Y yo con estas barbas

Relatos sobre mis experiencias y expectativas como padre novato

Nuestra relación con los colores

30 comentarios

No tenía intención de sacar este post. Hoy no tocaba. Pero me ha salido de dentro, a raíz del vídeo que sacó ayer el amiguete Carlos, sobre la relación de uno de sus peques con el color rosa.

¿Que nos ha pasado, gente? ¿Qué le pasó al color? ¿En qué punto de este camino que es nuestro día a día, nos lo dejamos olvidado a un lado de la cuneta? Tirado, exiliado, repudiado, abandonado, denostado directamente por muchos y obviado, cuando no aparcado y ninguneado por la gran mayoría de nosotros, la plebe, la masa, las gentes que recorremos e inundamos las calles de nuestros pueblos y ciudades.

Parece que hoy día el color MOLESTA. Que el color… estorba: -«¡Quítame de ahí ese amarillo, por favor, que me DAÑA la vista…!»-

Hay un referente claro en el siglo XX, y es el florecimiento de la industria de LA MODA. Industria, revolucionada entre otros por una figura icónica, un alma inquieta, genial, innovadora, personificada en la figura de esa grandísima pequeña figura, brillante cual estrella, llamada Coco Chanel.

En 1926, Coco revolucionó (una de tantas) el mundo de la moda, transformando el color negro, símbolo hasta entonces inequívoco de luto en occidente, en otra cosa; lo elevó a signo inequívoco de elegancia.

Gracias a sus vestiditos negros, implantó con éxito este color entre la gente, y desde entonces, un siglo después, su legado permanece y este «no color» (que dirían los científicos) no falta en ningún armario de nuestras casas. El negro representa todo aquello de «eliminar lo superfluo del mensaje», para centrarse en la forma pura. Bien lo saben las agencias de moda y diseño.

¡Imaginaos el cambio: un tono asociado a la pérdida, a la finitud de nuestra existencia, transformado hacia ideales que denotan elegancia, clase y exclusividad! Buen gusto, en definitiva. Un pelotazo, vaya… Eso sí… Siempre, desde un punto de vista adulto, claro. ¿Quién vestiría de negro a un crío o una niña de tres años?

Lo que pasa es que, casi cien años después de aquel pelotazo, ahí nos hemos quedado estancados. Vamos, que hoy en día, lo que impera en nuestra sociedad es aquella idea de base, pero llevada al extremo más… utilitario. Hemos transformado aquel ideal novedoso, en la NORMA más corriente y vulgar, en pos de una sencillez cotidiana derivada de nuestro día a día ajetreado.

¿Qué quiere decir esto? Que el negro, los tonos grises oscuros, son colores PARA TODO. Que precisamente por su versatilidad, por no querer comernos la cabeza, hemos hecho bandera de ellos y dominan nuestro guardarropa como color de cabecera. Y el ejemplo está en la calle, mucho más en estas frías épocas invernales del año, también grises y oscuras. Simplicidad y elegancia, que diría nuestra dama francesa…

Pero hagamos un experimento de campo rápido, si os parece: os invito a fijaros hoy en la gente que pasa por la calle, y observad cómo visten: abrigos, zapatos, botas, trajes, pantalones… Y lo mismo, a vuestros armarios. El negro lo ha invadido todo. Voy por la calle y me da la sensación de que la gente VA DE LUTO. Y os lo digo en serio, a ratos me asombra y me entristece. ¡Hemos perdido taaaaanta alegría visual por el camino…!

¿Qué pensaría una dama del siglo XVIII si de repente se diera un paseo por la Gran Vía madrileña de nuestros tiempos? ¡Querría arrancarse los ojos! (Después de alucinar con el resto de cosas que viera, por supuesto, como coches, edificios, revistas guarrillas colgando de los quioscos, neones, hordas de palomas que parecen buitres, harekrishnas y demás frikifauna urbana, etc…)

Vamos, que creo que tiramos de negro… básicamente, porque queda bien con todo, y queremos dejarnos de tonterías. -«¡Con todo lo que tenemos que hacer en el día, como para liarme a pensar qué me pongo para ir conjuntada/o!»- ¿Verdad? Y es que parece que el negro nos favorece siempre. Y a todos.

