Y yo con estas barbas

Relatos sobre mis experiencias y expectativas como padre novato

Pequeños dramas cotidianos

17 comentarios

En este blog nos va la marcha, y nos ponen los contrastes… Nos gusta pasar del blanco al negro… del Yin al Yang… del folk irlandés al heavy metal… del vino a la cerveza sin alcohol con limón… de Game of ThronesCharly y la Fábrica de pasteles. De una pequeña victoria cotidiana… a un excepcional momento de angustia.

Apenas unos días atrás os contaba el que bajo mi humilde opinión, hay que tratar de saborear las pequeñas victorias caserillas del día a día… el saber que vences a una adversidad. Y sí, vale… está muy bien. Pero hoy pienso que igual es un mensaje un poco frívolo. O al menos, si no cuentas toda la verdad; si no cuentas también el otro lado del pastel, vaya…

¿Y cuál es ese lado? Pues el «durante»… Ese rato o ese momento en el que estás con el agua al cuello… en el fango… en el charco… Con todo el marronaco encima. Ese momento… bueno, no hace falta que os diga que puede ser bastante infernal.

Dejando las fiebres de nuestra retoña un poco atrás, ahora lo que predominan, estos días, son los mocarros deluxe, y las FLEMAS. Las flemas nocturnas. Esas que hacen que tu bebé respire como un zombi de 85 años traqueotomizado. Vaya una mierda, las flemas. Para un bebé… que no sabe expulsarlas; que no sabe escupir; que no sabe ni puede hacer prácticamente NADA, salvo llorar. Y toser hasta atragantarse.

Hace un par de noches, he visto llorar de pura angustia a nuestro bebé, como no la veía desde que salió del vientre de su madre. Y seguramente esta vez haya sido bastante peor. Es más… igual me estoy volviendo un poco Dory, como la de Buscando a Nemo, y la memoria me va fallando… pero no recuerdo, en los diez meses que tiene la niña, un momento «llanto» como el de esta vez.

Yo, enntrando en fase Dory, como en Buscando a Nemo.

Esta vez, se levantó Churri. Llantos. Llantos que no paran… -«¡Qué raro!»- Llantos que se transforman en toses… en ¿son arcadas, eso…? Llantos que se mezclan con una llamada de ayuda de Churri, ya dentro del lavabo. Y lo que veo es a Churri con la nena sostenida en bazos sobre el lavabo, vómitos por todo el pijama, y la Lechona colorada como un tomate de ramillete.

Y aquí, el minuto largo de angustia, con la secuencia repetida hasta tres o cuatro veces: la niña llorando desconsolada perdida, hasta que rompe a toser; tosiendo, hasta que la flema le atasca, y vomita… Babas colganderas, espesas, que hay que extraer de su boca con la mano como podemos, mientras parece que la niña se ahoga. Y para. Y la niña berrea de nuevo, con su llanto silencioso; cuando se priva -que deja de respirar por si misma, vaya, como aguantando las respiración hasta que arranca de nuevo el berrido…-

Y así, de nuevo el ciclo… Llorando, con la cara hinchada como si fuera una boxeadora ucraniana. Por dos veces… por tres veces… Por cuatro veces. No sé…

Yo… haciendo lo que podía, que ya no sé ni lo que era; poco más que aguantar el tirón. Y Churri… mi valiente, mi Wonder Woman, la FUERTE de la casa, la Cherif del lugar… aparentemente estoica y serena, ayudando a la pobrecitamía a respirar… a que aquello se moviera, con sus masajillos torácicos.

Y la cosa cesó… se relajó. Nos la llevamos a la cama, y tendida sobre Churri, a base de repetirle ella los masajes torácicos, moviendo las flemas, con paciencia y calma, se quedó dormida al poco rato. Y yo no podía apartar la mirada de las dos, con mi cara de tonto… hasta que de nuevo Morfeo entró en escena y cada uno rescató como pudo su parcela de la cama, un buen rato después.

Ahora es cuando os diría… -«¡¡Qué guapo!! ¡¡Cómo mola y qué bien sienta solucionar una pequeña crisis cotidiana!!»- Sí, muy bien. Pero ese minuto de angustia que te pilla desprevenido… ese mal rato… ese susto inesperado que se te queda en el cuerpo, no se lo deseo yo a nadie.

Ahora sí, claro… Luego vas a la pediatra, y te dice que es algo de lo más normal; que no pasa nada. Que es algo un poquito escatológico, vale… desagradable. Pero que es de lo más común y que no tiene ningún misterio. Que la niña está bien, y que del pecho está estupenda.

Yo la creo, y ahora, a toro pasado, ya sé que me lo tomaré de otra forma. Peroooo… ¡qué mal voy yo a llevar esto de los disgustos desprevenidos! ¡Aysss…!

