que SE NOTA que no paras de aprender cosas nuevas todo el rato. Cómo estás aprendiendo a, por ejemplo, controlar e identificar distintos tipos de expresiones faciales, y lo que ello te conlleva respecto a, por seguir con más ejemplos, recibir más o menos atención extra. ¡¡¡Eres una comedianta nata, chata!!! ¡¡Eres tan gansa como tu padre…!! (Está claro al menos ahí, que sabemos de qué palo ha salido esta astilla…) Por otro lado, aunque sigues siendo un animalillo tremendamente tierno y sociable, noto que creces por momentos en cosas como que… ya no te vas tan fácilmente con cualquiera, como antes. Ahora miras, remiras… y te sueles mantener en una cierta y prudencial distancia de seguridad, analizando el jepeto del que tienes delante, y con la mirada no del todo desabrida pero sí particularmente analítica del que anda pensando.. -«Hey… ¡Un momento, chatungo! Túúú… ¿De qué palo vas? ¿A ti te conozco yo de algo o no…?»- Y no pocas veces has pasado del susodicho o susodicha, y haciendo mutis por el forro, te refugias entre nuestras piernas. ¡¡¡Es la famosa táctica «Vergüenza del Guerrero Consciente», técnica de supervivencia hija de la famosa Diosa NOOOOOO!!! -«¡¡¡Jaiiiiiiiiiiii…!!!»- ¡¡Qué lista eres!! Que ya no te va a secuestrar cualquiera…

Porque ya te has hecho una ferviente acólita y seguidora de la Diosa NOOOOOO…, por supuesto. De repente, sin que te des cuenta, puedo olfatear tus miedos y tus dudas, y me encuentro con que recitas el mantra de la diosa, tan perfecto, tan prístino y tan clarinete, que parece que lleves afiliada a la Secta de la Negación, toda tu vida, chica… -«¡NO…! ¡NO…! ¡NO…! ¡NO…»- Vas diciendo por ahí, tú sola… Que te veooooo… ¡¡Y te cierras de braaaazooosss…!! Y te quedas tan pancha. ¡¡Ahhhhhh… vil perfidia!! ¿¿Por qué al Dios SÍÍÍÍÍÍ solamente lo gesticulas, pero a la Diosa NOOOOOO además ya la recitas y pronuncias?? –«Pero… ¿Cómo…? ¿Miedo, dices…? ¿Dudas…? ¡Al contrario, buen progenitor… Es mi reafirmación, lo que sostengo!»-, parecen decir tus gestos. Y a fe mía que bien lo parece, desde luego…

El SI y el NO, el nuevo descubrimiento de la Lechona.

Y es que son muchas cosas, hija… Las cosas que manipulas, el interés que sigues demostrando por todo lo nuevo que tienes delante… Cómo te mueves… Cómo te enmadras cada vez más… Todo el vocabulario (¡¡es una pasada…!!) que vas pillando ya y que vas pronunciando a tu manera… Y principalmente, tu capacidad de comprensión; lo mucho que nos vamos entendiendo y que vas comprendiendo. El cómo eres capaz de entender perfectamente muchísimas de las órdenes o frases que te vamos soltando, y todo lo que eres capaz de hacer ya tú sola y por ti misma: el manejo con los cubiertos, el que coloques tú sola tus zapatos en el zapatero, lo que nos vacilas cuando quieres vacilarnos… o el ritmillo que le vas pillando a la vida, como decía en el título. Me flipa cómo te pones a bailar aunque sea escuchando un silbato, y cómo aporreas con lo primero que pillas, como si ya fueras una pequeña pro de la percusión. No sé… ¡son tantas, que se me acabaría el tóner digital este! ¡Muñones, en lugar de dedos, se me quedarían de aporrear tanta tecla para escribirlo todo!

Te veo TAAAAAAN mayor ahora, cariño… que no sé muy bien si es la leche (de la que de momento no eres demasiado fan, por cierto…), el aire que respiras o es que te meten hormonas de crecimiento en los bocatas de la escuela, hija. Yo lo único que sé ahora mismo es que me tienes loquito, bollo.