Pues esto, en parte, lo hemos trasladado también al mundo infantil. Hemos caído en los estereotipos de la COMODIDAD. Al niño, le hemos adjudicado el AZUL. Y a las niñas, el ROSA. Y esto es así. Cualquiera que sea padre o madre, lo sabe. Mucha gente trata hoy día de lidiar contra eso, pero es como pegarse contra un muro… Id a cualquier tienda convencional, a daros de bruces con la realidad. La industria (moda, juguetería, puericultura, alimentación) lo sigue explotando, y mucha, mucha, mucha gente le sigue la bola.

Mi hija ADORA el rosa. Tiene dos años y medio, y adora ese maldito/bendito color. Y en casa no lo ha aprendido. Os lo juro. ¿Es bueno? ¿Es malo? Ni lo uno ni lo otro, ni todo lo contrario… Ahora está con eso. Aprendiendo colores. Pues vale. Los colores, son colores. Todos buenos. Todos válidos. Todos hermosos. Todos necesarios. A mí me encanta el rosa. ¡¡Pero es que me encantan todos los colores…!!
zapatos morados.

¿Por qué, de adultos, nos negamos lo que de buen grado ofrecemos por otro lado a nuestros críos? ¿Por qué nos negamos al color? Algo bueno tendrán los colores, cuando una de las descripciones gráficas que solemos hacer de la felicidad, es un ARCO IRIS. 

Por favor… Abandona el triste luto de la comodidad. Atrévete a sacar los colores de tu armario. Atrévete a invertir en tu felicidad. Te invito a redescubrir los colores. A amarlos. Y haced que vuestros hijos e hijas los amen. TODOS. Y elegid/que los elijan, en libertad, y no por imposición ajena.

Al fin y al cabo, Coco también dijo: -«El mejor color del mundo es el que te queda bien a ti.»-

Y tú… ¿ves la vida en colorinchis, o eres de la que la ves en tonos de gris?

Autor: ¡Y yo con estas barbas!

Ilustrador, diseñador y orgulloso nuevo papá de una lechona linda como la brisa del mar... Ando en constante diálogo con el día a día, persiguiendo a esa esquiva, la plena felicidad.

30 pensamientos en “Nuestra relación con los colores

  1. Viva el color. Viva. Yo pasé del negro en la adolescencia a tener un armario arco irirs. Me encantan. No les doy significado, simplemente me encantan. A toda mi familia. Verde, rosa, amarillo, negro…da igual…Como dices son colores, son y ya está. Y me ha costado lo mío que mis pequeños lo ineterioricen cuando desde el colegio y los medios les venden el rosa-azul y toda la pamplinada…Con la niña he conseguido hacer del color algo universal. Con el pequeño aún me queda un poco. Lo del rosa…como que no lo ve. Pero ahí seguimos trabajando. Y tus pisa cacas son lo máximo

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    • ¡¡Qué guay!! Otra fan incondicional del color… Poniéndolo en contexto, ese post lo escribí en época de fríos. Y claro, abrigos, botas, etc… Toooooodo negro. La gente de repente se transmuta en cucarachas, y deja de lado algo que puede aportarles cosas tan básicas como una chisma de alegría, portable y de cuerpo presente. Y no lo entiendo. Bueno, sí… Que nos hemos vuelto vagos, todos, y ya no dedicamos tiempo ni a pensar, ni a querernos un poquito. Y ahí, efectivamente, hay labor. Un currazo como un templo, diría yo… Yo con mi hija, igual, chica… Rosa a tope, cuando aquí en casa no ha mamado eso… Pero vaya, que es cuestión de ponerse, y ya está. Predicar con el ejemplo, ya sabes… ¡¡Pisamierdas de colorinchis a tope!! Eso, ¡y lo que haga falta, faltaría más!

