Y yo con estas barbas

Relatos sobre mis experiencias y expectativas como padre novato


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Un pequeño milagro

Todo el mundo sabe que los milagros existen. O deberían saberlo.

Los milagros grandes, son raros; raros y escasos. Ya sabes a cuáles me refiero. Pero los hay medianos y los hay pequeños. Y esos, familia… esos abundan. Y este fin de semana he vuelto a ser testigo, una vez más, de uno de ellos.

Este sábado pasado tenía un plan de toda la jornada. Mejor dicho… Un PLANAZO. Semanas con ese runrún en la cabeza, ojeando el calendario. De palparlo en el ambiente a una semana vista, notando el ansia, con el fastidioso hype de las narices bullendo y los pequeños nervios queriendo brotar por cada poro de mi cuerpo… Ya sabes a qué me refiero. O sea, EL plan.

Pues voy a sincerarme… Un par de días antes, me llegó una bajona inesperada y repentina. Un …-«¿Pero qué pinto yo allí…?»- Que me cogió a contrapié, desprevenido, desconcertado y por sorpresa, amenazando con mandarlo todo a la porra de un plumazo.

Y reconozco que me sobrepuse. Que luché contra ese bajón. Contra esa apatía. Contra la pereza o lo que fuera ese mierdero nubarrón que se me cruzó por delante. Porque tenía buenas armas a mi disposición para afrontar esa lucha, que son las que me da la experiencia de saber lo que la jornada me iba a deparar:

● Madrugar. Pero en plan bien. Por una vez y por una hermosa razón, la de aprovechar el día.

Reencontrarte con amigos. A gente querida a la que tienes muchas ganas de achuchar.

Abrazar. En plan oso pardo, levantando en vilo a la gente. Besar. Sonreír… –“Y todo, como si no hubiese un mañana…”– Que diría mi ya eterno y querido sidekick; mi compañero de asiento de bendita nariz de fraggle.

Conocer gente nueva. Lanzarse. Atreverse. Romper esa fina y dura pared de papel que es la timidez. Desvirtualizar. Ese palabro que es tan nuestro.

Escuchar. Aprender. Cosas útiles. De mano de gente que sabe. De fenómenos en lo suyo.

Reír. Mucho. A placer. A mandíbula partida. ¡Que no hay nada mejor en este mundo, por Dios!

Llorar. Menos. Lo justo. Pero de placer, eso sí. Por cosas buenas. Eso puntúa triple.

Participar. Relacionarte. Interactuar. Abrazar de nuevo.

Observar… Observar cómo esa cadena de abrazos, de besos, de sonrisas, se expande y lo inunda todo. Una mirada de reojo y no ves sino gente feliz a tu derecha, a tu izquierda… Incluso percibes cómo la felicidad corretea, a veces, gateando por el suelo en un rincón, si te fijas bien. Alegría ese que se saca un selfi. En aquella que ojea un libro. En aquella otra que saborea ese pinchito con un vino que le está sabiendo a pura gloria, o en esa niña que imagino ha sido llevada un poco a regañadientes y que de repente ve con ojos como platos compensada su tediosa mañana porque un inesperado regalo ha caído en sus manos. ¡Todo un salón lleno de gente que lo está pasando bien! Que disfruta. Que están felices. Tanta gente al mismo tiempo.

Más risas. Más alegrías. Nervios. Tensión. Decepciones también, no lo neguemos. Pero que a su vez se tornan más livianas cuando ves la justicia que emergen en ellas y que provocan seguramente no una reacción de rencor, sino de alegría y de afán de superación, porque eres consciente de que no es lucha entre rivales sino reconocimiento entre colegas; entre iguales. Manos doloridas de tanto aplaudir. Eso también puedo esperarlo.

● Abrazar más. Abrazar infinitamente. Hasta perder el sentido: –“¿Oye, ya te he abrazado hoy…? ¡Tres veces, pero da igual… A mí esos brazos, reina!”–

Apostar. Comentar las jugadas del día. Y compartirlas: selfis, vídeos, firmas. Quizás compromisos. Quizás promesas.

Sembrar… Semillas. Ideas. Conceptos. Confirmar supuestos. Afianzar voluntades. Generar sinergias. O colaboraciones. O proyectos. ¿Quién puede saberlo?

Crear nuevos recuerdos que te sirvan para sustentar los buenos (y malos) momentos de los meses que están por venir.

Y sabes también que cuando al final de la sesión se eche el telón, cuando todo acabe… …nada acaba. Porque the end es un “hasta luego”. El final no es sino un pacto sellado bajo la luna con una jarra fría en la mano y delante de un buen plato de apetitosos hidratos gratinados con queso.