En fin… y para terminar, siguiendo con la tradición del Gritest, algunos muy breves apuntes chorras de tus momentazos vitales (que sí he recogido…), de estos últimos meses:

# ¡¡El 7 de octubre pronunciaste claramente tu nombre por 1ª vez, cuando te recogía de la escuela!! Y también te pusiste a decir -«Papááááá… Papááááá…»- como un loro. ¡¡Qué ilusión!! Me puse a dar brincos contigo y a repetirlo todo a voces en plena calle, jajaja… ¡¡Cagaba lovin’ por las orejas!!

# El 1 de noviembre saliste a campear, en una tregua que dio el tiempo (a la sierra, por el puerto de Canencia), por 1ª vez. Sí, sé que hemos tardado mucho, pero qué le vamos a hacer. Fue una salida setera con tus papis y con los titos embarazados. ¡Papi cogió setas y tú recogiste 2 piñas y tres palitos! Así que cada uno con sus tesorillos para casa. -«¡¡Bien por mi chica!!»-

# Ya tienes un par de muelas, abajo, por cierto. Así que pegas unos bocaos de aúpa, nena. Normal que te flipe tanto el «pá», como dices tú… ¡Porque le enciscas unos ñascos a los bocatas, cosa mala! Creo que estoy perdiendo ya la cantidad de dientes que tienes.

(Añadido editado a posteriori): y otra más arriba que no había visto… ¡Esto es un no parar! ¡¡Halaaaaaa…!!

# Por cierto, que con los avances culinarios no me lío más, que ya has visto que algo de eso he comentado en el post anterior, que me daba para uno entero en sí mismo. Ahí lo vas llevando, niña.

# La semana pasada te di por primera vez… ¡un Chupa-Chups! No estoy muy orgulloso, la verdad. No tenía intención (ni mamá ni yo somos fans de darte chuches tan pronto… ¡que ya tendrás tiempo!) pero la jefa de la escuela te lo ofreció como cambalache y maniobra de distracción para que soltaras un juguete y que nos pudiéramos ir, y me pilló a contrapié… Y ya no había forma de que lo soltases para poder guardarlo; y no solamente eso, sino que te pusiste a roerlo a saco, cual ratoncillo golosón, con el plástico y todo, y claro… pues ya puestos, con el mal hecho, preferí que al menos no te comieras el plástico. Y tu carita al ir chupando aquello fue un poema, cariño… ¡Lástima de dejarme el móvil en casa para haberte hecho un bonito vídeo! Te lo quité en cuanto pude… pero aquello ya estaba en las raspas… y en las babas esparcidas por el abrigo, claro. (Y voy yo, luego, y me entero que aquí, tu santa madre, ya te había dado una piruleta semanas antes…)

En fin… No sé qué nos depararás en este segundo trimestre de tu segundo año de vida, pero seguro que será igualmente FLIPANTE.

Te quiero, loca.


36 comentarios

Jandgruaitin tag… (o «notilla amanuense»)

Mucho tiempo sin escribir y sin asomarme por aquí. Lo sé.

Ha sido un mes complicado, en el cual, no me preguntéis muy bien la causa, se me han secado un poco las pilas blogueras. Una serie encadenada de desafortunados post a medio escribir, no resueltos del todo; comprobar que mi principal hueco o fuente de tiempo para dedicarle a esto se ha visto cortada de cuajo; el plantearme algunos cambios (de diseño) del blog, que no llego a concretar; cierta desgana general repentina respecto al mundillo bloguero padresférico (¿¿a ninguno os ha pasado que de repente os parece que todo lo que leéis a lo largo del día es siempre sobre el mismo tema?? Pañales ergonómicos, sillitas de paseo, recetas de potitos zombis para Jalogüin, cordones umbilicales, maxicosis megaflaypagüers con Protecsion UltraPro© Jander Fix®, etc); que no he estado muy fino de ideas últimamente, tampoco; el veroño este de semanas atrás, que la sangre altera…; que Venus ha entrado en conjunción mística con Júpiter pasando por Ofiuco… Todas estas cosas.

Yo qué sé, gente… Igual simplemente es que me ha pillado un mes flús. Ya sabes… Flús. Eso. Sí, sí. De los Flús de toda la vida. A contrapié… Con la guardia baja… Que no me da la laif, vaya. No ha sido un «dejarlo hoy para mañana…», sino más bien «…para la semana que viene, saco algo».

