Y yo con estas barbas

Relatos sobre mis experiencias y expectativas como padre novato

Colecho es amor

29 comentarios

Adoro el colecho.

Mira, hoy me tiro a la piscina. Y me voy a posicionar. Con lo que os mola eso de generar polémicas, oye. No. En serio. Lo adoro… Sí, sí… Todo él. Todas sus partes. La CO, la LE y la CHO. Sobretodo… la CHO. LA CHO me fascina. Me tiene loco.

CHO, de choto… Ese aroma a choto cavernario que te asalta -«¡ZASCA!»-, con la más letal de sus pezuñas en todo el careto, a pezuña llena, ahí, como con saña, como gustándose, ¿sabes?, cuando regresas de hacer tu meada nocturna de subterfugio, al cubil, y abres de nuevo la puerta de la cueva, porque no vaya a ser que las muchachas se me despierten con el atronador rugido de la cadena, claro… Sí hombre, esa meada, ya sabes, la de cuando te levantas porque te meas, pero que en realidad te levantas más bien para librarte unos segundos de ese minicodo cariñoso y tan mono, que taladraba sin piedad tus queridos y sobrevalorados riñones.

Porque total, ese aroma a cueva, ese perfume a oso almizclero que inunda el ambiente, ese microclima de pedos acumulados y reconcentrados, de calcetines sudados y sobaquillos al pil pil que se genera con mucho y dedicado esfuerzo común… Eso, muchachos, esa atmósfera tan característica es… es… ¡No tiene precio! ¡Eso es… FAMILIA PURA, JODER! ¡La esencia vibrante y palpable de una comunidad amorosa, yaciente, armoniosa, que celebra su unión vital en el palacio del cariño que es ese colchón, digamos, de metro y pico! Entre aquellas paredes de ese cuarto de cuatro metros, que exudan amorrrr por cada gota del gotelet. Ese territorio sin ley pero con mucho lovin’ donde las tiránicas palabras -«Ehhh… ¿Por qué no te vas a tu camita, cariño…?»- o -«¿También el gato…?»-, se las lleva el viento: -«¡¡Vete, imposición… Huye, vil, volando para no regresar jamás…!!»-

Y es que yo solamente le veo ventajas al colecho. ¿Y lo bien que sienta ese masaje tailandés a base de patadas de karate en las lumbares? ¡¡La peña se deja una pasta en espás y salones de masajes, por lo que a mí me hacen de gratis en casa!! Luego están los que se quejan de que no tienen tiempo para jugar con los peques. ¡No entiendo a esos pobres desgraciados! ¡Si la noche es ideaaaaalll…! Yo me parto la caja (a veces, casi literal…) jugando con la peque al Twister cada madrugada. ¡No os imagináis la de formas extrañas y contorsiones que te puedes llegar a currar en un rato, para poder cuadrar aquello! ¡Es la caña…!

Y luego hay otros juegos: el del «Ninja», por ejemplo; ese en que te toca estar durmiendo como estos tipos, con un ojo abierto y el otro cerrado, igual que los conejos, para evitar que la otra se despeñe colchón abajo por la esquina más insospechada… O el de las «Apuestas» (-«¿Cuánto te apuestas, Churri…, a que la niña se viene esta noche a nuestra cama, a eso de las tres, cuando esté en lo mejorcito del sueño…?»-), al que tanto me mola ganar… U otro que adoro, también: el «Quinto Levanta…», en el que las dos tiran de la manta (o el nórdico), y se me quedan ahí las canillas medio al aire… ¡¡Jajajaja!! ¡Me encanta! ¿¿Cómo demonios puede alguien aburrirse en una casa en la que se practica colecho…?? Disfruto horrores.

También está ese punto… picantón. ¿Qué sería de las relaciones de pareja sin ese… plus, de estar, ahí ahí…? Con ese punch de tensión. Que si te rozo un pezón, que si te tiro un pellizco, que si espera que te abrazo, pero cuando esta se mueva un poco para el otro lado… -«¡Ahora, ahora, que ha virado hacia la almohada y me da tiempo para hacerte alguna cosa guarrona en los pies!»- Pues eso, que sería todo un auténtico muermazo, ¿no? Digo yo. El festival de la rutina… Hale, ¡ahí a lo fácil! A tiro hecho. Toda la cama para vosotros solos… ¡Puafff…! Vamos, follisqueo de burgués. Eso, para quien lo quiera.