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  2. El otro día me di cuenta al hacer el cambio de armario que con lo que me gustan a mí los colores lo tengo todo igual!
    Y tengo una chaquetilla de un azul muy vivo y una compi me dijo, no sueles llevar esos colores, estás muy guapa… Me descolocó un poco. ¿En qué momento he llegado yo a ésto? Hay que ponerle remedio!!
    Una reflexión muy buena Sem Matusalem ^^

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    • ¿Has visto, ehhh…? Es que parece que no, pero a veces tengo mis momentillos… Y es que esa es justamente la pregunta: ¿en qué momento dejamos los colores de lado? ¡Hay que recuperarlos!
      ¡Gracias por pasarte por aquí, reina mía…! 😉

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  3. ¿Sabes? Yo siempre, desde niña, he sido pro-negro para todo y siempre. No me compraba nunca nada de color. Hoy en día, necesito ponerme una prenda de color (menos si llevo un vestido entero que es negro, que entonces es inevitable). Pero me lo he notado desde que me quedé embarazada… Una prenda necesito que sea de color.
    Por cierto, hace unos siglos, el color de los niños era el rosa y el de las niñas el celeste…

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    • Estamos rodeados por el negro. Cuando llega el veranito, la cosa cambia, claro; es casi la única época del año en que la mayoría se permite darle una alegría al armario, incluso los hombres más clasicotes. Pero no sé qué pasa que, es llegar el frío, y hale… ¡¡Vuelta al negro!! En invierno es horrible; no hay más que ir viendo a la gente un rato por la calle: botas, abrigos… ¡Todo es negro! Y yo me pregunto… ¿¿Pero por qué?? ¿Por qué lo que te servía en verano, lo que te alegraba la vista, no te vale para el invierno? Es más, es que lo considero incluso más necesario si cabe para combatir esos días ya de por sí grises y oscuros. Es como añadirse una capa de tristeza voluntaria encima, o no querer destacar… Yo qué sé, chica. Seré yo, que voy a contracorriente siempre.

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  4. Me encaaaantan esos pisamierdas por favoooorrrr!!! QUe viva el color

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  5. Yo de colorinchis 😛 Acabo de ver el vídeo de Carlos y de verdad, no entiendo cómo hoy en día podemos seguir con esta estrechez de miras y limitando el uso de los colores para uno u otro género. Eso sí por ahora mi bichilla tiene tendencia hacia el color rosa y las princesas pero también hacia el rojo de Marshall de la Patrula Canina (este se supone que es de niño, claro).

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    • ¡Hola Lucía! Perdona el retraso, chica… Estoy de un desconectado últimamente, que da miedo. Pues ya ves que pensamos exactamente igual. ¡Qué tontería, por favor! Me da mucho coraje que estando en pleno siglo XXI, todavía estemos con esas estupideces, de clasificar estas cosas de «niño-azul, niña-rosa». ¡Por favor…! ¡Malditos estereotipos absurdos! ¡¡¡Si todos los colores molan…!!! Sigo sin entenderlo… (Bueno sí, las empresas, los clichés, etecé etecé…) Un rollo patatero, vamos…

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  6. Yo creo que estoy demasiado influenciado por el príncipe de bel Air que le daba la vuelta a la americana del instituto para ir más colorido y me gusta llevar colores, aunque también tengo cosas negras (pero son casi todo camisetas con mensajes).