Total… que entre que digo Digo o digo Diego, se me ha ido un mes entero. ¡¡¡Coñññiooo…!!! Y yo con estas barbas, claro… of cours. Y si parpadeo y me descuido, se me va otro más, fijo. De todas formas, no todo ha sido tan perruno, que por otro lado he seguido siendo fiel a mi buen puñado de vitácoras favoritas (y no favoritas), y sigo escribiendo comentarios, como hacemos la gente de bien. Así que… aunque no he estado para mí… sí que he estado para vosotros.

Y… bueno. Ecce Homo, que dijo aquel. De nuevo. Y todo gracias a mi querida Marichollos, que como siempre, ni blog, ni bloga, pero ha salido al rescate de mi apática persona, con una sencillita propuesta, que me ha venido al pelo para reactivarme un poco por aquí. La HANDWRITING TAG. (En realidad, hace falta poco para picarme…)

Y digo que me ha venido al pelo (de barba, claro…), porque es algo sobre lo que ya tengo algo medio terminado, y que me viene perfect porque me sirve casi de aperitivo. Voy a llamarlo… ¡¡La semana del CONOCE  A TU BLOGUERO FAVORITO!!

Este tag es seeeeeeencillito. Siete preguntas:

1. Tu nombre.

2. Tu blog.

3. Frase favorita.

4. Canción favorita y Autor.

5. Tres palabras que te definan.

6. Lo que siempre has querido decir y no has dicho (a ti mism@ o a alguien)

7. Invita a 3 blogs a hacerlo.

Y… he recogido el guante que me arrojaste, pues. Souuuu… aquí va lo mío, cielo:

Handwriting tag.

Handwriting tag.

(Yo, particularmente, odio las preguntas del tipo 4, así que aparte de música, cambio las reglas del juego con todo mi morro, y amplío la elección a lo que apetezca: pelis, libros, sinfonía o comidas asquerosas del mundo…)

Y en el fondo… ¿por qué hago esto? Bien… Este es un blog de experiencias de padre primerizo, claro. Y como tal, es un… regalo, para la posteridad. Y me parece interesante el que mi Lechona pueda leer dentro de unos cuantos años, cómo era su padre, aquí, el Menda. (Seguro que si escribo de nuevo estas respuestas dentro de 10 o 15 años, las respuestas pueden ser totalmente diferentes).

Y bueno… claro está. Si además de la niña en un futuro, este tipo de post sirve para que alguno de vosotros me conozca un poquito más, ahora, ya de paso… pues vaya, me alegraré, por supuesto. 🙂

Solamente deciros que espero poder seguir arrojando algunas de mis reflexiones por aquí, de vez en cuando.

¡¡¡SEGUIMOS ‘ON DE ROCKS!!!


27 comentarios

…¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MI PEQUEÑA…!!!

Bueeeeeeeeeeno… Llegamos, -con permiso de tu querida madre…-, al GRAN día de este mes. ¡¡¡HOY CUMPLES TU PRIMER AÑITO DE VIDA!!! Tal día como hoy, hace un año, saliste a este mundo obligada, porque decidiste que en la tripa de mamá estabas estupendamente, y no tenías ninguna prisa por arrimarte a este rincón de fríos, vientos, luces y ruidos penetrantes.

Así que, saltamos de un cumpleaños a otro, y me temo que entre tu madre y tú, me vais a gastar la vida cada segunda semana de septiembre, de aquí hasta los restos, con estas celebraciones tan arrejuntaicas que me traéis.