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-“Te he visto de cine, oye… ¡Estás estupenda! Ganas todavía más en persona…”-
-“Pues verás el año que viene, maja… ¡Todavía mejor! Que yo, como los buenos caldos, voy ganando más con el tiempo…jajaja. ¡Como tiene que ser!”-

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Todas esas eran mis armas. Ni más, ni menos. Armas (…o quizás debería decir mejor “ingredientes”) que sabía me servirían para cocinar un pequeño milagro. Pequeñito. Casero. De estar por casa, si quieres. Pero milagro, al fin y al cabo. Y a estos ingredientes fueron a los que me abracé.

Y hoy, todas y todos volvemos a ser ya un poquito los de siempre. Lejos y cerca a la vez. Pegaditos a los móviles, a nuestras pantallas. Como cada día, unidos por un fino hilo de firme acero que nos tiene dulcemente conectados, y que es el pegamento que configura nuestra red. Un hilo que es nuestra comunidad. Un hilo conformado mediante nuestras palabras. Trenzado y tejido con esas pequeñas letras que tecleamos y juntamos a base de mucho tesón y esfuerzo, y que son con las que obramos a veces, pequeños, medianos o grandes milagros, nos demos cuenta de ellos o no.

Y el milagro se obró, como ya me esperaba. No hubo tiempo en ponerlo en duda. Porque es un milagro que ya conozco y que ya he vivido otras veces.

Este pequeño milagro que ocurrió este sábado, y del que os hablo, es un evento, una pequeña fiesta muy especial, que se llama Madresfera Bloggers Day. 

Es esa pequeña bomba de energía positiva a la que a muchos nos gusta aferrarnos año tras año y que se nos cuela ya de manera tradicional en nuestros calendarios porque se nos sigue ofreciendo con el mismo mimo y cariño de siempre, como ese bombón artesano de dulce chocolate negro que te ofrecen en bandeja de plata. Es el pequeño milagro de lograr reunir a gente maravillosa, con maravillosas cosas que contar y compartir. Ni más… ni menos.

Es también, el pequeño milagro que hace que alguien como yo, que está un jueves de bajona gorda, despierte un domingo con las Duracell cargadas de nuevo a tope, con ganas de ponerse de nuevo al teclado, con ganas de hacer cosas, y con fe renovada en la gente que hace posible que ocurran cosas bonitas en este mundo. Así que…

Gracias por confirmarme que escribir sobre mi paternidad y compartirla con vosotras y vosotros, fue desde el primer día, y sigue siendo hoy, un grandísimo acierto.

Gracias a toda la gente que hacéis posible que pequeños milagros como este, existan.

Gracias por permitirme ser Lobezno, al menos, por un instante.

¡Gracias, MBDAY19!

¡Os quiero! 😉

Selfie como si fuera Hugh Jackman

PD: Después de toda esta chapa, muchos podréis decirme que igual me he pasado siete pueblos y que vivo en un mundo flagüerpagüer y que tanto buenismo da un poco de arcadas. ¿Y sabéis qué…? Que no os faltaría razón. Pero oye, al fin y al cabo, soy un creyente. Así que permitidme que me lo crea y que me regodee un poco, al menos durante unos pocos días, en el dulce subidón empalagoso de los pequeños milagros.

¿O a lo mejor igual resulta que hay que aprender también a mirar un poco mejor…? Bueno… ¡Qué sabré yo!


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GRACIAS, MADRESFERA

Mi acreditación para mi Madresfera Blogger's Day

GRACIAS, MADRESFERA…

Muchas, muchas, muchas gracias…

🙂 Gracias por idear, organizar, preparar, montar y desarrollar algo tan guapo como ha sido el MADRESFERA BLOGGERS DAY 2016. Gracias por ofrecernos un finde diferente; por sacarnos las sonrisas; por sacarnos las lágrimas; por sacarnos de la rutina, esa parte dura en que nos movemos cada día padres y madres; por hacer de la sala (¡y de los que no pudieron entrar, pero que forman parte igualmente…!) una familia todavía mucho más grande…

🙂 Gracias a los maravillosos OlgayAntuan, por esa portentosa presentación (¡sois mi más reciente, flipante y admirado descubrimiento de los últimos meses…!) que nos brindaron en forma de vídeo, con ese toque de talento y humor que solamente ellos pueden dar. ¡Kilates de genio en formato parejil!