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    • Pues mira… ahí me pones un buen ejemplo de personaje sin miedo y sin complejos al tema «colorinchis»… Muchas veces nos preocupamos de demasiadas cosas. Yo creo que habría que darle la vuelta al «Demasiado tengo en la cabeza como para preocuparme en el tema de los colores de la ropa: negro y punto», y cambiarlo por «Demasiado tengo en la cabeza como para preocuparme por qué dirá la gente cuando me vea con esta ropa: fuera tonterías y me pongo lo que ME DA LA GANA. Y al que no le guste, que mire para Cuenca…»

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  7. ME meo! tienes toda la razón del mundo, nos hemos dejado los colores por el camino tirados…. Yo estoy intentando salvarlos con mi niña.
    Por cierto, tengo unos pisamierdas iguales a los tuyos! jaajajajajajajajaajajaja

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    • ¡¡Pues si estás intentando salvarlos, ENHORABUENA!! Creo firmemente que un mundo con más colores, es un mundo más bonito, más amigable, más interesante, y sobre todo, más divertido. Así que… ¡¡Soy de los tuyos!! ¡¡¡¡Y ya veo que por varios motivos, si tienes unos zapatos como los míos…!!! ¿¿¿A que son lo máááááássss??? Yo voy levantando admiración, envidia, inquietud y cuchicheos, allá por donde los llevo… Jajajajaja ¡Me flipa! Suelo llevarlos con un jersey fino del mismo tono, y voy estupendo. 🙂 🙂

      Gracias por comentar, Vane, ¡y perdona la tardanza en pasarme a responderte!

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  8. Yo soy de las que voy con colores neutros…pero por cuestión de que no soy muy buena combinando y como dices todo es más fácil con los tonos oscuros, aunque también más aburrido. En verano la cosa cambia, ¿no se muy bien porque en verano tendemos a ir más coloridos?, imagino que es el hecho de no llevar tantas capas y el calorcito… Por cierto me han encantado tus zapatos!! Saludos!!

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    • ¡¡Hola Montse!! Perdona la tardanza; normalmente no tardo tanto tiempo en contestar comentarios…
      El tema de los colores, hay que reconocerlo, es un tema muy personal… Ni todo el mundo está dispuesto, ni todo el mundo le pone el interés que sería necesario. Yo simplemente reflexionaba. Que creo que con la «modernidad» del mundo en que vivimos, hemos perdido un poco de ciertas cosas que antes me parecían interesantes… Como es este caso. Hace décadas, salir a la calle, bien vestido, significaba algo más que ahora; la gente creo que procuraba arreglarse un pelín más. Lo que implicaba más colores, más estampados, no sé… Eso unido a lo que decía de la idea de negro, asociado como color de luto. El negro era color de traje de hombre, y de viudas. Y poco más. Ahora, que tenemos mucha más libertad «social», más moda, más complementos, más… de todo, no sé si lo que falla es el interés, o que nos hemos vuelto demasiado cómodos. O que ya no importan tanto esas cosas. Pero el color tiene MUCHA importancia en nuestra vida diaria, sin darnos cuenta. Y en parte, es una pequeña pena que pasemos tanto, y tiremos a lo fácil, pero por miedo y por pura comodidad, quizás mal entendida. Nos hemos adaptado a ciertas «convenciones» sociales que implican el no destacar, y vamos todos iguales, como dice y hace la masa. Ya no es solamente el color, se nota en las propias prendas. Haz la prueba: métete un día en el metro o en el bus, y cuenta cuánta gente lleva vaqueros en tu vagón. Por ejemplo. Vas a flipar…

      El verano es diferente, porque lo asociamos a muchas más cosas alegres y positivas. En realidad, todo está relacionado. Por eso somos más atrevidos y desinhibidos. Hay mucha psicología detrás, como decía. ¡Y por cierto, gracias por lo de los zapatos! 😉

      Un placer leerte por aquí…

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  9. Me ha encantado este post! y estoy totalmente de acuerdo contigo. Tenemos los colores desterrados del mundo! yo no soy de ir todo de negro, de hecho siempre suelo llevar fulares o pañuelos con mil colores para alegrar cualquier atuendo, porque si no me veo de lo más soso! aunque he de reconocer que si llevo demasiadas prendas de distintos colores me veo un poco Punky Brewster.
    Pero si te fijas por la calle la gente parece que va o viene de un funeral… y eso es visualmente muy triste!
    De los colores de los niños ya ni hablamos… el tema del reparto de los colores que alguien se ha inventado en el que el rosa es de niñas y el azul de niños me pone mala!
    Feliz día!