¿Cómo describir lo que ha dado de sí este año? ¿Cómo contarte lo que nos has cambiado… lo que ha supuesto para nosotros el invitarte a venir a este mundo? La verdad es que lo pienso, y no sabría muy bien cómo empezar. Definitivamente, tengo un problema… y es que, al igual que me pasó el otro día escribiéndole a tu madre por su cumpleaños, son tantas las formas que se me ocurren de enfocar este escrito de hoy, que al final me he decidido a contarte alguna cosa más de lo que NO SE HABÍA escrito ni contado por aquí hasta ahora… Cosas que te han pasado, o que nos han pasado a tus padres, a lo largo de estos 365 últimos días. Así podrás hacerte una nueva idea, una un pelín más concreta, de cómo viviste el primer año de tu vida. Este es mi regalo (y me mis queridos lectores me perdonen por hoy, este pequeño «ladrillo»):

•¿Sabías que naciste un domingo, a las 11:20 de la noche, mientras tenías a toda la familia y compañeros de papá y mamá, pendientes de los sms que les iba escribiendo mientras podía? (Sí, tu padre ni tenía, ni tiene GUASAP -que para cuando tú seas adolescente y lleve diez años obsoleto, reemplazado y olvidado, y no te suene de nada, es un rollito de mandar mensajes por el teléfono móvil, pero en gratis, tipo conversación, y que sirve para mandar vídeos y memes de gatos-).

•¿Sabías que no quisimos saber si eras niño o niña hasta que nacieras, para llevarnos la sorpresa en ese momento? ¿Y que yo tenía asumido que ibas a ser niño? Cuando naciste, fue uno de los momentos más intensos de mi vida… o el que más. ¡¡ERAS UNA NIÑA!!

•¿Sabías que de llegar a nacer niño, nos hubieras metido en un lío, porque no nos aclarábamos con el nombre? Llegó ese día y todavía no estábamos de acuerdo en cómo llamarte; (pero te diré que Aarón estaba en todas las quinielas).

•¿Sabías que llegué a mirarme en la página web del Instituto Nacional de Estadística, TODOS los nombres de la página del registro del censo nacional, en el caso de los nombres de mujer? Hay cerca de 24.000. Y me hice una primera selección de 150, y así hasta llegar a un top 10. Y todo, para que tu nombre no saliera de ahí. Ya nos gustaba de antes. Y por cierto, para chicos creo que al llegar a 17.000, lo dejé… Que sepas que todavía conservo las listas. Y por supuesto, a tu madre no le gustaban los nombres que elegía.

•¿Sabías que en el trabajo de papá, hicieron una porra entre los compañeros, para ver cuándo nacías, y si serías niño o niña, y casualmente no ganó nadie? ¡Y eso que se hizo una segunda ronda! ¡¡Naciste el único hueco que quedaba libre!! Pero claro, cuando llegas con 12 días de retraso, esas cosas pueden pasar. Por cierto, que sepas que al final, al no haber ganador, lo recaudado fue todo para ti.

•¿Sabías que mediste 53 cms y pesaste 3.716 kg al nacer, y que en un año prácticamente has triplicado tu peso? ¿¿¿Te haces una idea de CÓMO has cambiado en un solo año???

•¿Sabías que el primer paseo de tu vida, lo hicimos tú y yo solos? Fue el camino del hospital a casa, cuando saliste, al tercer día. Fue en ese momento -grabado con mi teléfono viejuno-, cuando ya empecé a describirte cómo era el mundo en el exterior… cómo es este mundo que estabas estrenando y en el que te ha tocado vivir: el cielo, las nubes, los pájaros, los árboles, la gente, las calles, el barrio…

•¿Sabías que al principio, a tu padre se le saltaban las lágrimas simplemente con mirarte? Me emocionabas mucho, cariño. (Y todavía me pasa, un año después, aunque ya me controlo más).

•¿Sabías que durante las primeras semanas de tu vida, no te gustaba NADA que te bañáramos? Bueno… creo que en general, no te gustaba que te meneáramos mucho, simplemente.

•¿Sabías que, en relación con el baño, cuando al terminar te secaba el pelito -o el cuerpo- con el secador, SIEMPRE te hacías pis inmediatamente? Se nota que el chorrillo del aire hacía que se te aflojara el muelle… (¿Nos pasará este invierno de nuevo, cariño…?)

•¿Sabías que el moisés donde dormiste tus primeros meses, era de mimbre, y tiene un porrón de años? Allí también se criaron los primos de mamá, así que es una reliquia familiar, que además nos vino de perlas. Por cierto, que cuando nazca tu prima en un par de meses, será la siguiente en usarlo… Y además. antes de dormir en tu moisés, ya lo estrenó el gato en un descuido nuestro. ¡Cómo no…!