(Miedito tengo de preguntaros por algún momento de estos que os haya ocurrido…)

 

Autor: ¡Y yo con estas barbas!

Ilustrador, diseñador y orgulloso nuevo papá de una lechona linda como la brisa del mar... Ando en constante diálogo con el día a día, persiguiendo a esa esquiva, la plena felicidad.

17 pensamientos en “Pequeños dramas cotidianos

  1. aix….lo leo y me da aungustia! pero es verdad que es muy común. Con flemas a mi no me ha pasado, porque no me las vomitan…pero si las he tenido durmiendo sentadas…pero si quieres, te cuento un par de anecdotillas…
    – a la mayor la tuve con un rotavirus con un año…que ahí si que flipe…no había visto a una niña tan degadilla vomitar (y cagar, con perdón) tanto en unas horas…que perdió como 3 kilos! y le daba agua para que se hidratara…y ala a vomitarla….
    – la pequeña…me «ha regalado» (y en mas de una ocasión) un momento «apnea del sueño» de esos que te despiertas no sabes porque, la miras…y oye, que parece que no respira (y en tu cabeza oyes «no me seas alarmista, como no va a respirar!!!») le pones la mano en el pecho, y oye…que no lo mueve….y de repente, cuando ya estas mas blanca que el papel y te va a dar un patatús…ella tan tranquila coge aire con todas sus fuerzas….y ale, a respirar. (todo esto pasa en unos segundos claro, pero te parecen largos!) y resulta que también es mas o menos normal!!! pero después de eso te aseguro que me quede un laaaaargo rato mirando que no volviera a hacerlo.
    – y mencionabas que preferías los raspones en los parques por ahí…pues…estaba yo un dia viendo a la mayor correr con sus amigas detas y de repente…zas! se cae (normal) y sale una de las amigas y grita «ven que hay sangre!» (oh no) voy, la miro, no ve nada, se saca las manos de la barbilla…y bueno, no te lo describo para ahorrartelo, pero la sangre y el tajo eran de impresión. aun no se como atine a buscar una fuente, bañarla en agua fría, taparselo con un pañuelo y volar a urgencias que se lo cosieran. Todo suena muy controlado, pero temblaron las piernas como 12 horas después que ya estuvo cosida y en casa!!!

    espero que no os toquen mas episodios de flemas y que la pequeña ya este bien!

    pd. Espectacular tu dibujo tipo Dory!

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    • ¡¡Hola encanto!!

      ¡¡¡Ufffffff…!!! Ya voy leyendo que, desde luego, podemos encontrarnos con cualquier cosa. Tengo muy asumido que puede pasarnos de todo, y en cualquier momento… Y que el pasar por estos pequeños momentos de «trauma» también nos fortalecen, e incluso nos pueden ayudar a estar más pendientes o prevenir otras historias en un futuro.

      Pero claro… todo eso está muy bien, sí… Pero como dices… «Cuando pasa…», justo cuando está pasando… pues ¡menuda tela! Momentazo de tensión, de respirar profundo y de sacar a relucir esos nervios de acero y esa templanza que normalmente uno tiene guardados y enterrados en lo profundo de la mesilla de noche, muchas veces durante meeeeeses, sin que se les vea el peluquín.

      Ahora que lo pienso, y según lo describes… mira, creo que ya no prefiero nada a nada. Si tiene que pasar algo chungo, pues que pase… pero prefiero pensar que no va pasar nada… y que si pasa, estaremos preparados para que no «panda el cúnico» y podamos resolverlo de la mejor manera posible.

      Cuando antes asumamos que los críos, críos son, y que por tanto, no podremos estar ahí protegiéndolos las 24 horas los 365 días, y que van a terminar con raspones, torceduras, moratones, chichones, gripes, catarros y demás… pues mejor que mejor. Lo que nos toca más bien es estar ahí para cuando pase, y ayudarles.

      ¡¡Un besazo enorme!!

      PD: ¡y gracias por el piropo al monigote! Realmente hay momentos en que me veo así… en modo «memoria de pez», o «memoria selectiva a corto plazo»… ¡recordando solamente lo que me interesa! ¡¡Qué grande, Dory…!! 😉

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  2. Sí que nos llevamos sustos pero tu reacción es la más normal del mundo, lo raro hubiera sido ponerte en plan Dr. House!! Lo de las flemas es un rollo porque son muy alarmantes, a mí me aconsejaron ponerle tumbado de medio lado y con la mano…¿hueca? es que no se como explicarlo, como si la pusieras en forma de cuenco, darle golpecitos secos y suaves claro, en las costillitas, así es como hacen en los hospitales para despegarles las flemas y como dices tu en un comentario más arriba, lo más probable es que se despegue la flema y se la traguen pero mejor a las cacas que a los pulmones.
    Animo y venga, que seguro que la próxima (que espero que tarde mucho en llegar) te haces con esa flema traidora y dejas a la Lechoncilla más relajada que ni sé.