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    • ¡¡Hola Natalia!! Disculpa la tardanza… (Una rachita complicada)
      Veo que compartimos afinidades respecto al color. Muchas veces, combinarlos más o menos bien, no es tan complicado. El tema es tener un pelín de variedad, pero ¡¡¡eyyyy… A los adultos nos encanta la ropa!!! Yo no soy un loco de los colores, pero hace ya tiempo que sí que pienso en que si me pillo unos zapatos morados (como los del post, de ejemplo…), sí que voy buscando luego ciertas prendas de tonos similares para complementarlos: tengo varios jerseys morados, o con elementos morados, y algunas camisetas. Tampoco hace falta más. Y ya está. Pero es un tema de atreverse un poco más, y darte cuenta de que hay vida más allá del negro, el pardo o el gris; que el otoño, el invierno… ¡Son épocas fantásticas para sacar los colores a la calle! La primavera y el verano también, claro, pero es que en esas épocas ya están ahí fuera de por sí. Y realmente, los colores realzan y animan… ¡¡Nada más impactante cuando vas por la calle en invierno y te cruzas con una chica que lleve un abrigo rojo intenso, por ejemplo!! O verde… La mirada se te va, porque hay algo que atrae. Denota seguridad, confianza… Yo admiro mucho a la gente que se atreve a llevar pelos de colorines, por ejemplo… Azules, morados, verdes, rojos intensos… No sé, mola.

      Lo de los colores en los críos, ya es un mundo aparte… ¡¡Eso sí que me pone NEGRO!! Jejeje…

      ¡¡Muchas gracias por comentar!! 😉

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  10. Pues yo soy de las que ve la vida en colores pero que usa el negro para parecer menos voluminosa jajajajajajaja. ¡¡¡¡Fíjate que iba entera de negro el día que nos desvirtualizamos!!! Me encantaría vestir de todos los colores pero para las curvys (como diría nuestra querida Lucía) rara vez hacen ropa de ese color en otoño o invierno, en verano es diferente pero claro… un vestidito de gasa en pleno enero como que no, me muero de frío 😉

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    • ¡Chica, siempre hay casos y casos! Pero déjame hacerte una pregunta, por curiosidad, si me lo permites: ¿te compensa más la sensación de bienestar que te produce ir de negro, por el efecto que éste provoca visualmente a tu figura, a tu «línea», o la sensación de bienestar o alegría que te produciría vestir de un tono más vivo y luminoso, pero que según tú, no te «favorezca» tanto? Yo me acuerdo perfectamente cómo ibas en el BDay (lucías fantástica, radiante, es cierto…), pero con tu rostro, con tu sonrisa, con tu voz, creo que cualquier conjunto te habría quedado genial. Imagina una blusa que vaya a juego con una sombra de ojos luminosa, o qué sé yo… O con un tono de labios impactante. El efecto es maravilloso.

      Bueno, tampoco quiero ser yo el que le diga a nadie cómo debe vestir, por supuesto. Se trata precisamente de eso: de poder elegir libremente lo que a uno le venga en gana y con lo que se sienta más a gusto. Pero tú misma lo comentas: ¡cuesta encontrar ropa así! ¿Por qué para niños no cuesta encontrar ropa colorida, pero para adultos sí, comparativamente hablando? ¿En qué momento permitimos que eso se convirtiera en un estándar…? A mí me encantaría despertarme un día en primavera, salir a la calle, y ver a la gente vestida de verde… De amarillo… De magenta… De ocre… De naranja… Sería un comienzo de día perfecto. ¡Yo quiero ser un polinesio, y que mi ropa de ir elegante y de protocolo sea un pareo de flores! No puede ser que el verano sea la única época del año en que nos permitamos ser un poco más… luminosos, sin temor al «qué dirán».