En fin, que la gente que no colecha, de verdad, se lo pierde. Es toda una aventura. Te da un +20 en PX. Te mantiene alerta… Te mantiene guay, ahí, ojo avizor a las cositas, a los detalles… -«¡Papi, quiero agua!»- Y tu mente rauda y veloz, se despierta entre legañas como un rayo en mitad de las entrañas de la negra noche, oscura cual boca lobuna, y localizas ese vasito que se te olvidó coger antes… (Bueno, no se te olvidó; de hecho, está en SU habitación, perfectamente colocado en SU sitio, pero como se ha venido a la vuestra, pues no lo tienes a mano, en TU mesita de noche, claro, y toca levantarse, porque ella, la princesa de la casa, claro, no está para esas minucias cuando viene a veros con todo su amor, in de mídel of de nait…) Y eso da flow, tío… Da energía… Da buen rollo… Tienes ahí, la mente clara. Es un entreno. Eso, cuando seas un viejo chocho y senil en la residencia, seguro que lo agradeces; que sabrás en todo momento dónde tienes las pastillitas azules, verdes, y rojiblancas. Y es que estas cosas quedan… Quedan ahí, en la mente, grabadas onfayer, porque ahora estás ahí a tope. ¡Pim, Pim! Currándotelo mil.

Y mejoras la respuesta psicomotora, también… Esas toñas que te das con las puertas a oscuras. O ese muñequito invisible abandonado en mitad del pasillo que te clavas hasta lo profundo del metatarso, con el que te entran ganas repentinas de gritar a los cuatro vientos… lo hermoso que es ser padre y sentirse vivo. ¡Pues luego aprendes a esquivarlo, a gestionar el dolor! ¡Control emocional, gente! ¡Es total! Es un rollo muy guay…

Y luego está la poderosa influencia de la música… Que esa es otra también fantástica. ¡La música! !Qué sería este mundo sin la música, señores míos! Yo, que tengo el privilegio de tener un sueño tan ligero, de esos que se desvelan con una mosca asmática, me apasionan las noches de festival. Cuando llega el festival de mocos, mi cuerpo se tensiona… Me pide marcha… Empieza el concierto de sonidos, ronquidos, silbidos… Esos ritmos sincopados que se superponen unos a otros, taladrándome el oído, y que me tienen ahí toda la noche, a ritmo pelao, dándome palmaditas en las pantorrillas, tikití tikití tikití… Disfrutando como un enano y siguiendo la ola… ¡Para un friki de la percusión como yo, esas noches en vela son grandiosas! Mis dos chicas currándose una performans ahí a dúo, dándolo todo y poniendo toda la carne en el asador en la interpretación. ¡Mira, mira…! ¡¡Los pelos como escarpias, se me están poniendo, de solo pensarlo, tú…!! El colecho es puro groove. Maravilloso.

yo, en la cama, con un pie en la cara

Bueno, no os doy más la chapa. Lo dicho, que vamos, el colecho… Lo más. Lo más de lo más. Yo, ahí… A muerte con el colecho. Me encanta. Estoy enamorado, en serio. Fíjate, que hasta cuando suena la flauta y pillo un rincón de sofá en una siesta… ¡Oye! ¡Que me tengo que ir a por un Nenuco, para ponérmelo así bien acurrucado en el costillar! Que si no… como que no me llena a mí, la siesta; como que me falta algo, ¿sabes? Me queda un resquemor a la que me levanto, si no lo tengo, así como quemmm… mmmñééé. Ya sabes, ¿no?

Y lo mejor es que, ahora, a la que venga el bebé, con la cuna de colecho, ya va a ser la FIESTA TOTAL. ¡Me encanta mi familia!

Soy un afortunado, realmente. Y tú también. Y lo sabes. Tú me entiendes. Porque también sabes lo mucho que mola…

…El COLECHO.

 

 

Autor: ¡Y yo con estas barbas!

Ilustrador, diseñador y orgulloso nuevo papá de una lechona linda como la brisa del mar... Ando en constante diálogo con el día a día, persiguiendo a esa esquiva, la plena felicidad.

29 pensamientos en “Colecho es amor

  1. Semana, te he leído con tu voz de doblaje en mi mente… Ya si te grabas leyendo este post, me hago la fan número 1 de tu podcast 😂😂😂

    Me encanta tu descripción de la familia. Cuentas la parte q le da magia: sin pedos, olores felinos ni alientos mañaneros, nada tendría sentido (ni gracia) 💙🦄

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    • Huy, quería decir Sem (no semana)

      Estoy dando teta mientras escribo, así que queda excusado mi error 😋

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    • ¡¡¡UAAHHLLLAAAA..!!! ¡Qué ideaza! Grabar algunos de mis post para el podcast… Ostrás, te compro el ideón, maja… Y sí, oye, la maternidad Pinterest es preciosa… en Pinterest. A mí que no me digan, en qué casa no hay algo de desorden, gritos, malos humos, olor a pies u olor a cavernícola, no me digas. Y de eso también hay que hablar. Que por mucho que un bebé sea una monada, las mierdacas que se plantan echan para atrás lo mismo que todas. Y eso… ¡Está ahí! ¡Está ahíííííííí…! Hay que contarlo tambiééééénnn…
      ¡Beso, hermosa! 😉