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    • ¡¡Pues muchas gracias por los ánimos y por tu solución!!

      La verdad es que sí que son un rollo… Con las cosas «extracorpóreas», uno puede trabajar sin problemas… Pero cuando se te presenta algo que está dentro del bebé… y no tienes mucho margen de maniobra… puede ser complejo apañarse bien.

      ¡¡Que San Kleenex te escuche, y aleje los mocuelos malignos por largo tiempo!! O mucho mejor todavía: ¡más bien lo que los provocan! -Que al fin y al cabo, los mocos ahí están, cumpliendo sus funciones…-

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  3. Drama papás en potencia, compañero! Nosotros aún no hemos llegado a esos extremos, pero creo que llegado el caso me quedaré más paralizado que tú! Un abrazo!

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    • No es que me quedara paralizado… tampoco es eso; simplemente, que llegas y la situación está más o menos controlada… y bueno… pues te dedicas a sujetar a la niña… y poco más. Le vas sacando algunas babas de la boca… pero tampoco hay mucho más que rascar. Intentar consolarla, hablándole, calmándola… Bueno, lo que se pueda.

      Y aguantar el tirón.

      Son de estas cosas que vas aprendiendo poco a poco con la experiencia. Para la próxima, ya me lo sabré tomar de otra manera. Perooo… vaya. No quiero vérmelas yo con un episodio chungo de asfixia o cosas así.

      ¡Abrazos!

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  4. La única vomitona de mi bichilla fue tras las vacunas de los 6 meses, que le sentaron fatal. Después de dormir con normalidad toda la noche, a la mañana siguiente estaba con fiebre, muy lacia, y se dormía a cada instante. Pues justo mientras la tenía en brazos empezó a soltar una por la boquita ¡una exageración! Todo me cayó encima, pero lo peor es que ella seguía dormida y como si nada. A la noche volvió a montar el mismo espectáculo, pero ya con llantos incorporados y demás parafernalia. Y oye, casi que prefiero verla en modo escandaloso que tan lacia y sin vida.

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    • Pues fíjate que nuestra gordita, lo de las vacunas lo llevó bastante bien: prácticamente nada de fiebre, no se quejó… nada de náuseas… Y es que cada peque es un mundo. ¡Qué cosas! Un pequeño bultillo rojete en la pierna, y poco más.

      Y me llama la atención eso de que se quedara tan planchadita, vuestra peque… ¡¡Ayssss!! Eso sí que debe dar bajón, ciertamente.

      Bueno… pues no tengáis prisa por que lleguen nuevas vomitonas, ¿ehhh?, que hay años por delante para que se vayan poniendo malitos.

      ¡Un besazo, hermosa! 😉

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  5. Uufff, nunca nos ha pasado pero se me ponía mal cuerpo solo de leerlo! Es impresionante la actitud de tranquilidad y serenidad que nos entra a las mamás en estos casos verdad? Me ha encantado la imagen comparándote com Dory jejeje, saludos ,

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    • ¡¡Qué gran verdad, lo de la serenidad, chica… Y que lo digas!! Y es que realmente, estando centrado las cosas se solucionan mucho mejor… Las cosas se afrontan de otra manera. Entrar en pánico no solamente no sirve de nada, y seguramente además, lo único que hará será empeorar una situación ya complicada.

      Eso sí… hay casos y casos, y todos somos humanos. Yo, particularmente, espero no verme nunca en según qué tipo de situaciones, porqueee… ¡no quiero averiguar cómo reaccionaría! Jejeje…

      ¡Y gracias por el piropo al monigote! Sí que es cierto que a veces creo que entro un poco en modo «memoria de pez», y se me olvidan las cosas… a corto, a medio, a largo plazo… ¡Da igual! Soy un caso…

      ¡Un saludete, y gracias de nuevo por pasarte por aquí! 🙂

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  6. Ahhh que te siento, querido!
    Hace un par de noches, por primera vez en la vida, ví a alguien vomitar moco fluorecente a las 3 de la mañana. Y ese alguien era mi nena de 14 meses 😦
    Esos segundos de angustia extrema en los que se te pasa de todo por la mente. Y se te repite como un loop: «deestonosalimosmas», «quesemejorequesemejorequesemejore»… Y que cuando se terminan sos capaz de olvidar porque lo único que importa es el abrazo del momento.
    No estás solo, chulo. Abrazo

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    • ¡¡Moco vomitivo fluorescente mutante del inframundo noctámbulo!! ¡¡Uauhhh, chica…. Qué visión!!

      Pues sí… la verdad es que te ha faltado el “joderjoderjoderjoder”… y el “vavavaquepaseyaquepaseyaquepaseyaaaaaaa”.