      ¡Besazos, hermosa! 😉

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  11. Pues yo debo ser rara, porque me visto muy poco de negro, y apenas uso gris. Me encanta el blanco, eso sí. Reconozco que el azul celeste no me agrada ni en niños ni en niñas, pero el salmón, que no rosa «de niña» me encanta en ambos sexos. Me preocupa muy poco el tema de los colores en la ropa, y elijo en base a laa fisionomía del peque y también intento que no tengan connotación de género. ¡ Es mucho más divertido!. Por cierto, la combinación gris/rosa, beige / blanca no son muy usadas y me resultan adorables.

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    • ¡¡El blanco es un color maravilloso!! Sobretodo para las mujeres. Hoy hay un millón de marcas y opciones para intentar salirnos «un poco» de la tendencia estereotipada que clasifica los géneros por rosa o azul, en temas de moda, para nuestros peques, pero sigo pensando que hay una abrumadora mayoría de establecimientos, todavía es al revés. Simplemente basta con echar un ojo a la sección de ropita de bebés de cualquier Carrefour de turno. Rosa, azul, y si me apuras, blando y algo de beige, con suerte. O-D-I-O eso. Y ya digo que no solamente es ropa. En los juguetes es algo sangrante. Y en los de niña, todavía más que en los de niño, creo.

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  12. Yo soy chica y en teoría el negro debería imperar en mi armario, porque como dices, el pensamiento es que va con todo. Debo decirte que lo poco que tengo totalmente negro son las medias y las bragas. Pantalones, faldas, vestidos, camisetas, camisas, zapatos, todos llevan color, nada es completamente negro. La falta de color me deprime y ya miro por la calle cuando voy caminando y pienso, que mundo tan triste si todos vamos de negro. A mi me hacían vestirme de negro en una empresa y les dije que si querían que lo hicieran me dieran uniforme porque yo no tengo nada que sea totalmente negro, ni siquiera los 45 bolsos que hay en mi armario. Es verdad que antes de dormir me estrujo por pensar qué queda bien con qué para combinar colores, pero cuando me miro en el espejo, me veo viva, me veo feliz y eso lo hacen los colores.
    Los niños son simplemente niños y debemos dejarlos vivir como quieran. Mi sobrino para su cumpleaños quería un pastel donde estuviera la princesa Elsa, que le encanta, cuando se lo dijo a sus amigos del cole se rieron de él y aquel mismo día, por la tarde le dijo a su madre que el pastel tenía que ser de un Olaf, porque Elsa es para las niñas. Cuando mi cuñada me lo contó, me dio pena, pena porque mi sobrino no pueda expresar lo que le gusta, pena por esos niños que ya están influenciados de esa manera. Aunque también me dio pena el comentario de mi cuñado cuando dijo, mejor, que empiece a hacer cosas de niños y no pensar tanto en muñecas.

    En fin, que adoro los colores, todos y cada uno (no me gusta mucho el verde, pero no lo discrimino, si no me crees un día te enseño mis botines) y lo que le inculco a la enana de la casa es eso. Yo también estoy harta de que la gente me pare y me pregunte porque mi hija va en vaqueros con año y medio y no con un vestido rosa.
    Saludos

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    • Yo veo a millones de mujeres todos los días, completamente de negro: botas, pantalones, abrigos… Y en serio me paro a pensar que vale, que es una elección, pero me parece muy triste. Caras, rostros, cuerpos, que se verían favorecidos, seguro, con toques de color en la ropa. Que les aportaría alegría… Tengo compañeros que al verme llegar al curro con mis camisetas chillonas, me dicen que les da un chute de energía. ¡En serio! Y eso mola mucho. Y no entiendo eso… ¿Dónde está ese momento en que pasamos de una cosa a otra? ¿Qué momento es ese en que ya no «procede» vestir de color, sobretodo en otoño o invierno? El color aporta energía, vibración, realza el ánimo… ¿¿Qué hay de malo en eso?? Yo babeo con la gente atrevida, con la gente que pasea con un abrigo rojo intenso, verde intenso, con estampados de colores… Veo personalidad, ahí. No digo que el que va de negro no la tenga… Pero hoy día hay que ser más valiente para vestirse con colores. Y yo aprecio eso.
      Y me jode que le pasemos esa bola a los niños, aunque sea sin pretenderlo. Puede que no lo hagamos directamente, pero los críos se fijan en todo. De nuevo, predicar con el ejemplo es importante, creo.

