Pelusas.
Todos y todas las conocéis. Son como el vecino molesto de al lado: un coñazo, pero como llevas conviviendo con él toda la vida, ya te has acostumbrado a que esté por ahí rondando.
Nuestra Morada, es un lugar donde han encontrado refugio, acomodo y esparcimiento. ¡Ja… Qué gran error cuando pensé que al mudarnos a un piso tan alto, encontraría menos que en nuestra morada anterior! ¡Iluso de mí! ¡¡Es una cosa inaudita!!
Las Pelusas de nuestra Morada, provienen de las entrañas de la tierra… sin duda, de un lugar maravilloso excavado en la roca, en la periferia pobre y gris de la ciudad de esas criaturas tan entrañables que se hacen llamar a sí mismos… los Fraggle. Las pelusas son criaturas sensibles, metódicas y completamente simples, cuya única existencia, estoy más que seguro, se fundamenta a su vez, en la consecución de un único y escalofriante fin: su afán por colonizar y dominar el mundo, como previo paso al de extender su vil raza por todo el universo.
Y que nadie, especialmente algún pseudocientífico listillo, os diga lo contrario.
Se cuelan en nuestras casas por los rincones más insospechados: esa rendija minúscula del rodapié… esa grietecilla en la pared… ese quicio de la puerta que no cierra bien… esa ventana mal cerrada. Merodean por todas partes… por todos los rincones. Son como la hidra mitológica de Hércules, a la que cortabas una cabeza y dos más ocupaban su lugar… Son imposibles de erradicar.
Sinceramente, creo que se reproducen por mitosis, o mediante generación espontánea, como los elfos, y solamente podemos tratar de mantenerlas a raya… pero toda resistencia es inútil, porque cuentan con aliados naturales; están conchabados y compinchados con el sr. Pereza, la srta. Vagancia o el Monstruo de Debajo de la Cama.
Se desplazan por los rincones con la ayuda de la brisa, por las zarpas de nuestras mascotas y ocasionalmente por medio de los ombligos guarruzos de ciertos individuos de características un tanto simiescas y velludas.
Tienen el increíble superpoder de acoplarse unas a otras para formar entidades mayores, como si de un Transformer se tratara… En casa, algunas han tomado proporciones tales dependiendo de las circunstancias, que a veces hemos optado por adoptarlas temporalmente como nuevas mascotas, haciendo que compartan el comedero con el Negro del Rabo Largo, e incluso en ocasiones hemos llegado a pensar en ampliar la placa con los nombres del buzón de correos. Y cuando no estamos, se comunican entre ellas en su propia lengua, oscura y arcana, con signos y señales subrepticias y a hurtadillas, como si fueran los juguetes de Toy Story. Y planean… Y conspiran… ¡¡Es que estoy seguro, vamos…!!
No hay lugar adonde huir, donde esconderse, ni aspiradora que pueda definitivamente con ellas. ¡¡No te despistes!! Son rápidas y taimadas… Y si como en nuestro caso, tu lechón o lechona acaba de entrar en plena fase de gateo y no quieres que se conviertan en su nuevo aperitivo involuntario… ¡¡¡deberás enfrentarte seriamente a ellas!!! ¡¡Hay que combatirlas allá donde se encuentren!!
No nos queda otra, ¿verdad…?
(PD: estooooo… ¿Alguna estrategia milagrosa -más allá de la obvia-, para mantener el suelo medianamente limpio? Y… ¿alguien sabe por ahí si las pelusas tienen proteínas, o algo…? Es un por si acaso, vaya…)
11 mayo, 2014 en 10:16
Que bueno!,
Nos parecemos bastante en eso de dejar llevar la imaginación y acabar con ocurrencias como esta tuya de las pelusas 😀 Ya te tengo en mis rss para no perderme las siguientes.
Un saludo, Mrs. P.
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12 mayo, 2014 en 09:16
¡¡¡UAuhhhhh!!! ¡¡¡Hola!!! ¡¡¡Qué honor, leeros por aquí!!! 🙂
Os vengo leyendo desde hace algunos meses, desde que cierta endorfina más salá que las pesetas (que por cierto, me dijo que vivís bien cerca, ¿no…? ¡Qué bueno!) me recomendó muy mucho vuestro blog. ¡Muy grande! Ya soy seguidor, y os tengo en mis «visitas recomendadas». ¡Qué buen rollo leer sobre vuestra familia…!
Y desde luego… ¿qué sería de este mundo sin una pizca de imaginación, verdad? ¡Estaríamos perdidos! (Aunque lo de las pelusas no es ficción, maja… que juro que una vez una cabreada que briseaba a la deriva por el pasillo cual rulo del desierto de Almería, casi me muerde en un tobillo porque por poco no la piso. ¡¡Hay que barrer, hay que barrer… y andarse con ojo, porque acechan!!)
¡Un placer enorme tenerte por aquí!
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6 mayo, 2014 en 10:41
Que gran imaginación tienes, ja ja ja lo que me rio como narras el tema y los dibujos son impresionantes y las viñetas, bueno ya sabes que las pelusas entran por todas partes por que están en el aire que respiramos, pon una media en el cepillo y pasalo por el suelo sin levantarlo, el tejido de las medias atrapa al ejercito entero aparte de haber pasado antes la aspiradora, vi a tu lechona en videos y está para comersela entera, dale muchos besos, y otro para los papás.Tu tia la del pueblo
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12 mayo, 2014 en 08:59
¡¡¡Hola tíaaaa…!!! ¿Cómo vais…?
La verdad que lo de las pelusas es algo para hacérselo mirar. Cuando enganché a la nena con las manos en la masa en un momento de descuido, a punto de meterse un pelusón de debajo del sofá en «toa» la boca… ¡vi el percal, clarito, clarito! ¡Qué peligro! Y es que es una pasada lo que se acumula por casa en un visto y no visto…
¡Prometemos ir a veros! Y tus besos se los doy, todos, todos… ¡y más!
¡Más para ti!
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