🙂 Gracias, por supuesto, a todos los ponentes de las charlas del día. (¡Os parecerá bonito, majos…! Gracias a todos vosotros, tengo como meta para este año el replantearme mi vida bloguera de arriba a abajo… ¡La que me habéis liado, pájaros…!) Menciones especiales a Alfonso Alcántara (¡Qué crack! ¡Quiero un hijo suyo…!), y al Pollo Pepe (señores de SM, háganmelfavó y díganme dónde van a colgar lo que me rodaron haciendo el polluelo junto a mi amigo amarillo, porfa, que si le enseño a mi pequeña Lechona un vídeo de su querido Pollo Pepe enseñando a su querido papá a comer y picotear grano, se me muere de amogggggg…)

🙂 Gracias, incluso a las cagadas de novato del día, (que las hubo…) que me permiten seguir aprendiendo para que no me pille el morlaco de miura en futuras ocasiones. (Apunta, gañán, anda…: -«Debo hacerme unas T-A-R-J-E-T-A-S con la dirección del blog, para repartirlas por ahí y hacer coleguis…»- Y para otra, so melón, no te dejes en casa el libro de Melisa Tuya que querías que te dedicara… ¡Ya te vale, pringao…!) Gracias incluso a alguna cagada ajena, también, porque vienen de la mejor intención: ya me consta que el pequeño desliz (¡sin acritud!) de tutete.com con los chupetes de «Soy una mamá blogger» lo están subsanando; porque ¡los papis blogueros también existimos, y acudimos a eventos, y nos molan vuestros chupetes! Pero no les puedo regañar… ¡¡Soy un fan de la marca!! (Y el que lo reconozcan, me hace ser más fan de ellos todavía… ¡Ese es el espíritu que nos mola, la gente auténtica!)

🙂 Gracias a Diana(¡¡Dios, ya sé qué vio este chico en ti…!! No digo más…); a Jade (el SORPRESÓN más loco, inesperado y maravilloso del día…); a Irene (que no te veía desde hace mogollón, y parece que fue ayer, ¡solo que ahora estás todavía más guapa y eres todavía mucho más maja…! ¡¡UAUHH..!!); a Maite (¡¡pero que personajaza estás hecha, mujer!! ¿¿Cómo no tienes el mundo a tus pies y comiendo de tu mano con esa personalidad, esa sonrisa, ese arrojo y ese rollito tuyo tan echopalante, que te noté yoooo…?? ¡Me ha molado muchísimo conocerte, chica…!); a Lucía (¿¿¿Cómo se me pudo pasar el hacerme un selfi contigorrrr…??? Ponerle voz a una de las letras más espontáneas, sinceras y personales que hay en la madresfera, fue todo un puntazo, en serio… Y es que a mí, maja, ya sabes que me molas cuando te pones profunda… Jajaja). Vamos, que ponerle por fin rostro y voz a letras que tanto admiro, y con las que tanto aprendo, cada semana, en cada post, en cada comentario… es LO MEJOR DE TODA ESTA HISTORIA, chicas, madrestodas. Sinceramente y de corazón lo digo. Y es que… desvirtualizar, es un verdadero puntazo.

🙂 Gracias a Tamara. En serio… La cena quedó fetén. ¡Estaba todo de cine! Muyyyyy rico, todo. (Ya te lo dije…) ¡Chapó por ti…!

🙂 Gracias a «…Y el premio es paraaaaa…» Adrián. Si no fuera por esa colleja a tiempo que me diste por mail el otro día, igual no me habría animado a ir al evento. Sin ti, seguramente me hubiera quedado en casita haciendo el gambitero, gañaneando y mirando al cielo gris por la ventana. Habría ido a comprar leche, o a por yogures, o papel para el walter, o alguna otra de esas cosas tan apasionantes de padre responsable, qué se yo. ¡¡Y yo me lo quería perder…!! Y por muchas más cosas también, tío… Ya tú sabeh…

🙂 Gracias a Joaquim, que por un comentario casual e inocente que le dejo en su blog, ahora tengo un grupo nuevo de guasap por sorpresa en el teléfono, que me ha tenido la cabeza loca perdía toda la semana… Pero a la vez, con una sonrisa de oreja a oreja, que igualmente tampoco se me quitaba. ¡¡La pechá a reir que me he pegado toda la semana con el grupo, no está escrita, tú…!! Así que, hermano..: muy emocionado de verte emocionado. Y habiendo sido de alguna manera, partícipe de esa emoción. Eres el Jefe. Eres Dios; el demiurgo de este clan. ¡Mira lo que poco a poco está logrando esta panda de locos, rubia…! Puedes ponerte una pequeña medalla, quillo… Que te la has ganao.

🙂 Gracias a Carlos, a Dani y a David. Por la SORPRESA de la noche. Por el P-U-N-T-A-Z-O. Por el descubrimiento. Por el trabajazo (Carlos, tío, en serio: por parte del que escribre, mereció la pena. Daniel, los pelos como escarpias con tu premio, y la lagrima en el ojo, de la emoción, te lo juro… David: nos has engañado, tío… Eres discípulo de Faemino y Cansado. ¿¿Cómo eres tan crack…??) Qué momentazos impagables he pasado por vuestra culpa este finde, chicos… Como decía Carlos en su vídeo de las votaciones, no os diré que os quiero, porque quedaría mal y es de mal gusto, incluso.., eso de decir que os quiero. Así que no os diré bajo ningún concepto, nunca, que, desde este finde, oficialmente, os quiero. Pero nunca, nunca. ¿Vale…? Pues eso.