•¿Sabías que en tu primer mes, nos echaste encima una supercaca proyectada a chorro, que salpicó por el armario y las paredes de tu cuarto, que nos dejó impactados a tu madre y a mí? Pues casi un año después, todavía pueden verse aquellas manchas.

•¿Sabías que tus primeras zapatillas eran del nº 17? Y que las guardaré para siempre, porque son como un llaverito; de hecho, siempre he pensado hacerle un llavero con ellas. ¿Y sabes además que has estado poniéndote un montón de ropa, durante todo el año, de tu prima E.? (Y por supuesto, estabas tan guapísima como ella). Es lo que tiene tener una prima un año justo mayor que tú, mi vida. (Me parece a mí que vas a heredar ropaaaa… durante muuuuchos años).

•¿Sabías que mientras fuiste lactante, apenas probaste un biberón? No te gustaba ese formato. Pero sin embargo ahora, en estos últimos meses, parece que te los tomas doblaos, hija mía. ¿Sencillez de manejo… o qué…?

•¿Sabías que tu mamá y yo quisimos estampar las huellitas de tus pies con pintura de dedos, cada cumplemés, durante todo tu primer año? Al final, ni siquiera algo tan sencillo hemos sido capaces de hacerlo bien; apenas lo hemos podido hacer cuatro o cinco meses a lo largo del año. (Los meses impares íbamos bien, la verdad…)

•¿Sabías que durante tu primer invierno, yo soñaba con que llegara la primavera para poder llevarte a los parques y poder tumbarnos al sol y jugar en la hierba? Pues al final, la primavera y el buen tiempo terminaron llegando.

•¿Sabías que tu primer diente te salió con cinco meses y medio? Es bastante pronto, por lo que dicen. Ahora ya tienes el octavo prácticamente asomando.

•¿Sabías que también con cinco meses y medio fue cuando empezaste a ir a la escuela infantil? Era mediados de febrero, y eras la más pequeñita de tu clase. Y sin embargo, te adaptaste tan rápido, que parecía que llevabas allí desde siempre. Y las chicas, encantadas contigo. Además, a las pocas semanas, ya tenías pretendientes, por supuesto. Las mamás se te han rifado todo el año para sus hijos, preciosa.

•¿Sabías que en Carnavales, papá y mamá se disfrazaron de soldados de la Alianza Rebelde (decir Luke y Leia igual ya es mucho…) con ponchos de camuflaje de los del asalto a la luna de Endor, y que tú eras una preciosa ewok de traje peludo, que se curró mamá? Star Wars es muy socorrido.

•¿Sabías que cuando tenías poco más de medio año, te caíste del cambiador cuando tu padre te estaba poniendo un pijama? Estabas pringosa de crema, y te tenía mal cogida, y parecías una anguila impregnada de aceite, y no parabas de moverte, y yo tenía la mano buena ocupada, y… En fin. Te caíste, menos mal que con gracia, como una ninja funambulista, con la fortuna de rebotar sobre la papelera, haciendo un doble mortal y medio invertido carpado, y con la suerte de que no te pasó absolutamente nada. Eso sí… no veas tú mi disgusto, nena.  Por favor, no lo vuelvas a repetir, que con una vez ya aprendí la lección. ¡P’aberte matao, mi niña! Tengo varias canas más en la barba, recuerdo de ese momentazo. (Y si llego yo a saber antes que te ibas a  caer, al menos te habría preparado una marmita de poción mágica para ponértela debajo, como le pasó también de pequeño a cierto galo irreductible bajo de vientre y fan de los menhires, que todo el mundo conocemos…)

•¿Sabías que, hablando de barbas, no te gustaban ni un pelo? Te has tirado tres cuartas partes de tu primer año, poniéndote a llorar nada más ver a tu tío H. Y a mi tío M. también… ahora que lo pienso. Y a más de uno por ahí, que tuviera barba y se te cruzara por delante… ¿Qué tendrán las barbas? Aunque no solamente es cuestión de barbas: también te ponías a llorar con tu tío J, y eso que él no lleva barba. (Que sepas que te lo echarán en cara cuando crezcas, y se lo irán contando a tus futuros novios, y te lo recordarán toda tu vida, fijo…)

•¿Sabías que tu papá quería componerte nanas y tocártelas con la guitarra o el ukelele? ¿Y que se volvió a apuntar a clases de guitarra durante este año, para recordar y practicar? Pues bien… la dura realidad paternal le devolvió a su sitio, y ninguno de estos planes cuajó. Pero no desisto. Algún día lo lograré. Y si no, te escribiré cuentos. O te los dibujaré.