      ¡Y qué me vas a contar de lo del rosa! La niña heredó los primeros meses mucha ropa de un primo, y entre el azul o los tonos «de niño» predominantes, y el que no llevaba pendientes, ya te puedes imaginar… Cada dos por tres, el «nene», el «nene», por la calle…

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  13. Yo siempre he sido de negro.. Camisetas de conciertos y tal. Ahora voy decantandome por otros colores, pero casi siempre oscuros. Mi hija elije siempre rosa, aunque poco a poco va cambiando

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    • La mitad de mis camisetas (y tengo mil…), son negras, pero ya estoy desahuciando muchas, y para este verano, casi lo habré desterrado. El resto de mi ropa es muy variada. Y es más, en invierno suelo vestir bastante colorido (¿Alguien se acuerda de mi camiseta del día del MBDay?). Estos zapatos morados de la foto, por ejemplo, los suelo llevar con un par de jerseys morados. ¡Divino de la muerte, que voy! También tengo unos pantalones morados… ¡Oye, me mola el morado! Jajajaja Y el rojo, y el naranja…

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  14. Nosotros somos de los que luchamos por evitar el sexismo en los colores XD. Al final alguna rajilla al muro le haré 😛

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    • Pues Óscar, ya ves que estamos igual. Otro de tantos estereotipos absurdos e incomprensibles, fruto de querer etiquetarlo y clasificarlo todo. Y nos toca predicar con el ejemplo… Ahora que lo pienso, tengo ropa de muchos colores… ¡¡Pero no tengo nada rosa!! ¡¡¡UUPPPSSSS….!!! (Pues nada, habrá que pasarse por las tiendas a buscar algo rosa para hombre). ¡O no…! ¡Si lo que tengo que hacer es enseñarle que se ponga lo que le de la gana y con lo que se sienta a gusto!

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  15. Yo no soy de asignar colores, me gustan todos, mi favorito es el negro, el de mi hijo el naranja y no le gusta el rosa porque dice que es de niñas, aunque eso no lo ha aprendido en casa. Nosotros procuramos desmitificar estos temas, pero en el cole los amigos… si no remamos todos en la misma dirección seguiremos dando vueltas., con los colores y con todo.

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    • Fíjate si seremos en casa poco de rosa o azul, que no quisimos saber el sexo del bebé durante el embarazo. Y la gente nos preguntaba por los detalles de la habitación, o la ropita… ¡¡Y es que nos daba igual!! ¡¡Nos valía cualquier cosa!! Es más, casi cualquier cosa… ¡Menos rosa o azul, diría! Y el que ahora le esté dando por el rosa, pues es cosa de verlo fuera, en la escuela, en otras niñas, en las tiendas, ¡qué sé yo! Es como un anzuelo del que es difícil escapar. Es como lo de las princesas: estoy seguro que aunque no le enseñes una princesa en su vida, termina por entrar en esa fase igualmente. Porque muchas de estas cosas están fuera de tu control. Las ve por otro lado.
      Así que lo importante es enseñarles que sí, que el rosa mola, que el azul mola, pero que hay otros colores que también molan. Y que no son de niño o de niña. Que «son», y ya está. Que son de todos. Hay toda una industria detrás, y taaaaaaaaaaaantos intereses creados, que es muy complicado cambiarlo. Pero sí, qué remedio, habrá que intentarlo, ¿verdad?

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