      Yo la verdad es que de momento, y para los próximos lustros… creo que ya he tenido suficiente de esto. Que venga el dolor de muelas, el chichón o los tirones de pelo con los críos del parque… pero esto, la verdad es que cuanto más lejos, mejor.

      ¡¡Solo nunca, mujer!! Que hoy día cualquiera es ya un vecino, aunque esté a 10.000 kms…

      ¡¡Otro abrazo enorme para ti, encanto!! ¡Y gracias por pasarte por aquí! Un placer leerte, también.

      😀

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  7. Pufff..vamos que te copio el post..quito a la churri y tal cual nosotras la otra noche…aunque esta gordi mía no consigue vomitar..se lo queda todo para ella…
    Y lo que peor llevo ya no es el mal momento que pasamos ella y yo…sino que llames al pediatra y no solo te diga que esta estupenda..sino que no hay nada (dentro de tooodos los maravillosos avances de la medicina moderna) que les puedas dar para calmarles la tos y los mocos…asi que a casa con el humidificar y a cruzar los dedos!!! un asco!!

    Por cierto, esos masajes torácicos como son…yo eso no se hacerlo!!! necesito aprender…

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    • ¡¡Vaya!! Desde luego, va a ser que realmente es algo bastante común…

      Lo de los masajes… ¿cómo te los explicaría en plan sencillo y sin meter mucho la pata? Veamos, la idea es facilitar el movimiento y flujo de las secreciones (flemas), para favorecer su expulsión; tienes que controlar la respiración del bebé, agarrándole con ambas manos por el pecho (como si fueras a cogerle en brazos, por debajo de las axilas, vaya…), y cuando veas que expulsa el aire, haces a la vez un poco de presión; aprietas con las manos la caja torácica, y mantienes ahí… Así reduces por tanto el espacio expansivo de los pulmones. Esa presión (durante varios ciclos de inhalar-exhalar, varios segundos, diez, veinte…) hace que la flema se mueva, y facilita su expulsión.

      El bebé no lo escupirá, porque no sabe, pero seguramente la flema termine saliendo, y se la trague. Bueno, pues nada… mejor el moco en el estómago -que ya saldrá- que en las vías respiratorias. Muchasveces, por el sonido de su respiración, notarás cómo o por dónde anda la flema, y si la expulsa o se la traga. Y ahí aflojas…

      Es un resumen muy de estar por casa, pero si investigas por Internet, sobre masajes torácicos para expulsar flemas y cosas así, encontrarás cosillas. Y esto no es un invento mío: acudimos a un fisio especializado en temas infantiles y nos lo contó en una charla-taller. Son métodos complementarios y menos invasivos que el del aspirador nasal, por ejemplo, y por supuesto habría que usarlos junto con los lavados nasales con suero, que es lo principal, por ejemplo.

      En cualquier caso y para evitar una mala práctica, consulta con algún fisio de tu confianza.

      Por cierto… ¡¡acabo de leer tus respuestas al cuestionario del Liebester!! ¡¡Genial…!!

      ¡¡Un abrazo enorme, guapa!!

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  8. Ay pobre qué susto os habéis llevado. Pues sí, desgraciadamente es normal. El mío también ha vomitado de las flemas, y para más señas siempre que vomita me lo hace a mí encima. Llevo 4 ya en mi haber y como el burro a los palos, ni me quejo. La última fue con trocitos de la cena (no quiero ponerme a dar asco pero es lo que hay) De esa os habéis librado 😉
    Pero ese momento en el que parece que se ahoga es eterno, terrible. Como cuando llora más que nunca, le pinchan una inyección o se atraganta con algo… ufff… se me pone la piel de gallina de pensarlo.

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    • La verdad es que es la primera vez que nos pasa, claro… que para todo hay una primera vez. Y he de decir que al menos para mí, ha sido un poco angustioso, la verdad. De estar sobao perdío a encontrarte con el percal en un segundo… pueees, vaya.

      Pero sí… debe ser frecuente, normal, cotidiano y todos los adjetivos mundanos y corrientes que se te ocurran. Pues vale. Pero como digo… que no tengo yo mucha prisa en repetir la experiencia, oye.

      Cada vez me alegro más de haber acudido al tallercillo de primeros auxilios que organizó Madresfera hace ya algún mes. aunque de la teoría a la práctica… va un trecho enoooooorme, donde luego toca medirnos el temple. (-«Así que, lechoncilla mía, desde aquí te digo que… ya hemos probado lo de las flemitas, así que… haz caso a papá y dejamos correr este tema hasta que cumplas… ¿35? Y pasamos a otras cosillas más felices, ¿vale, amor…?»-)

      ¡¡Un abrazo, encanto!! ¡¡Y que no tengamos que vernos más en una de estas, chica…!! Jajaja…

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