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  2. Que grande! No podías describirlo de mejor manera y con más gracia! Mi peque siempre fue de dormir mejor en su camita, y a veces me da penica no haber tenido más momentos de esos. Ahora de más grandecito nos pide de vez en cuando dormir con nosotros, y yo aplaudo cuando llega ese día! Jejejeje

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    • ¡¡Heyyy Ceciii…!! Lo de que los enanos duerman en sus camitas, no está pagado, mujer… Lo bueno bueno bueno de verdad sería que, el día que quieras quitarte el mono, les invites de excursión nocturna voluntaria a tu cama, y fuera. ¡Ese es el colecho guapo! O lo que hace tu crío… 😉 ¿Dónde hay que firmarlo, eso…?

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  3. Jajajaja, gracias, Sem, por no dejarme sola en este mundo loco de los que queremos dormir un poquito más de tres horas del tirón…
    ¡Qué arte tienes pa’ contarlo!

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  4. El Colecho es una de las mejores cosas que pudieron pasar.
    Mira que con mi primer bebe no tuvimos uno, pero ahorita con el tercero… la verdad es que ya no rinde uno igual jajaja tu entiendes.

    Un saludo!

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  5. Pingback: Compartiendo cama | Cincovidas

  6. Jajajaja, son unos añitos de nada, lo echaremos de menos. ¿Lo echaremos de menos? Siiiiiiiiiii !!!!!!!!!!

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    • ¡¡¡Hola Sara!! ¡Mola verte por aquí…! Pues sí, chica… Ya ves. De todas maneras, no siempre es oro todo lo que reluce… Que esta noche, precisamente, se nos ha plantado la mayor en la cama a las dos y media de la madrugada, en lo mejorciiiiiiiiiiiiiiiiiiito del sueño, y ha sido como si viniera un huracán. Y muy amososamente me he acordado de toooooooooooda su familia. Así, sin acritud ninguna y con la felicidad rebosando por mis orejas… XD
      ¡Gracias por comentar!

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  7. Después de leer ayer tu post que me encantó y compartí con mi media naranja y padre de los invasores de cama, justo esta noche mi pequeñajo de dos años se ha llevado un codazo (involuntario) de mi parte en toda la mandíbula. Los padres no somos los únicos que recibimos en el peligroso deporte de la lucha nocturna!

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    • ¡¡¡Ohhhhh, Mia!!! ¡¡Muchas gracias por pasarte por aquí!! ¡Claro que nosotros no somos los únicos en «pillar»; la cama, al fin y al cabo, es como la jungla, donde debes «abrirte camino» para sobrevivir… Jeje. Es inevitable que al final a alguien le toque el tirón de pelo, el manotazo en la oreja o el estornudo griposo en todos los morros… Por no hablar del combo «Golpe mortal de la Grulla Coja», que cuando se ejecuta, ya son palabras mayores…

      ¡Besazooo!

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  8. Me encanta! El colecho es lo más y tu forma de describirlo genial.

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    • ¡¡Muchísimas gracias, Perla!! He intentado buscar el lado divertido del asunto. Porque, reconozcámoslo: si no le ves el punto divertido a esto del colechoooo… ¡Esto se te puede hacer muy cuesta arriba! ¿O no…? 😉
      ¡Muchas gracias por pasarte y comentar!

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  9. Precioso! Hace tiempo que no te digo nada, pero como te sigo en el pájaro azul, pues aquí me tienes!
    Te escribo desde nuestra cama familiar, a mi izquierda Héctor de 2 años y medio durmiendo en su cama de 90, a mi derecha Esther de 1 año y 2 meses debajo de mi sobaco durmiendo en nuestra cama de sí, 1,50, al lado de Esther su santo padre, de 37 añazos recién cumplidos, y al lado del santo una cuna del ikea vacía de bebés pero llena de libros (betsellers como los 3 cerditos o el gato con botas…) botellas de agua, algún pañal por si acaso….
    Yo reconozco 100% que me mola mucho dormir todos juntos, pero no siempre acabamos la noche como empezamos, suele haber movimientos
    Hazte con una cama supletoria que harán las delicias maritales de churri y tu mismo!!!
    Un besazo y me he reído mucho con tu entrada!!!
    Joder se me olvidaba!! que te he votado en todas las categorías!!!