•¿Sabías que dentro de cinco minutos, hará un año que naciste?

•¿Sabías que tuviste que llegar tú para que tu papá se abriera por fin al mundo tecnológico e inaugurara un blog? Es tu blog, en realidad…

•¿Sabías que eres una niña tremendamente fuerte, dura y espabilada? Prácticamente, no lloras nunca. O mejor dicho, no lloras cuando deberías llorar. Parece como si los golpes no te hicieran daño, y jamás has caído de cabeza; siempre te las apañas para poner las manos o caer con el culete. Los pinchazos de las vacunas tampoco parecen apenas ir contigo… A veces, me asustas, hija. Estoy alerta, sí… pero ya me confío demasiado.

•¿Sabías que siempre tendré la espinita clavada secreta de no haber podido pintarte un retrato durante el primer añito de tu vida? O varios. O una serie de apuntes rápidos del natural, o algo…

•¿Sabías que otra espinita que tengo clavada es no haberme currado ni tenido lista la decoración de tu habitación desde el primer día? Y así seguimos, un año después…

•¿Sabías que justo ahora, hace un año que naciste? ¿Que hace un año me ofreciste el mejor momento de mi vida? Y sonará triste, pero es curioso que muchos detalles de nuestra primera noche juntos, se me han ido borrando. ¿El cansancio de aquella jornada? ¿Que en realidad estuvimos intentando dormir, y realmente no pasó gran cosa…? No lo sé. ¿A nadie le ha pasado?

•¿Sabías que tuviste que nacer tú para que mi Atleti volviera a ganar una liga, dieciocho años después del doblete del 96?

•¿Sabías que, cada vez que duermes, lo primero que haces nada más despertarte, es echarnos los bracitos, sonreir, y señalar LO QUE SEA que estés viendo, con el dedito? ¿Y sabes que me parece genial?

•¿Sabías que el primer viaje largo de tu vida ha sido este pasado mes de agosto, a la playa, a Alcocéber, en Castellón? ¿Y que viajar contigo ha sido una bendición?

•¿Sabías que, en cierta forma, estoy deseando que duermas ya en una cama normal, sin barrotes de jaula que nos separen -una de las cosas que envidio a los colechadores– , para poder darte un beso de buenos días en condiciones, cada mañana cuando salgo de casa para irme a trabajar? (Es más… ¿¿¿Sabes lo difícil que es darte un beso, simplemente, a oscuras, cuando estás tumbada dentro de la cuna??? ¡¡Lo flipas, maja!!)

•¿Sabías que tu padre, un año después de haber nacido tú, sigue siendo el blando de la casa y un pardillo sentimental? ¿Que, de hecho, anoche, es decir, la noche antes del día de tu primer cumpleaños, a tu padre, mientras repasaba mentalmente este post tumbado en la cama, pensando en todas estas cosas, le vinieron de nuevo las lagrimillas…, así, al tun tun, y se levantó, y fue a tu habitación para tratar de darte un beso? Pues que sepas que no lo logré; que casi la lío y por poco te despierto. ¡Menos mal que con sueño, caes rápido, mi vida! ¡Y encima voy, y me desvelo! (-Si es que ya me valeeee…-)

•¿Sabías que ha sido un año de lo más intenso, y lleno de emociones? Pues que sepas que, a partir de mañana, te esperan todavía muchas más.

¿SABÍAS QUE, POR ENCIMA DE TODO, TE QUIERO MUCHÍSIMO, Y ME HAS HECHO MUY FELIZ? 

ME ENCANTAS, MI NIÑA. ¿LO SABÍAS? Y TE DESEO LO MEJOR, POR TU PRIMER CUMPLEAÑOS.

QUE LO SEPAS, MI LECHONA. MI BEBÉ.

(Y, de nuevo, prometo dibujines para cuando pueda…)