🙂 Gracias, ya de paso, y como no podía ser de otra forma, al resto del grupete de Papás Blogueros. Gracias a José María (te has llevado la aspirina transparente, pero Güi Ar De Champiñons, todos nosotros…), a Serafín, a Manolo, a nuestro Papá Lobo favorito, a Pau… (Ya sabéis cuál fue el comentario general: el buenrrollismo padresférico. ¡Lo estamos haciendo bien, tropa!) Y es que con vosotros, para la próxima me iba yo a comer bocatas de calamares a Moscú, si hace falta. Y a todos los colegas que han dado vidilla al grupo durante la semana y no han podido venir. Chavales, nos hemos comido el pastel. Güi did it. Algo está cambiando. Y seguiremos insistiendo. Seguiremos estando ahí, presentes en la vida de nuestros hijos, de nuestras parejas, y en las vuestras… ¡Sí, sí… En vuestras pantallitas! Ahí, dando el callo y la brasa todas las semanas. Luchando porque en años sucesivos, «Padresfera» ya no sea una categoría aparte, sino una realidad fusionada con el universo de las mamis, de igual a igual. Porque somos padres. Y queremos contar. 

🙂 Gracias a todo el equipo Madresférico. Efectivamente, mi primer mail cruzado con una solitaria y entonces desconocida Mónica fue desde su oficocina de casa. Y hoy sois ya una panda con un proyecto sólido, y una proyección a cuestas, con propuestas que enamoran, solamente de pensar en ellas. Muero de ganas de ver todas estas joyitas vuestras que nos quedan por seguir viendo. Gracias. Un zillón de gracias por pensar en nosotros y ser el amplificador de nuestras pequeñas voces digitales.

🙂 Gracias a Mónica, A ti, en especial, sí. Por confiar y creer en mí. En lo que hago. En lo que escribo. En lo que hacemos todos. En lo que escribimos todos. Porque si no existieras, alguien tendría que inventarte. O soñarte primero, y atreverse a inventarte y hacerte realidad, como has hecho tú realidad tu sueño de desarrollar esta Madresfera tuya, vuestra, nuestra, que hoy es seguro, tu otro ojito derecho. Por montar algo tan guapo y cañero como ha sido este Madresfera Blogger’s Day 2016. Por reunirnos a una buena peña bajo un mismo techo, aunque haya sido por un ratillo, y brindarnos un día tan especial… Estas cosas hacen que merezca la pena continuar. Seguiremos creciendo juntos. Ya lo verás…

🙂 Gracias, por tanto, a MADRESFERA. Gracias por brindarme la oportunidad de seguir creciendo, como persona y como padre. De seguir sintiendo que queda todo el camino por recorrer, pero que ya no tiene una la necesidad de recorrer solo ese camino. Por crear comunidad. Por tener a mano un vecino, un amigo digital, y a veces, incluso de carne y hueso. Gracias por los eventos y las oportunidades… Por ponerme en contacto con tanta y tanta gente guapa que hay por ahí… Modestamente, yo no pretendo cambiar el mundo con mi blog, pero seré el hombre más feliz en la Tierra si con vuestra ayuda consigo criar y educar a mi hija para que sea la ciudadana del futuro, amable, respetuosa, responsable y feliz, en que estoy seguro que llegará a convertirse.

🙂 Gracias a ti, mi querida lectora y mi querido lector. De corazón. Eres la OTRA PARTE de todo esto. El que está ahí detrás. Tu tiempo es oro, y todavía alucino con que me lo ofrezcas libremente cada vez que escribo. Hoy, el post no va por mí; la cosa va por ti, y por eso te doy de nuevo las GRACIAS.

🙂 Y gracias a mi Churri. Al amor de mi vida, que se quedó en el barrio este sábado, con mi otro amor, la de dos añitos y pico, para que el friki bloguero de su chico se fuera de farra y pudiera estar hoy contándoos todo esto y echándoos toda esta empalagosa tienda entera de flores encima. Este va a ser un gran año, amor, ya lo verás. Os quiero taaaaaaaanto…

Pues por todas estas cosas, MADRESFERA…

…Gracias. 

El año que viene, volveremos a vernos los caretos, en el Madresfera Blogger’s Day 2017. Por cierto, ¿soy el único moñas sentimental aquí? ¿Tú, cómo lo has vivido este año…?