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    • ¡¡Natalia, cariñoooo!! ¿Cómo estáis? Bueno, ya me has dado una descripción bastante gráfica, jaja… Me encanta que me escribas por donde quieras, donde el pajarito, el Face o donde sea… Pero sí es cierto que por aquí da más juego, y seguramente es donde me hace más ilusión. 😀
      Es curioso que lo mencionas, lo de no acabar la noche como empezó, porque precisamente, no sé si por estar más cansada por el cole, últimamente la verdad es que la enana se menea bastante menos. ¡Igual la inquietud también se toma un respiro!
      Me alegro que te haya gustado y que te hayas reído; esa era la idea… 😉 ¡¡¡Y un millón de muchisísimas gracias por los votos, cielo!!! Te invito a que lo compartas por ahí, por si así consigo rascar algún puestecillo más…
      ¡¡¡Abrazotes para todooooooooossss!!!

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  10. Pues asi como lo explicas siento feo por tus pobre bebes tener que soportar tus pedos y tus patas apestosas… das asco… fuchi. pobres de tus bebes, los compadezco

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    • Hmmmm… Lamento que no hayas pillado el tono del texto; intentaré ser más sardónico todavía en un futuro. Por cierto, mi hija ya no es un bebé. Y realmente ella se tira unos pedos bastante malolientes (como buenos pedos verduleros que son…)
      Gracias por tu compasión. Espero que no te importe si la donamos generosamente a alguien que la necesite. ¡Un saludo!

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  11. Mira que tengo un montón de cosas en la cabeza, pero una es muy políticamente correcta y sólo te diré que te admiro porque no he leído que te parapetes con almohadas y/o peluches para poner a buen recaudo partes sensibles de tu ser desde los ojos al mentón …
    Vamos que los años pasan volando y en nada colecharán con otros!!!
    Nota: sobre el olor a «choto», seguro que los pobres angelitos son los culpables???

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    • Lo bueno de «lo correcto» e «incorrecto», amiga, es que siempre depende del lado de la cuerda en el que estés… ¡Siempre te parecerá que tu lado es el bueno! Así que en esta santa casa, estamos encantados de admitir «barco» como animal acuático.
      No me ha dado por enumerar en plan Wikileaks cada punto al detalle, pero sí… los parapetos con almohada también forman parte del paisaje arquitectónico nocturno de cualquier habitación colechadora corriente que se precie, en algún momento dado. Porque además, está comprobado que antes o después, el hormigón de plumas termina agrietándose, y el bofetón, rodillazo, cabezazo, o pie bajo cero, termina colándose por esa rendija traicionera e impactando no muy dulcemente sobre las partes nobles, (y las no tan nobles, que de todo hay…), invitando a un igual poco dulce despertar.
      Y… ¡¡Cielos!! Lo de «colechar con otros…» acaba de darme una nueva perspectiva sobre la que no he pensado mucho todavía… :I :I :I Jajajaja
      Y por supuesto, el olorcillo del cubil, no se da siempre; pero en ciertas circunstancias y bajo ciertas condiciones críticas, digamos que, efectivamente, es una actividad en la que participamos amorosamente TODOS los miembros colechadores al unísono. Como está mandado. 😉

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  12. The Next Level: Colecho con mellizos. THE ULTIMATE CO-SLEEPING
    xD
    😀
    🙂
    😐
    :-/
    😦
    >.<

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  13. Pues imagínate nosotros con los 2 en una cama de 1,35, ya no sé qué darles de premio por pasar una noche en su propia cama. Pero sí, sin duda, el colecho es súper… súper incómodo, jajaja

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    • ¡Pero Rociiiii…! ¡¡Cama de 1,50 ya, mujer!! Eso, como mínimo… De todas maneras, me alegra saber que coincidimos en que el colecho es un… es un… es un… ¡Es tan… tan…! ¿Cómo lo diría? Desconcertante, creo. Jajaja. Como el gel ese de Durex, rollo frío-calor. ¿No…? 😉

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  14. No me había dado cuenta de la cantidad de historias y juegos detrás de la práctica del colecho. Pero, si, algunas noches jugar al tetris es la mejor opción para dormir un rato. Y para no pelear por la cobija, quizás dormir con pijamas de oso sea una opción. Saludos

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    • Jejeje… ¡Ya te digo, si hay juegos, amigo! ¡Diversión NON-Stop! El Tetris es la «A» del A-B-C del colecho: es lo primero que aprendes, para poder sobrevivir y que aquello no se convierta en el camarote del barco aquel de la peli de los hermanos Marx… Culebrear y posicionarte de tal manera que los peques no se despierten. Otra opción, como comentan por aquí, es la de parapetarse con almohadas… ¡Ríete tú del muro de Trump!
      ¡Abbrazo enorme, amigo! 😀

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